Capitulo 2: Supuesto novio

Ya estaba saliendo de la casa cuando me va diciendo mi hermana, Lorena me llamo. Suspire y me voltee.

--- ¿Qué quieres ahora?—le pregunte bruscamente, mi parte favorita del día era en la que caminaba lejos de esa casa y justo me lo tenía que arruinar.

---Llévame al menos hasta una parada.

    Entorne los ojos. El carro de Lorena estaba en un taller, obviamente el suyo era mejor que el mío; pero para mí el mío era más que perfecto.

---No—dije mientras seguía caminando.

---Te pagare—uso su ultimo y unico recurso.

   Instantáneamente pensé en la blusa que tanto quería de esa tienda que estaba por el estudio. Mierda.

--- ¿Adonde quieres que te lleve?—le pregunte irritada.

---Si quieres a una parada pero si estas de humor a la universidad.

   Ella siempre se comportaba de un humor increíble cuando quería un favor mío.

---Solo lo hago porque todavía es muy temprano—le dije sin voltearla a ver—Y quiero mi dinero.

    Me subí a mi coche. Una chevrolet geo tracker negra que amaba; y encendí el motor. Lorena subió y prendió la radio.

---Ahora—ordene. Con cara de fastidio, saco de su bolsa su cartera y me entrego un billete de cien pesos. No quite la mano. Y Después de unos segundos suspiro fastidiada y me entrego otro billete de cien y otro de cincuenta—Mucho mejor.

    La mejor parte de todo el viaje es ver su cara recorriendo mi carro. Lleno de calcomanías por dentro de grupos, y frases de poemas o canciones con un sentimiento dentro y su cara de horror cuando vio que pisaba un cigarro que estaba dentro del coche. No fumaba, pero conocía a muchas personas que si lo hacían.  Lo que no tenia precio fue cuando encendí el reproductor y sonó mi música que ella despreciaba.

    Pasamos por varias paradas de autobuses y ella ni las volteaba a ver; según ella era tan delicada que nunca se iba a subir a un camión. Pensé en dejarla hay por un segundo pero mejor la hare caminar.

---Llegamos, se dice gracias, te bajas del coche y espero y mañana ya este el tuyo porque ni de chiste y con todo el dinero que te den tus papis me convencerá de que te vuelvas a subir a mi carro.

--- ¿Pero que es aquí?—pregunto ella.

   Reí.

---No es una parada de autobuses pero como es muy temprano para ti y muy tarde para mí, puedes caminar las tres cuadras que faltan—le sonreí.

---Eres terrible—me volteo los ojos en forma de burla.

    Se salió del coche, se tardo porque traía una falta muy corta. Lorena era tan distinta a mí, solo comparando la ropa.

    Yo traía unos converse con un pantalón rojo de mezclilla y una blusa negra de tirantes con un montón de pulseras negras y vintage y anillos por mis dedos; mientras ella traía una falda con unos tacones, una blusa de tirantes morada, con un chaleco rosa arriba. Su pelo castaño claro pero después de tantos aclaradores casi era rubio le llegaba hasta abajo del hombro.  Yo tenía estilo rockero y vintage y ella unan mala copia de una muñeca brats 

---Me vas a hacer caminar tres cuadras con estos tacones, si, hermanas—bufo.

    En realidad solo eran cinco cuadras.

    Di vuelta y empecé a irme por el camino largo hacia la preparatoria. Entonces mire hacia la parada de autobuses y vi que estaba Sebastian sentado hay. Si pude darle un aventón a mi hermana porque no a él. Volví a dar vuelta, por suerte la calle estaba muy tranquila y pude dar todas la vueltas que pude y me estacione enfrente de el.

--- ¿Carolina?—me miro sorprendido.

---Sube—le anime.

    Todos las personas nos estaban mirando.

    El solo me sonrió y abrió la puerta.

---Hola—le dije.

--- ¿Qué haces por aquí?

---Fui a dejar a mi hermana por aquí y te vi; así que dime a donde vamos, yo te llevo

---Pues es mi primer día de escuela, como veras.

---Lo supuse, está bien ¿en qué preparatoria estas?

    Me dijo en donde quedaba y cual era.

---Vaya, pues yo también voy hay—dije con tono de sarcástico alegre y divertido a la vez.

--- ¿Enserio?

   Asentí, encendí el motor y nos pusimos en camino. Estuvimos unos minutos en silencio hasta que el hablo.

---Y ¿es tu carro o te lo prestaron tus padres?

---Es mío, y a mucha honra—dije con una sonrisa de oreja a oreja.

   Dio un vistazo atrás donde no tenía nada más que la mochila.

---Esta grande; vaya felicidades entonces—dijo con tono burlón--¿Regalo?

---Gracias—dije en el mismo tono—Y si; de cumpleaños a los 16. Levo poco con él.

    Llegamos más pronto de lo que esperaba. Estacione el coche y el solo miro el gran edificio.

---No es tan difícil, son muy buenos aquí—trate de consolar o lo que sea.

   Bufo.

--- ¿Ya es tarde, no?—pregunto sin dejar de ver por la ventana.

---Tarde para ti, los nuevos deben presentarse en la oficina, ay te darán tú horario y todo eso.

    Agarre mi mochila desgastada y salimos del coche. Ya estaba muy lleno pues ya era tarde. Pase alado de Sebastián que estaba contemplando todo. Estaba tranquilo, lo veía pero no pensaba en dejarlo solo hasta que se calmara de verdad.

---Vamos, nadie de aquí muerde.

    Caminamos hacia la puerta, ay había muchos amigos míos y uno que otro ya me había dicho que sentían algo por mí. Yo los rechace obviamente pero no pude evitar ver en la forma en que veía a Sebastián luego a mí. Hoy iba a dar muchas pero muchas explicaciones.

--- ¿En dónde está la oficina?—dijo.

    Agarre a Santiago ligeramente del codo y lo guie por el pasillo. Solo pude ver como Alex abría mucho los ojos al verme. Entramos a la oficina donde Sebastián camino a la recepción y yo me senté en una de las sillas de ahí.

    Alex entro a la recepción conmigo.

--- ¿Quién es ese? Tu novio o que.

    Entorne los ojos.

---Claro que no es mi nuevo vecino y también viene aquí; lo conozco desde la primaria.

   Pude ver el alivio en los ojos del Alex. Alex era un muy amigo que mío que siempre me celaba, hasta que un día me pidió que fuéramos novios y cuando lo rechace nuestra amistad ya no fue la misma.

---Además—dije alterada pero en murmullos—yo no debo darte ninguna explicación, no seas metiche y salte que no quiero sentir aguantándote si estas en ese plan.

    Me hico mala cara y se largo. Sebastián seguía hablando con la secretaria. Después de un rato se vino a sentar alado mío.

--- ¿Quién era ese muchacho? Parecían molestos.

---Un idiota; y si estábamos algo molestos.

    El rio por mi cara y mi tono.

--- ¿Qué clases tienes? Tal vez y tienes una conmigo—le sonreí para calmar las cosas.

    Reviso su hoja de horario.

---Tengo historia a primera hora y después física.

---Uuuh, no tengo ese horario. Haber déjame verlo.

   Me entrego el papel. Empecé a observar pero ninguna se me hacia familiar, pero solo compartíamos una.

---Educación Física—murmure.

--- ¿Enserio?  

    Y toco la campana. La verdad es que no quiera ir a clases.

--- ¿Quieres que te acompañe a tu clase?—no quería llegar todavía llegar al salón.

---Yo lo puedo encontrar solo; no quiero causarte más problemas

--- ¿Causarme más problemas?—enfatice la palabra.

---Si, con tus amigos—dijo él con tono sorprendido.

    ¿Por qué sorprendido?

--- ¿Cuáles amigos?—pregunte realmente confundida.

---Bueno, tal vez “amigos” esta equivocados; mejor dicho pretendientes.

    Abrí los ojos por pura confusión y sorpresa.

--- ¿Pretendientes? ¿Cuáles pretendientes?

---Ay, Caro. ¿No te has dado cuenta? Nos veían horrible; mejor dicho a mí—me dedico una mirada picarona.

---Mira, no hay ningún pretendiente, no hay problemas ni amigos de los que me tenga que preocupar—dije mientras me levantaba y lo levantaba a el también—Y vamos rápido porque no llegaras a tu primera clase tarde.

    Al salir de la oficina, Alex estaba alado de la puerta. Entorne los ojos, no le iba a dirigir la palabra. Voltee a ver a Sebastián y el tenia la cara pensativa y se le estaba escapando una sonrisa traviesa. Seguimos el camino y Alex se quedo atrás. Solo sentía su mirada atrás de mí.

    Cuando cruzamos el pasillo y lo perdimos de vista, Sebastián hablo.

---Te dije que no te quería causar más problemas. Menos con tu novio.

    Solté una risotada.  

---Yo no soy idiota.

--- ¿Qué quiere decir eso?—pregunto confundido.

---Que yo si se elegir chicos y ese que estaba ahí seria el último en la lista.

   Señale el salón donde le tocaba historia. Me despidió con la mano y entro mientras yo seguí mi camino. Sabía que Alex muy pronto me hablaría. Entre a la clase.

---De nuevo tarde, señorita Montalvo—dijo la profesora Verónica. Una mujer alta pelirroja y algo llenita. De pésimo carácter y que aparte me detestaba. Como la mayoría de los maestros.

---Lo siento, señorita—dije mientras caminaba a mi asiento.

---Ni se te ocurra sentarte—me detuve y me voltee lentamente. Edith estaba a punto de estallar de la risa— ¿Tienes comprobante de por qué llegaste tarde?

---No—le conteste de inmediato.

---Entonces regrésate por donde viniste—me ordeno con su voz de bruja.

---Como quiera—murmure de camino a la puerta.

--- ¿Qué me dijo, señorita Montalvo?—pregunto ella. Oh oh, está de vuelta.

---Que no le dije—dije pero un poco más alto.

    Solo dije eso y todos empezaron a reírse por la cara de la maestra pero no me detuve a ver eso; yo ya estaba afuera. Camine hacia la puerta, pensando en comprarme unas papas y algo más.

    Solo había un problema: Alex.

    ¡Dios que desesperación! Ese muchacho llega un punto en que quiero darle una buena cachetada y darle a entender que solo somos amigos y hasta ahí.

    Me asome al gran pasillo y vi que estaba despejado. Suspire de puro alivio y comencé a caminar a mi destino. Había una tienda afuera de la escuela donde todos iban a comprar hay. Aparte de que estaba muy surtida.

--- ¡Caro! ¡Carolina!

    No, no, no, no, ¡Dios mío! Que hice en mi otra vida para merecerme esto. No puedes quitármelo de encima tú. Creo que lo harías con más amabilidad que yo.

    Me volví a voltear.

---Ahora que Alex—le dije de manera brava.

---Tranquila—se me fue acercando.

---No, no te me acerques. Estoy muy molesta contigo.

    No quería discutir en este momento entonces solo seguí mi camino.

--- ¿Por qué?

---Ha todavía tienes el descaro de preguntarme por qué—yo seguía caminando. Ya había salido de las instalaciones.

---Sí.

---Que me preguntaras de esa manera sobre Sebastián, que estuvieras hay cuando salimos. Tú tienes que entender que tu y yo no somos más que amigos—como él seguía persiguiéndome me voltee rápido y él se detuvo sorprendido. Me acerque a él y lo mire a los ojos—Si me vuelves a hacer otra escenita de celos como esa te juro que no vivirás para contarlo.

    Por supuesto que él no tomaba en cuenta que hablaba. Me miraba  a los ojos de manera extraña. Nunca había estado tan cerca de él y se veía que le fascinaba. Me quede viendo sus ojos color negro.

     Alex en si era guapo. Tenía la piel más morena que aperlada y el pelo cortó color negro. Me acerque aun mas y él se acerco a mí hasta que nuestras bocas quedaron muy cerca. Le sonreí picarona.

--- ¿Entendiste?—le dije amable pero con tono hipócrita.

    El asintió y se acerco aun más pero yo le volví a sonreír y me aleje deprisa volviendo a caminar rápido hacia la tienda. El, cómo no se cansaba me volvió a seguir pero yo corrí y entre a la tienda. Después de unos minutos de estar ahí dentro ya no lo volví a ver. Al fin.

     Iba a ir a mi clase de Física donde peor me iba. Realmente se que no fui hecha para la Física. Me fui a sentar a mi lugar, el salón estaba casi lleno. En eso se me acerca Rodrigo.

---Como estas, mi Caro.

---Tu Caro—reí, el realmente me caía bien—está muy bien.

---Pues quien no estaría realmente bien al estrenar nuevo novio y además frente a todos. Apenas ese va entrando y ya es más conocido que ni que.

---Ese—enfatice la palabra—tiene su nombre.

    De pronto se me borro la sonrisa. Alfredo y Oscar se acercaron también. 

--- Y, ¿Cómo se llama?—pregunto curioso Oscar.

---Por qué no vas y se lo preguntas tu—le dije en broma.  

---Aguas, aguas—dijo atacado de la risa Alfredo—ya se está enojando y la princesita enojada no nos conviene.

   Le voltee la cara a Alfredo.

--- ¿Y es tu novio?—insistió Rodrigo.

---No—dijo con voz fuerte—Ya vayan a contar el chisme por todas partes, que no es mi novio.

---Así que todavía tenemos el camino libre—bromeo Oscar.

    Y no pude más; agarre mi mochila y me levante. No iba a irme de la clase porque de por si me iba mal. Había un asiento desocupado enfrente de la clase.

     Alfredo me agarro el brazo.

---Suéltame, me voy a un lugar donde no escuche chismes.

---Pero si tú sabes que bromeamos—dijo rápidamente Alfredo.

---Déjenla, no te humilles, Alfredo—dijo Adriana. Una muchacha que me odiaba por que según ella yo perseguía a Alfredo y él le gustaba a ella.

---Obedece a tu novia—le dije, a Alfredo le caía mal Adriana y el hecho de gustarle no le agradaba.

    Todo el salón estaba al pendiente de la pequeña pelea que teníamos.

---Esta bien. Pero regrésate a tu lugar, ya no decimos nada—me soltó.

    Voltee a ver a Adriana y le dije en tono agradecida pero bromista a la vez.

---Gracias—la cara de la tipa se puse verde.

     Me volví y me senté en mi lugar e inmediatamente llega la maestra y empezó la clase. Ellos ya no me dijeron nada pero todavía faltaba que otras trece mil personas me preguntaran sobre él.

    Edith y yo hablábamos sentadas en el pasillo en la hora del descanso. Ni ella ni yo teníamos hambre entonces nos quedamos adentro mientras todos estaban afuera.  

---Me preguntaron unos diez a mi si eran algo—comenzó.

---Yo hasta me pelee con Alfredo y toda la cosa—me reí recordando—hasta la pesada de Adriana se metió. Hubieras estado hay.

---Esa nomas no da una.

---Es solo que se me cae la cara de vergüenza con Sebastián. Lo que le pude haber hecho pasar y todo por mi culpa.

---No, Caro. La culpa no la tienes tú. La culpa la tienen toda esa bola de chismosos.

    Edith se empezó a acomodar su pelo su pelo color amarillo dorado que lo tenía hasta abajo del hombro.

---Pero…

--- ¿Pero qué?—pregunte yo.

---No son nada, ¿verdad?

    Le puse una cara de sorpresa.

---Edith, como se te ocurre…

---Lo siento, lo siento, es solo que tanto chisme debe ser por algo.

    Me reí con ella y le di un ligero coscorrón, nos levantamos y nos fuimos.