martes, 17 de mayo de 2011

Capitulo 7: Pelea

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No me acerque completamente a él, me quede como a diez metros de distancia y lo llame con la mirada. Ni de chiste me acercaría a esa bola de pervertidos que no dejaban de mirarme las piernas y los pechos.
    Se puso delante mío.
---Dame mis zapatos ya—susurre irritada.
--- ¿Qué pasa?—me pregunto inocente.
--- ¿Cómo me preguntas que pasa?—ahora murmuraba—Que me salí de clases y tus amigos no dejan de verme, ¿te parece poco?
---Los regañare después—me agarro el brazo y nos metimos dentro de las instalaciones donde no había gente—Y no actúes como si nunca te salieras de clases.
   Reí bajo.
---Si, me salgo de las clases no del edificio, así que dame los zapatos por favor.
    Me los entrego sin vacilar pero un poco decepcionado.
---Gracias, ahora me tengo que ir—dije mientras veía como muchas muchachas nos veían con incredulidad.
--- ¿Qué? ¿Ni siquiera un beso de despedida?—dijo divertido pero a la vez serio.
   Me le quede viendo cuatro segundos.
---Bien sabes que no estaba en mis cinco sentidos, Sergio. Sabes que fueron los diez segundos más erróneos del año.
---Pero no tienes ni una idea de cómo disfrute esos diez segundo—susurro mientras se acercaba a mí.
---Sergio, no hagas est…
    Ni siquiera me dejo terminar la frase, ni siquiera me dio tiempo de hacerme para atrás. Sus labios se unieron con los míos mientras yo no podía hacer nada, o mejor dicho mientras el no me dejaba hacer nada.  Su mano rápida se acomodo en mi cintura haciendo que no pudiera moverme, era demasiado fuerte.
    Pero me moví con la fuerza suficiente, haciendo que al menos nuestros labios se separaran y aproveche eso y lo empuje lo más que pude y le di la mejor cachetada posible. Me fui caminando rápido pero no corriendo, no le tenía miedo y comoquiera él se quedo quieto. Salí de las instalaciones, donde a unos metros me encontré a Samanta con unas amigas. Me vio y parecía que quería hacerme de bronca pero ni siquiera la mira, seguí caminando rápido hasta que salí y ni siquiera me detuve hay. Mantuve mi ritmo hasta llegar al coche donde ya sentada…Digerí todo. Sergio me beso a la fuerza, ¿y si hubiera hecho algo peor que solo besarme?
    Deseche la idea tan rápido como llego. Imposible Sergio jamás llegaría a esos extremos. Pero que digo, según yo hoy en la mañana el no era capaz de ni siquiera tocarme. Y Sebastián bien que me lo advierto.
    Arranque y me di cuenta de la hora. Estaba cinco minutos retrasada y no tenía intenciones de manejar rápido pero de todas formas acelere todo lo que pude y sentirme en un lugar conocido y con gente que no me besa a la fuerza.
    Los zapatos de cayeron de lo rápido que iba, me sobresalte. Los había olvidado por completo. Me estacione en el mismo lugar donde estaba, ya nadie estaba fuera pero se escuchaba un gran tumulto cerca de las canchas. Entre despacio todavía algo en shock y una vitrina me sirvió de espejo y me di cuenta de que estaba algo despeinada. Comencé a arreglarme al pelo y en eso vi que se me acercaba Marcelo, uno de los mejores amigos de mi vida. Eso se debía a que era gay y que me caía mejor y me comprendía mejor que las chicas mismas.
---Mujer, te vi salir a escondidas—dijo con su voz chillante— ¿Dónde estabas picarona?—me pregunto riendo.
    Le despeine su pelo negro. Marcelo decía que era la blanca nieves en versión masculina ya que también tenía la piel muy blanca.
---Fui por unos zapatos—era lo único que iba a revelar— ¿Por qué se escucha mucho ruido en el auditorio?
---El director llamo a toda la escuela a una junta o algo así, por eso te estaba esperando.
   Me agarro la mano y me llevo corriendo hacia el auditorio donde ya dentro nos acomodamos en las gradas mas cercas. La preparatoria no era demasiado grande pero tenía fácil más de 850 estudiantes.
    Cada quien estaba en su pequeño mundo ignorando que el director el subdirector, todos los maestros y el entrenador estaban enfrente. El director se acerco al micrófono haciendo un horrible ruido que hizo que todos nos tapáramos los odios.
---Si, chicos presten atención—empezó. El se hecho para atrás y se puso al frente del micrófono el subdirector.
---Todos en esta academia saben que tienen tres clases a la semana de educación física…pero al parecer al gobierno eso se le hace demasiado—entorno los ojos—así que de esta manera será. Tenían una clase de teoría y dos de práctica y se cambiara de la siguiente manera—se acomodo sus lentes y carraspeo—Una de teoría, una de práctica y la tercera clase se cambiara de educación física a valores.
    Todos los estudiantes empezaron a hacer comentarios haciendo que el ruido se hiciera muy fuerte.
--- ¿clase de valores?—Marcelo comento disgustado.
    Sin embargo yo me eche a reír, poniendo mi cabeza sobre su hombro.
--- ¡Silencio!—grito el director por el micrófono. Todos se callaron y el director ocupo el lugar enfrente del micrófono.
---La forma en que esta organizadas las clases no se cambiaran, tendrán los mismos compañeros en las dos materias así no complicarnos tanto. La o el profesor que les toque en la nueva materia se les asignara después, y tendrían un libro de texto que llegara en una semana y solo necesitaran una libreta pequeña, pues no será tanto escrito. Esta clase les servirá para formarse más y que estén más preparados para la vida que les seguirán cuando terminen la preparatoria.
---Aja—dije aburrida.
---La primera clase de la semana que era educación física, será cambiada por la clase de valores, asi que empezaran desde esta semana.
---Y eso es todo muchachos, pueden regresar a sus respectivas clases.
    Todo mundo se paro y se fue yendo, pero Marcelo y yo seguíamos sentados, con mi cabeza en su hombro viendo a la gente pasar.
---A que nos volamos la siguiente clase—me susurro.
    Nadie se dio cuenta de que me salí y más por esta mini conferencia, era como si nunca me hubiera salido y la propuesta de mi amigo era demasiado tentadora.
---Señorita Montes, señor Rodríguez a sus salones—nos dijo el subdirector.
   ¡Adiós a la escapada!
   Rápido nos levantamos, agarramos nuestras mochilas y nos fuimos a nuestras clases.
    A mí me tocaba la clase de deportes los lunes, martes y viernes. “La primera clase de la semana será cambiada por la de valores” hacia dicho el subdirector… y hoy era lunes.
---Me toca la clase de valores—le dije a Marcelo caminando por el pasillo.
   Se empezó a reír de mi.
---No es gracioso—le dije pero yo también estaba riendo y llegue al salón en donde tenía la clase de educación física en teoría ahora valores.
---Suerte, me dices que tal esta.
    Me dio un suave coscorrón y se fue en su andar femenino.
    Entre a la clase, que por cierto ya era tarde y me recibió la maestra Verónica.
---Miren a quien tenemos aquí—me viboreo con tono hipócrita—Señorita Montes—me sonrió.
---Profe—le conteste en el mismo tono.
---Tome asiento—me indico.
    Inmediatamente me fui a sentar en el fondo del salón a la mera orilla pero antes de sentarme Verónica me chiteo.
---No, no te quiero hay. Esta clase es para que todos pongan atención.
   Mire a todas partes.
--- ¿En dónde quiere que me siente?—fruncí el ceño.
---Quiero que te sientes alado de Sebastián—se dirigió a el—Sebastian, eres nuevo y me diste una buena impresión, espero que no cambie; así que de tarea de todos los lunes tendrás que domar a esta chica ¿Entendido? Solo no quiero que te pase lo podrido.
   La maestra me entorno los ojos y yo le sonreí alegremente. Sebastián solo asintió y me volteo a ver con cara de risa.
---Se preguntaran porque los asientos están pegados, si eso solo es en Biología. Les explicare, la clase de valores se quiere que se trabaje en equipo para que así sea mejor el desempeño.
   Hubo un momento de silencio en donde la maestra no supo qué hacer.
--- ¿Saben que son los valores?—empezó.
---Siiiii—cantamos la respuesta.
--- ¿Y cómo son?—la maestra creo que ya se sentía Shakespeare, porque hablaba con un tono como susurrando. Daba risa.
---Aburidoooooooooos—dijo un niño al final de la clase.
    Todos nos reímos.
--- ¡Basta! No estoy aquí para bromear.
---Yo tampoco—dijo el mismo niño, toda la clase volvió a reirá.
---Ya cállese, señor Muñoz o lo saco—suspiro.
---Carolina—me apunto—díganos cuando emprende usted los valores.
---Siempre—le conteste en una sonrisa.
---Dime cual y un ejemplo.
---Paciencia, con usted.
    Toda la clase se echo a reír, la profesora se puse verde.
---Muy graciosa, señorita pero una mas y la mando a que la suspenda.
    Entorne los ojos.
---No podre darles clases hasta que traigan los libros que seguramente será la próxima clase. Quiero de tarea que emprendan los valores con todas las personas, cualquier persona que se cruce en su camino. Los dejare salir temprano, solo lárguense—y se sentó en su silla a sacar unas papas.
    Todos nos salimos gritando y riendo.
    Sebastián y yo nos salimos juntos.
---Agarre tu carro en el descanso, perdóname—le entregue las llaves que él me dejo para que las cuidara.
---Si, te vi que salías corriendo—tomo las llaves—por el coche no te preocupes, solo dime a donde fuiste.
    No sabía si decirle a Sebastián. El me lo había advertido y odiaba que la gente me dijera: “te lo dije”
---Fui a la preparatoria de Sergio, hay me iba a dar mis zapatos.
--- ¿No te los iba a  dar mañana?—me pregunto mientras caminábamos.
---Cambio de planes, pero no solo me los dio.
    Se detuvo.
---No me digas que…--empezó.
    Baje la mirada.
---Me beso a la fuerza—le susurre, avergonzada de los pies a la cabeza.
---Te lo di…
--- ¡Cállate! No digas esa frase, odio que me digan esa frase.
   Volvió a ponerse a mi lado y volvimos a caminar.
---Pues ni modo por que en verdad te lo dije.
    Llegamos a la cafetería y compre unas galletas, abriéndolas el me observaba.
--- ¿Estás bien?—me pregunto con ojo clínico.
    Me asuste. ¿Acaso mi cara estaba pálida? ¿Acaso tenía los ojos pelones del impacto? ¿Acaso seguía en shock?
---Si—murmure.
--- ¿Te sorprendió lo que hizo Sergio?
---En realidad no, no es la primera vez que me besa de sorpresa pero… esta vez fue distinto. No me soltaba, aunque lo empujaba hasta que con fuerza si lo separe de mi. Nunca había hecho eso.





Pasaron cuatro semanas ya. Se habían ido demasiado rápidas. Como todo… triste e estresante.
   Me di cuenta de mucho durante este mes. De dos cosas. La primera era que Sebastián sí que tenía su pegue en la prepa. Todas se le quedaban viendo como estúpidas y el fingía que no veía y más cuando yo estaba cerca porque no paraba de echarle carro. Nuestra amistad de hiso mucho, mucha más fuerte. La confianza crecía cada vez más y más. Éramos más unidos y como no si con cada tontería que decía yo lloraba de pura risa. Y eso de que solo somos amigos ya lo entendía casi todo el mundo. Casi, solo faltaban todas las mujeres que le hacían fila para besarle los pies y toda la fila de muchachos que me hacían para poder patearles el trasero.
   Y la segunda cosa era que Sergio me hablaba todos los días a todas horas para pedirme perdón por lo que hizo. Y con mucha razón tenía que hacerlo pero no creo que lo perdone pronto, soy demasiado orgullosa y eso lo veo como un tremendo defecto. Pero me sirve para que me duelan menos los rechazos que me hacen dentro de mi casa. Llegue a pensar más de una vez perdonarlo seriamente pero era el momento en que aparecían el diablito y el angelito en mis hombros pero solo que el angelito tenía una cinta en la boca y el diablito me impedía hacerlo. 
   Después de cuatro tediosas clases de nuevo me encontraba saboreando unas galletas de avena sola sentada en la cafetería. Hasta que Edith llego a interrumpirme esa paz.
--- ¡Hay una pelea!—llego gritando emocionada junto a mí.
   Abrí los ojos y me encontré con su sonrisa de oreja a oreja.
--- ¿Y porque sonríes? Una pelea es algo malo y la verdad la de las películas está más interesantes.
    Y volví a cerrar los ojos y esperando a que captara mi indirecta de: “prefiero hacer mil lagartijas a que pararme y ver como dos tontos se pelean a lo loco”
--- ¿No me preguntaras quienes son los violentos?—chillo aun mas emocionada.
   Suspire pesadamente.
--- ¿Quiénes son los violentos?—pregunte apáticamente.
    Empezó a reírse, como si hubiera dicho algo muy gracioso. No pude evitar reírme con ella y a la vez verla extraño.
---Ya, enserio dime antes de que pierda el interés.
---Sergio Treviño y Alex Campos.
    Escuche esos nombres y casi y escupo la galleta que me estaba metiendo a la boca.
--- ¡¿Qué?!—me levante y abrir mis ojos más de lo normal.
---Por eso reía y ahora pregúntame por que se pelean
--- ¿PORQUE?—grite histérica.
---Por ti—dijo mas articulando que hablando.
   En ese momento deje todo y salí de la cafetería más que enojada, enojadísima. Hace cuatro semanas cuando paso lo que paso con Treviño, lógico y le dije a Edith. Pero mientras le decía la muy metiche de Adriana escucho todo e hizo lo que toda metiche hizo…contare a medio mundo. Cuando llego a los oídos de Alex el casi le partía la cara, pero por suerte y lo detuve antes de que se convirtiera en asesino.
  Pero… ¡¿Qué fregados hacia Sergio aquí?! ¡¿Por qué fregados se peleaban?!
    Llegue hasta donde estaba donde alrededor de ellos había una bola de gente riendo y apoyando a uno o a otro. Cuando llegue me abrieron paso sin protestar. Me los encontré tirados en el suelo como los animales que son.
--- ¡Que está pasando aquí!
    Las miradas de todos se posaron en mi. Ellos dejaron de golpearse para levantar la cara en dirección mía con furia pero se suavizo en cuando me vieron, hasta que se torno con vergüenza al ver mi rostro más que enojado, enojadísimo.
--- ¡Levántense los dos! ¡AHORA!
    Se levantaron al instante, Sergio tenía el labio hinchado y Alex se agarraba el hombro con expresión de dolor.
---Carolina—empezó Sergio—tiene explicación. Vine a verte porque no me volviste a hablar después de eso. Pero llego y este imbécil se me abalanza encima de mí.
--- ¡No me hablas de esa manera!—le contesto Alex.
--- ¡Te llamo como realmente eres! ¡Eres un salvaje!
    Alex no pudo contenerse más y de nuevo se fue encima del otro y todos volvieron a gritar a que se dieran más fuerte. Me cruce de brazos, tratando de adivinar a qué horas pretendían acabar. Cuando pasaron como diez segundos volví a irritarme y me metí en la pelea.
--- ¡BASTA!—grite interponiéndome entre los dos pero en eso Alex me tira un puñetazo por accidente.
   Todos callaron en ese momento y Alex se paralizo al ver lo que hizo. Lose, fue estúpido de mi parte haberme puesto en medio de esos dos salvajes pero jamás creí que pasaría esto. No sé que me dolió mas, si el golpe o que me lo haya dado el.
---Caro, perdo…Caro—tartamudeaba mientras se acercaba y yo daba un paso atrás.
--- ¡idiota! ¡La golpeaste!—dijo una voz enojada que se abría paso entre la multitud para llegar y empezar una nueva pelea.
     Sebastián enojado golpeaba a Alex. Sergio y el estaban en shock total. Las miradas se dividían, la mitad me miraba a mí que mantenía mi mano en mi mejilla y mirándolos como si quisiera matarlos a los tres, y los otros veían la pelea de nuevo pero esta vez mas incrédulos y divertidos.
    Edith se acerco a mí y me quito la mano de la mejilla viendo como mi cachete estaba rojo.
--- ¿Estás bien?—me pregunto preocupada.
    No paraba de observar a esos tres, mientras la ira en mi crecía. Tenía que parar esto… ahora.
    Volví a caminar entre ellos, pero esta vez con más cuidado pero sin dejar mantener mi firmeza y agarre a Sergio por el brazo y me lo lleve a las instalaciones donde lo metí a la biblioteca.
    Estaba sola, todos los maestros estaban en un convivio y nos dejaron una hora libre. Esa era la razón por la cual ningún maestro se acerco a detener dicha pelea. El maldito convivio era en el edificio más alejado y la sala de maestros, en la planta más alta.
--- ¡¿Puedo saber qué rayos es lo que acabas de hacer haya afuera?! ¡Tuviste suerte de que ningún maestra te agarrara! ¡¿Pero dime que pretendías, no pudiste haber esperado a que saliera de clases?! ¡Hubieran expulsado a Alex y a Sebastián y de pasada a mi también! ¡¿Eso era lo que querías?! ¡Pudieron haberle hablado a la policía para que te sacaran por haber entrado y por haberte pelado!—le grite y saque todo de un sopetón.
---No, no era eso. Yo venía con la bandera de paz en alto a aclarar todo contigo, ese tal Alex vino a mí y empezó a decirle que no podía ir y besarte sin que tu quisieras—dijo rápido y agitado.
---Pelearte no era lo único, pudiste haberlo ignorado.
---No fíjate, eso no se me ocurrió—me hablo con sarcasmo— ¡Fue lo primero que hice! Pero me seguía insultando y no te encontraba. ¿Qué querías que hiciera? ¿Qué le sonriera?
   Me calle. Lo que decía tenia lógica. No era su culpa, en realidad no sabía a quién culpar. Nadie tenía la culpa en realidad. En realidad era mi culpa y solo mía. Me senté en el suelo, recargándome en la pared. Enterrando mis manos en mí cabello intentando calmarme. Sergio se sentó alado mío.
--- ¿Estás bien? –susurro.
   Suspire varias veces y lo mire a los ojos.
---Sergio, solo viniste a disculparte y yo te disculpo. Pero no puedo olvidar el beso y tampoco esto. Necesito tiempo para digerirlo y no me hablas hasta que yo lo haga, por favor. Que no será en poco tiempo—le susurre.
    El sabía que en lo que decía no había marcha atrás. Abrió la poca para protestar pero yo solo negué con la cabeza antes de que le salieran las palabras. Salió con la cabeza baja y caminando lento. Cuando se fue lo único que pude hacer fue volver a sentarme y volver a enterrar mis dedos sobre mis cabellos. Estuve así un buen de rato y mi mejilla ya me empezaba a doler.
   Abrí los ojos y me encontré con una mano sosteniendo una paleta en mis rodillas, sonreí levemente. Le salía una etiqueta del palito. La etiqueta decía: “Lo siento”
   Levante la mirada y me encontré con los ojos verdes de mi amigo. Me tendió la mano y yo le agarre, me ayudo a levantarme.
---No soporte ver cómo te herían, lo siento—y puso enfrente mío la paleta, sonriéndome.
   En sus ojos encontré un pequeño reposo, no sé qué haría sin mi amigo Sebastián. En vez de agarrar el dulce le di un abrazo de oso.  Cerré los ojos y respire profundo para aspirar su perfume. Me regreso el gesto apretándome.
---Gracias. 

1 comentario:

  1. Está re genial la historia, antes tambien escribia este tipo de historias pero parecía no agradarle a nadie en mi blog así que lo dejé, gran error por que debemos escribir sin importar si les gustará o no a los demás, pero ish tu me entiendes ;/

    Como sea me gustó muchisimo, pasate por el mio cuando puedas y echale una leida a las entrdas más antiguas si puedes :)
    salivitas,
    f
    by the way: te sigo cariño ;)

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