lunes, 28 de noviembre de 2011

Capitulo 15: ¿Jugamos?

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-- ¡Lánzala!
   Con toda mi fuerza cargué mi pesada mochila y la lance hacia el otro lado de la pared. Escuche como Alex la atrapo junto con un “auch” de su parte.
--- ¿Qué traes cargando? ¿Piedras?
  Bufe
--No, lo contrario a ti traigo todos mil libros para clase a la que ya se me está haciendo tarde—hablaba entrecortadamente mientras escalaba a duras penas la reja de cuadros. Nunca había agradecido tanto que fuera de cuadros.
  Si, se me había echo tarde… tan tarde que tenía que pasar por atrás de la escuela porque ni de chiste me dejarían pasar por la puerta principal. Ya era jueves. Traducido: ya había pasado una semana desde que Martin me conto la verdad sobre mi Roberto. Y a un día para una semana de que me encontré con Sandoval, me dispararon—que ya estaba casi sano y ya no me dolía—y le conté todo mi pasado a Sebastián, llorando. Le había echo prometer que nunca dijera a nadie nada acerca mío ya que era muy desconfiada y a nadie le había contado eso.
   Regresando al tema de la escuela, que mi estúpido despertador se quedo sin baterías… ya me había perdido la primera hora de clases y le pedí a Alex que me ayudara a pasar porque regularmente el siempre se pierde todas las horas.
--- ¡Ya llegaste a la punta, ahora solo salta!
--- ¿Estas consciente de lo que me dices?
--- ¡Solo salta!
--Ni de broma.
--Te atrapare
   Gran consuelo… pero el único que me queda
--- ¿Estás seguro?
--Peso el doble que tu, no hay problema.
--- ¿A la de tres?
--Tonterías, solo salta.
  Cerré los ojos, la altura no era tanta pero de todas formas había altura. No éramos muy amigas. Me deje ir no sin antes mentalmente contar tres y solo sentí el revoloteo de mi estomago y los brazos de Alex atraparme.
   Lentamente abrí los ojos—después de comprobar si seguía viva—para encontrarme a Alex demasiado cerca. Demasiado, demasiado cerca para mi gusto.
   Carraspee incomoda y me enderece, quitando sus brazos de mi cuerpo.
--Muchas gracias, ahora vamos a clases.
--Faltan 10 minutos paraqué toque el timbre. La segunda clase si la tomaras.
--Bien, vamos a la cafetería. Me muro de hambre.
  Ya en la cafetería empezamos a hablar de cosas sin sentido. Me compro—me negué claro pero me gano—un pastelito porque le dije que no había desayunado ni tampoco cenado.
   Se sentó a mi lado y entre los dos devoramos el pastelito que no estaba tan chiquito…
--- ¿Carolina?
--Que pasa—yo seguía lambiendo el tenedor
--- ¿Qué harás hoy?
   Deje el tenedor ya limpio en el recipiente de plástico. Se me había olvidado que día de la semana era y como era Alex en este preciso día. ¡Maldita sea!
--- ¿Hoy es viernes verdad?--de verdad creía que era jueves. 
--Si
   Me quede pensando.
--Tengo que trabajar, salgo hasta tarde.
--- ¿Qué tan tarde?
--Eeemm… hasta que cierren; a las diez.
  Se quedo viendo el suelo.
--Podría ser el sábado—trate de arreglarlo.
   Levanto el rostro iluminado. Yo merecía una patada en el estomago y lo que le sigue.
--- ¿Eso es una cita?
--De amigos—aclare.
  No lucio muy conforme pero amenos eso… estaba conforme.






Viernes en la noche y yo… trabajando. No había mucha gente pues era viernes en la noche y yo… trabajando. Que estrés.
   Edith me había invitado a un antro fresa de ricos, Alex a una “cita” de amigos claro, Sebastián a otra fiesta loca y yo… trabajando. Genial.
   Esta semana me había tocado la sección de libros, una vez al mes me tocaba trabajar en viernes en la sección de libros. Era un poco mejor porque no tenía que estar picándole a una computadora.
--Señorita, no puedo encontrar un libro.
  Me encontraba agachada acomodando en una pila unos libros de literatura del siglo antepasado. Me levante, pero sin ver a la persona que me hablaba.
--Sígame.
   Me encamine a la computadora que busca y encuentra libros. Solo sentí que me seguía. Era un hombre, su voz era demasiado gruesa.
--- ¿Cómo se llama el libro?
--Como pedirle a una hermosa joven a salir y no morir en el intento.
  Levante una ceja y lento gire mi cabeza. Ge-nial
--- ¿Te acuerdas de mí?
   Me costó un segundo asimilar la escena.
--Como no acordarme de ti. ¿Lucas, verdad?
--Lo tomare como un cumplido.
--Dalo por hecho.
   Y de nuevo, coqueteaba sin razón y sin querer con este guapísimo muchacho.
--Entonces, ¿Qué?
-- ¿Qué de qué?
-- ¿Aceptas?
  Reí entre dientes.
--No sé si lo notaste pero… estoy trabajando.
--No trabajaras para siempre, ¿oh si?
--No
-- ¿A qué horas sales?
-- ¿Qué horas son?
   Lucas saco de su bolsillo un iPhone, el más nuevo. Este aparte era rico, de seguro.
--Las 9:30
--En media hora, si para esa hora no consigues a alguien más, acepto.
--No conseguiré a alguien más porque me quedare aquí hasta que salgas.
  Volví a levantar una ceja y riendo entre dientes me fui a terminar de acomodar libros.





--Ya me voy Paco ¿o quieres que cierre?
   Todo mundo, nada mas el reloj marco las 10 ya estaban fuera de la tienda. Solo quedábamos Paco, yo y… Lucas. No se había ido había cumplido lo que dijo.
--No, yo cierro todo. Me faltan cosas por hacer y creo que me voy a tardar.
--Buenas noches, entonces—me despedí.
   Agarre mi bolsa y me encamine hacia la salida. Lucas estaba afuera y cuando salí me sonrió de oreja a oreja. No puedo evitar corresponderle.
--- ¿A dónde quieres que te lleve?
--Por lo pronto a mi casa
   La sonrisa perfecta que tenía se desvaneció en ese momento.
--Aceptaste en salir conmigo—dijo confundido
-- ¿Crees que voy a salir con este horrible atuendo?
   La blusa amarilla y los pantalones negros no eran mi mejor atuendo.
   Su rostro se relajo y su sonrisa volvió.
-- ¿Nos iremos de nuevo en moto?
--No, para impresionar a una chica no traigo mi moto.
--Ah mira qué bonito pero… me gustan los chicos en moto.
   Empezamos a caminar hacia los autos.
--A la próxima lo recordare y vendré con ella.
-- ¿La próxima vez?—repetí incrédula.
   Sonó una alarma y un BMW z4 gris sonó a la alarma. Me quede con la boca abierta y el viendo orgulloso de su carro, mi reacción.
--- ¿Eso es tuyo?
--El, por favor.
   Reí fuerte.
--- ¿Dónde vives?
---Yo te digo en el camino.



Llegue a mi armario con la intención de ponerme lo más provocativo que tenia pero…no. No era de esas chicas, gracias a Dios. Yo les llamo Samantas.
   Me solté el pelo y por suerte después de tenerlo tanto tiempo recogido mis pequeños rizos se veían bellos y largos. Me los deje así.
   Por ser mujer tenía la virtud de arreglarme bien y tardar horas y arreglarme más que bien en cinco minutos. Dijo que me iba a llevar a un bar o a un pub así que elegí algo informal pero bien: Una blusa negra que me resbalaba por un hombro, una falda de mezclilla y unos zapatos altos de tacones también negros. Me veía un poco pálida así que me aplique rubor y solo me puse delineador arriba de los ojos y más rímel del que ya tenía. Tenía un labial espectacular que te daba un toque rosa natural que a la vez actuaba como gloss y te daba brillo.
   Perfume, accesorios, una vista rápida al espejo y estaba más que lista.
  En la casa obviamente no había absolutamente. Sara se iba de casino, Ignacio la verdad no sabría decir y Lorena de antro o haciendo bebes en algún casa de algún muchacho. Apague todas las luces y me encamina hacia Lucas que tenía un cigarro en la mano. Llegue a su lado, se lo quite para pisarlo.
--Vámonos ya—le sonreí.
   Se ataco de la risa y me agarro la mano para darme una lenta vuelta. Pude sentir sus ojos en mi trasero.
--Te ves preciosa.
--Gracias—me sonroje.
   Me abrió la puerta de su magnífico coche y no pude sentirme alagada. Nadie me había tratado así.
  Dio la vuelta por detrás y entro al coche. Cuando lo encendió no se pareció para nada a mi viejo pero amado coche negro estacionado en la cochera.
--- ¿Ese es tu coche?—pregunto al arrancar.
--Si, el que parece camioneta pero más chiquita negra.
--Bueno, yo hablaba de ese Beatle pero—rio entre dientes—está igual de...
--Si no te gusta no tienes porque fingir que sí.
   Suspiro.
--- ¿Cómo lo supiste?
   Me encogí de hombros
--Tienes una nada llamativa moto y un carro nada llamativo también—use mi sarcasmo—las cosas con ruedas entre más nuevas, mejor. Se te ve en la cara.
--Adivina, anotado.
  Bufe
--Entonces, te gustan las cosas viejas.
--- ¿Cómo supiste?—use sus mismas palabras y su mismo tono.
--Tienes una vieja camioneta y se te cayo eso—señalo al cajón enfrente de mi asiento. Lo abrí y me encontré con mi libro de orgullo y prejuicio.
--Uno de los mejores clásicos de la literatura inglesa, al menos para mí.
--También para mi—lo puse devuelta en el compartimiento y lo cerré— Después me lo regresas.
  Ese libro ya lo había leído tres millones de veces y contando. Me lo sabía de completa memoria pero nunca me cansaba de leer sobre el amor de  Elizabeth Bennet y Mr. Darcy
--Adivina y con espíritu viejo, anotado.
  Volví a bufar.
--- ¿A dónde me llevaras?—cambie un poco de tema.
--Digamos que quiero conservarlo como sorpresa.
--Anota otra cosa, odio las sorpresas. Bueno, solo las desagradables.
--Esta no es desagradable—sonrió.
--Mientras no sepa que es entra en la categoría de “mala”
   Se rio al ver la cara que puse.
   Llegamos a un restaurante lujoso en la parte sur de la ciudad. Toda la parte sur de la ciudad era territorio de los Ricky Ricones. Obviamente que ya había venido a esta parte de la ciudad por fiestas de Edith y otros ricachones de la escuela y por mis padres pero yo sola no venia. Mi parte de la ciudad era los barrios: el norte. Yo era la única persona de dinero que prefería estar con otros que no tenían el mismo dinero que yo y daba gracias a Dios por eso.    
--Creí que dijiste que me llevarías a un bar o algo así.
--Si, eso dije.
   Levante las cejas como esperando una respuesta más completa o al menos entendible. Llego un muchacho y Lucas apago el coche; bajándose. Hice lo mismo antes de que el llegara a abrirme la puerta. Le entrego las llaves al muchacho llevándoselo y cuando llego a mi lado Lucas se rio de mi.
--- ¿Qué pasa?—pregunte confundida.
--Se supone que tienes que esperarme para que te abra la puerta.
   Entorne los ojos mientras avanzábamos.
--Tengo brazos—le sonreí.
   Y ahora el me entorno los ojos mientras sonreíamos.
--Sr. Gervasi—se nos acerco un señor mayor que ya casi no tenía pelo.
   Me sentí la princesa tercera de Inglaterra en el siglo pasado con tantos lujos y atendimientos. No estaba tan acostumbrada a estos lugares… pero Lucas al parecer sí.
 --Ramiro—le hizo una seña con la cabeza.
   Parece que era un código secreto porque el señor que responde al nombre como Ramiro le contesto la seña y un “Síganme”. No seguí al señor sino más bien a Lucas que se dirigía hacia un elevador un poco apartado del restaurante. Entre confusa en él y más confusa estuve cuando las puertas de este se abrieron ante mis ojos estaba una disco-bar-pub. La música estaba tan alta que me pregunte como no se escuchaba en el piso de arriba.
   Parecia una cajita de vidrio pues absolutamente todo era de espejos. El techo, el suelo—pero que estaba cubierto por un protector de platico arriba para que no se quebrara el suelo—las paredes. Absolutamente todo. Las personas se miraban de clase y finas. Las muchachas mas bellas y los hombres mas guapos y todos bien vestidos.
    Y al mirarlo a él lo único que pude notar fue su sonrisita de arrogancia.
--- ¿Algo mas Sr. Gervasi?
--No, gracias Ramiro.
  Ramiro nos sonrió y al salir nosotros él se fue con su elevador del futuro.
  Nos metimos entre las personas y llegamos al bar donde pidió nos bebidas que en mi vida había escuchado.
--- ¿Por qué…?—no tenias ni idea de cómo preguntar todo esto— ¿Un antro debajo de un restaurante cinco estrellas?
--Muy pocos saben de la existencia de esto, solo los que tiene membrecía de el club “Los cisnes”—hizo unas comillas en el aire.
--- ¿Y porque no está abierto a todo público?
--Digamos que…es algo ilegal.
   Reí fuerte. Las cosas ilegales eran parte de mi vida.
--Debe de ser un chiste.
--Pues no. El gobierno del estado no les dio permisos a los del club pero de todas maneras lo hicieron. Solo entran los de membrecías—repitió.
--- ¿Entonces porque me dejaron pasar?
--Soy importante aquí adentro—me guiño el ojo.  
   El mesero llego con dos vasos grandes con un líquido rojo. Por un momento creí que era un vampiro pero al probarla… ¡ esa cosa sabia horrible!
   Quería escupirla pero era de mala educación.
--- ¿No te gusto?
   Llame al mesero.
--Deme un tequila doble.
   Lucas hizo cara de sorpresa.
  El mesero saco la botella y en vasito de vidrio me lo sirvió. Lo agarre y me lo tome en un trago. El se empezó a reír cuando vio mi cara de “me arde mi garganta”
--Otra, por favor.
-- ¿Quieres emborracharte o qué?
-- ¿Tu no?—levante una ceja.








Claro que no me iba a emborrachar enfrente de una persona que casi no la conocía pero si necesitaba mis dosis de tequilas.
   Bailamos hasta que mis pies se cansaron de traer esos tacones y después de eso hasta que mis pies ya no pudieron y después de eso hasta que mi cuerpo no aguanto. Durante el baile no faltó la miradas de las chicas que me veían con cara de odio al estar pegada a uno de los muchachos más guapos del lugar.
   Cuando decidimos sentarnos, separo unas sillas y yo me fui al baño o como debemos de llamarle “tocador” reí en mi cabeza.
   En frente del espejo me di cuenta de que era un completo desastre. Me puse de nuevo los tacones aunque me dolía hasta el alma pero era parte del show de ser mujer. Me retoque todo el maquillaje y acomode mi pelo en donde debería de estar. Salí con mi sonrisa de dolor escondido y me senté a su lado. Olía maravillosamente bien.
--Te conozco muy poco. Ni siquiera tu nombre completo—hable.
--Lucas Gervasi—me tendió la mano—un placer.
  Reí entre dientes mientras se la estrechaba.
--Carolina Montes.
-- ¿Tu padre no se llama Ignacio Montes?
--Si—conteste confundida— ¿Cómo sabes?
--Nuestros padres hicieron negocios. Ya sabes—entorno los ojos.
  Suspire.
--Supongo.
--Entonces si eres hija de ese hombre ¿porque estás trabajando y porque tienes un carro de los 90’s?
   Volví a suspirar.
--Digamos que—mi problema de no poder abrirme a las personas y crear una barrera sobre ellas y yo se estaba haciendo notar. Sentí la muy profunda necesidad de tener a Sebastián sosteniéndome la mano. Ahora que había sacado todo a flote no sabía cómo volver a guardarlo dentro mío—soy muy independiente, prefiero tener mis propias cosas de mi propio dinero.
--Me gusta eso.
-- ¿Qué edad tienes?
--Adivina—sonrió.
--15—brome.
  Reímos juntos
--Tengo 19. Sé que es de mala educación preguntarle a una dama su edad así que si no quieres decírmela no hay problema…
--- ¿Dama? Cuando tenga 70 años—volví a bromear—tengo 17.
   Se noto un poco sorprendido.
--La verdad creí que tenías al menos unos 18—confeso apenado.
--No eres el primero—lo consolé— ¿Qué estudias? Te imagino estudiando finanzas.
   Rio demasiado fuerte.
--No eres la primera—dijo todavía con una sonrisita.
-- ¿Entonces…?
--Mi padre quería que me convirtiera en empresario como el pero… no te rías—me aviso, negué con la cabeza—adoro la pintura.
   Levante una ceja. No me imaginaba a ese guapísimo hombre manchando sus playeras carísimas de Marc Jacobs con pintura.
--Increíble—fue lo único que pude decir— ¿Y también haces dibujos?
--Si—dijo orgulloso de sí mismo, luego puso cara de apenado.
-- ¿Qué?
--El día que te conocí, mientras terminaba tu turno y yo estaba sentado… hacia un retrato tuyo.
   Tan sorprendida me encontraba que hasta la boca abrí.
--- ¿Enserio?
   Cerró los ojos y rio entre dientes.
--- ¿Por qué?
--Porque… eres hermosa.
   Me reí ante esa posibilidad.
--Gracias pero…--me quede sin palabras.
--Se podría decir que me gustas mucho, demasiado.
   Me sonroje un poco.
--Gracias—dije de nuevo un poco confundida— ¿Y ahora me pedirás que sea tu novia como lo hace los de primaria?
--Solo si me garantizas que aceptarías.
--En la primera cita—reí irónicamente entre dientes.
--Entonces… ¿Si es una cita para ti?—dijo mientras la sonrisa de arrogancia volvía a su rostro perfecto.
--Vas demasiado rápido Luquitas.
--Ya se, juguemos un juego… como lo hacen los novios de primaria.
   Me recargue en el asiento mientras esperaba a que hablara.
--Vamos a jugar a vernos, mensajearnos, llamadas por teléfono, salidas a escondidas y el que se enamore primero pierde.
   Si hubiera tenido bebida en mi boca de seguro y la abría escupido. Empezó a reírme tanto que la panza me dolió y parecía exorcizada.
--- ¿Es enserio?—hable cuando termine de reír.
--Muy enserio—su cara era seria.
  Deje de reírme por completo. Lo tome por un lado irónico.
--Yo no me enamoro por cosas románticas, flores o llamadas a las tres de la mañana.
-- ¿Aceptas o no?
--Debo darte crédito, es una manera muy original de pedirme tiempo juntos—reí entre dientes—acepto.
--Perderás—dijo con su sonrisa arrogante.
-- ¿Quieres apostar?



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Siento haberme ido mucho tiempo pero la inspiracion se me fue completamente y tenia muchas cosas pendientes en los estudios pero prometo no dejarlas tanto tiempo :) 
PD. LES DEJE EL LINK DE LIZZY BENNET Y MR. DARCY EN LA HISTORIA PORSI QIEREN SABER MAS SOBRE LOS PERSONAJES DE ESTA MARAVILLOSA, HERMOSA NOVELA QUE AMO TANTO: ORGULLO Y PREJUICIO. 

4 comentarios:

  1. Me encanto el cap!! No aparecio Sebas en este Cap!! :X
    Pero no confio para nada el lucas!!
    I ♥ Sebas!!
    Espero que publiques PRONTO!!!

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  2. Me encanto! Y mas me gusto Lucas♥ aunque me gustaba Sebastian,pero bueno fijate ;)
    Lo ame,espero el proximo capitulo!

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  3. me encanto!!!!!!!!!
    realmente amo esta mini-novela xD mmm....??? si caro no se enamora por cosas romanticas"como ella dice" entonces de que manera se enamora??
    plis publica pronto
    besos
    cuidate

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