martes, 3 de enero de 2012

Capitulo 16: "NorteSur"

Img_8453_large            Dicen que un minuto se pasa en una hora y una hora en un minuto.
 Siendo honesta yo no entiendo ese dicho y no se si quisiera entenderlo.
Para mí si entiendes eso quiere decir dos cosas:
O estas enamorado y estas con esa persona…
O estas aburrido…
Digamos que ninguna de esas cosas quisiera sentir. Mucho menos la primera.





Desde que salí con Lucas hace ya demasiado tiempo han pasado varias cosas. Las nombrare por orden de llegada.
   Cuando me trajo de regreso a mi casa intento besarme pero yo lo detuve poniendo de excusa que así no iba a lograr ganar el juego. No se vio molesto, todo lo contrario.
   Llegaron las vacaciones y me di cuenta que Diciembre ya estaba aquí y con eso Navidad y Año Nuevo.
  La navidad la pasaba obviamente con mi familia no. Ellos se iban a un casino y desde hace tres años que no los acompaño y parecen no notarlo. Por mi estaba más que perfecto y me la pasaba en casa de Martin con Dona Piedad y Gustavo y toda la familia de Martin que era demasiada y los más divertidos del mundo. Me aceptaban como si fuera parte de la familia y eso me hacia feliz.
   El invierno era mi peor época del año. Adoraba la ropa de invierno pero daría mi vida porque se usara en el verano porque el frio y yo no éramos mejores amigas.
   Y eso damas y caballeros era aparte de lo único, lo más importante. Ya casi era navidad y con ello toda la decoración, los monos de nieve, los pinos y las fotos de Santa Claus.
   Para conmemorar la época del año cuando Sebastián y yo paseábamos por una plaza nos tomamos una foto con el típico Santa Claus sentado en la gran silla roja alado del pino. Sentamos en sus piernas y haciendo caras la fotografía se encontraba en la parte superior de mi espejo de cuerpo completo donde ponía todas las fotos de mis amigos. Cada vez que la veía una risa salía de mi.
   Para Año Nuevo los chicos y yo durante todo el año juntamos dinero para irnos a un lujoso hotel y pasarla hay. Siempre íbamos a un hotel distinto porque no nos soportaban en el mismo dos seguidos. Amo esa época del año pero es un poco dura a la vez porque la pasaba con todos menos con mi familia. Después de tantos años ese dolor ya casi ni lo notaba pero seguía estando ahí y seguía siendo un dolor.
   Cuando llego enero, por primera y única vez en mi vida comencé una lista de lo que quería hacer el año que apenas comenzaba.
   Lo primero era: empezar a ahorrar para mi viaje por el mundo.
   Lo segundo: buscar tener un diploma en baile.
   Lo tercero: Terminar bien mi preparatoria y comenzar a ver opciones para la universidad—que empezaba a final de este nuevo año.
   En los primeros días del año Sandoval fue a visitarme en son de paz y me dijo que por mi valentía me iba a decir exactamente la ciudad donde Roberto de encontraba. Tuve miedo de que fuera solo una mentira y me ilusionara… si lo pensaba era muy buen plan para vengarse de mi sin hacerme daño físico porque el daño emocional era mil veces peor.
   Rio de Janeiro ahora se convertiría en mi ciudad favorita.
   Les dije a todos los chicos y mes y medio después de preparar dinero, coordenadas, teléfonos de conocidos narcotraficantes, pistolas, comida de contrabando y discusiones de quienes irían y quienes no, estábamos listos.
    Obviamente yo tenía que estar en ese viaje pero ellos no me dejaron ir. Hasta que tuvieron que hablarle a Sebastián para convencerme que aparte de que era muy peligrosa la ciudad y las personas con las que hablarían, estaban cosas más importantes como mis calificaciones y babosadas. Sabían perfectamente que el hecho de que la ciudad fuera peligrosa nada me iba a detener porque vivía día a día en el peligro con ellos.
    Ellos ganaron y irían los tres mosqueteros: Martin, Gustavo y Gabriel junto con otros cinco muchachos del barrio.
   El día había llegado y Sebastián me acompaño para que me sintiera mejor pero sé muy bien que Martin le pidió que fuera para que le ayudara a no cometer ninguna estupidez muy propia de mí.
--Me vas a marcar cada vez que sepas algo, por favor.
--Si, te lo prometo.
--Y que pasaría si no lo encuentran.
--No regresare sin el.  
--Déjenme ir, estaré todo el tiempo atrás de ustedes.
--No, ya hemos discutido esto.
--Yo no estoy en discusión.
   Gustavo suspiro. Puso sus dos manos en mis hombros y se acerco de más a mí.
--Iré por mi hermano, lo triare de vuelta para ti, para la abuela y todos nosotros que ya lo extrañamos y necesitamos. Iré yo porque por mi se tuvo que ir—en ese momento yo abrí la boca para corregirlo pero puso un dedo en mi boca—si yo no hubiera pelado todo el tiempo con él, seguiría aquí. No dejare que te pongas en peligro por babosadas mías, ¿entendido?—me abrazo—Te quiero demasiado Carolina, tal vez demasiado mas de lo que debería.
   Lo abrase más fuerte. Me sabía a despedida.
--Tienes miedo de no regresar—no era una pregunta.
   Me miro a los ojos.
--Hare de todo para encontrarlo, si lo hago no creo que simplemente venga con nosotros. Hay muchas personas de por medio y si tengo que quedarme hay en su lugar, lo hare.
   Se me hizo un nudo en la garganta.
--Y si no es así…
   De nuevo puso un dedo en mi boca.
--Hare de todo para traerlo de nuevo a ti y a la abuela.
   Lo volví a abrazar.
--Gracias.
--Cuando quieras preciosa.
   Me despedí de todos y les desee suerte y antes les hice prometer que me informarían de todo. Ir al barrio ya no sería lo mismo sin ellos. Doña Piedad llego con su bastón muy lento. Ella también se despidió de todos, estaba enterada del plan de principio a fin.
   Cuando Doña Piedad comenzó a llorar al verlos partir se me partió el corazón y al abrase. Sebastián solo sostuvo mi mano.
  Más tarde le prepare el desayuno a Doña Piedad y al dormirse ella, me marche.
  Venia en el coche de Sebastián, cayada. Me volvió a sostener la mano durante todo el camino aguantado manejar solo con una mano.
   Se estaciono enfrente de su casa donde Jimena jugaba en el patio con Emma.
   Nos bajamos y Emma noto mi mal estado.
--- ¿Qué te pasa Caro?—se me acerco.
   Me encogí de hombros.
--Unos amigos se fueron de viaje—fue todo lo que dije.
  Emma se voltio confundida con Sebastián, mi explicación no tenía sentido. Mi amigo solo le hizo una mueca y su madre asintió.
--La llevare al “NorteSur”—dijo de pronto Sebastián a Emma.
--- ¿Qué?—casi grite.
   Emma puso cara de sorpresa.
--Quiero que lo conozca, presentárselo.
   Jimena se me acerco y me abrazo. Me concentre en ella y no me di cuenta cuando Sebastián entro a la casa y salió con una mochila.
--Vamos—me sonrió y entro al coche.
   Confundida me despedí de las dos y subí al carro.
--- ¿A dónde vamos? ¿Qué es el norte sur? ¿Quién esta hay?
--Ya veras, es una sorpresa.
   Le hice una mueca.
--Sabes que me estresa no saber las cosas.
  Bufo.
--Claro que lo se—me miro—pero esta sorpresa es agradable, al menos para mí.





Estuvimos jugando todo el viaje y me di cuenta de lo lejos que estábamos de la ciudad. Todas las veces—y eso que fueron muchas—que le preguntaba a dónde íbamos me negaba con la cabeza y sacaba otro tema.
   Hasta que llegamos a una entrada donde había un letrero grande que decía:
  “CEMENERIO: NORTE SUR”
    Me quede sorprendida, ¿cementerio? ¿Qué pretendía Sebastián al traerme a un cementerio? ¿A quien quería presentarme? ¿A un muerto?
   El gran portal se abrió, Sebastián saludo al portero con toda la confianza del mundo. No era la primera vez que venía él.
--Quita esa cara—se rio de mi.
   Nos adentramos, muy, muy muuuuuy adentro de aquel cementerio. Me traía malos recuerdos. La primera y última vez que estuve en un cementerio fue cuando creí enterrar a Roberto. Sin embargo aquel cementerio estaba demasiado cuidado, todo era verde. Se podría decir que hermoso si quitas la parte donde en el césped donde crecían hermosas flores salían lapidas.
   Entre mas avanzábamos las tumbas se hacían mas y mas privadas. Nos estacionamos en una que estaba aun más lejos que las otras.
   Cuando apago el coche no supe que decir. No sabía qué hacer. Bajo del coche y lo seguí, el con su mochila me espero afuera y me agarro la mano.
--Cari, quiero presentarte a mi padre.
   Trague saliva.
---Ah—carraspee— ¿Tu padre?
   Nos acercamos lento, lento por mí claro y llegamos enfrente de la lapida de mármol negro que decía con letras grandes y elegantes y doradas:
    “Aquí se encuentra el cuerpo y alma de Luis Fernando Herrera Salazar; padre, hijo y esposo honorable. 6 de marzo”
No decía año y no le pregunte. Había muchas cosas que quería preguntarle pero tenía miedo de hacerlo. Sentía que si abría mi boca diría algo indebido.
   Sebastián me apretó la mano.
--Mucho gusto—fue lo único que pude decir.
  Se rio, de seguro de mi y se sentó. De su mochila saco dos colchas y las puso juntas, muchas manzanas y una botella entera de tequila con un limón partido. No pude evitar reírme. Y me senté a su lado en la colcha que me había puesto para mí.
--- ¿Vienes aquí seguido?
--Si, a limpiar un poco y platicar con él.
  Sonreí y lo primero que se me ocurrió hacer fue abrir la botella de alcohol y dale un trago.
--- ¿Pero porque me trajiste aquí?
   Suspiro.
--No sé, eres la primera persona y creo que la única que le presento a mi padre desde que murió. Quería presentarle a mi mejor amiga—me sonrió de oreja a oreja—le hubiera gustado que fuéramos amigos. Tu y el eran igualitos.
   Me eche a reír.
--- ¿También era bien parecido y buena onda?—bromee.
--Si, claro—uso sarcasmo.
-- ¿Lo extrañas?
--Demasiado. Recuerdo que siempre fue un padre cariñoso y atento pero cuando se entero de su enfermedad terminal me consintió como loco. Jimena todavía no llegaba así que todo era para mí—sonrió—Llegaba con una nueva sorpresa casi todos los días: juguetes, salidas, balones, crayones. Mi mama hasta llego a regañarlo por chiflarme tanto pero no le hizo caso y siguió dándome cosas a escondidas.
--Yo te conté todo mi pasado y esas cosas, tú también puedes confiar en mí; claro, solo si quieres.
   Agarro una manzana y la mordió muy lentamente hasta que la trago y suspiro.
--No hay mucho que contar.
-- ¿Por qué no pusieron año en la lapida?
--No sabemos, unos días antes de morir pidió que no pusiéramos años. Solo cumplimos órdenes.
-- ¿Por qué esta aquí enterrado? ¿Si murió en la capital?
--Mi papa nació en la capital, sí; pero cuando tenía 19 se mudo aquí en busca de una vida mejor y esas cosas y se quedo a vivir. A los veinte fue cuando vio por primera vez a mi mama y según como me dijo, se enamoro perdidamente de ella en cuanto la vio—me miro a los ojos—Carolina, ¿crees en el amor a primera vista?
   Bufe.
--En realidad, si…pero—levante un dedo—eso se me hace un poco superficial.
--Explícate—dijo confundido.
--Nunca me he enamorado entonces no sé cómo funciona eso pero según tengo entendido a mi me gustaría enamorarme de los sentimientos de la persona no de su físico.
--Sigo sin entender.
   Suspire
--Cuando tu vez a alguien y te enamoras de esta a primera vista, ¿de quién te estás enamorando? ¿De su físico o sus sentimientos? Porque si es amor a PRIMERA—enfatice la palabra—vista significa obviamente que no conoce a la persona. Entonces te estás enamorando del físico no del corazón o sentimientos, lo que sea.
   Rio entre dientes.
--Tienes algo de razón.
--Tengo toda la razón—dije arrogante mientras mordía mi manzana—termíname de contar.
   Carraspeo.
--No solo nos dijo sobre el año de la lapida sino que quería ser enterrado aquí porque aparte de enamorarse de mi mama también lo hizo de la ciudad.
--Debió de ser el mejor padre del mundo, por como hablas de el—dije mientras me acostaba en mi manta y miraba al cielo.
   Hizo lo mismo que yo a mi lado y rozábamos manos, hasta que yo me acabe mi manzana y agarre su mano entrelazando los dedos.
--Mi mayor miedo es decir adiós.
-- ¿Qué?—lo mire frunciendo el ceño.
--Mi padre nunca decía “adiós” a las personas, siempre era un “hasta luego” “hasta pronto” “nos vemos”, jamás “adiós”. Yo lo note, y se lo pregunte. Muy a duras penas me contento que para él la palabra adiós significaba que nunca más volverías a ver a esa persona y te estabas despidiendo de ella para siempre.
   No dijo nada, de seguro estaba recordándolo a él. Se lo que se siente: cuando estas recordando a tu padre sientes ese nudo en la garganta al recordar su sonrisa o las palabras que te decía. Lo deje pensar y solo apreté su mano cuando apretó la mía primero.
--Lo último que él me dijo fue:
   “Te amo demasiado hijo, desde ahora tu serás el hombre de la casa. Cuida mucho a tu madre y a tu pequeña hermana. Siempre estaré contigo—me limpio la lagrima que se me salió—Adiós, Sebastián”
   “Jamás volví a decir adiós a una persona. Solo si se que nunca más la volveré a ver”
    Volvió a guardar silencio. Lo volta a ver para encontrarme son un Sebastián con los ojos húmedos. Me mordí el labio y me acerque a él poniendo mi cabeza en su pecho y mi mano sobando su estomago en plan de compadecer. 
--Murió minutos después. A los meses lo trajimos aquí a enterrarlo y nos regresamos con la familia.
--¿Por qué decidieron volver?
   Sentí que se enología de hombros.
--Nuevo comienzo, tal vez.
--Lo siento de verdad, lo de tu padre.
  Rio leve.
--Ya paso demasiado, pero gracias comoquiera.





Comenzó a hacerse de noche.
 Dejamos los tristes recuerdos aun lado y comenzamos a hablar de cosas más interesantes.
--- ¿Tu mayor sueño?—dijo el
--Viajar por el mundo—conteste— ¿Tu mayor prioridad?
 --Tener una familia. ¿Tú no?
--He estado 17 años sin una familia de verdad, al pensar en tener una me da algo de miedo.  
-- ¿Entonces cuál es tu mayor prioridad?
--Que mis hijos tengan una mejor vida que yo.
--Entonces si quieres una familia.
--Supongo que algún día la tendré.
-- ¿Tu mayor miedo?—pregunto él.
--No es tan impactante como un “adiós”—me encogí de hombros—En realidad no sé. Tengo muchos miedos pero son insignificantes—lo mire—odio las cucarachas.
   Se echo a reír.
--- ¿Tienes más familia aparte de la de tu padre en la capital?
--Mi mama es de España, tengo familia hay.
-- ¿España?—exclame sorprendida.
   Asintió terminando su manzana y tirándola lejos.
--No es grande. Mis abuelos, dos tías, una casada con su familia.
--- ¿Vas mucho a visitarlos?
--Una o dos veces al año. Cuando mucho tres.
--- ¿España es bonito?
--Hermoso, lo que le sigue.
--Siempre he querido visitar Madrid. Está en mi lista de “Lugares a donde visitar por el mundo”
   Rio leve
--- ¿Tienes una lista?
--Por supuesto—sonreí.
--- ¿Y piensas ir sola o con alguien?
--Como caiga.
--Tú sí que piensas en grande.
--No sé si eso fue sarcasmo pero gracias.
  Meneo la cabeza.
--- ¿Y qué hay del amor? ¿Ya te enamoraste de Lucas?
   Bufe.
--Jamás me enamorare de Lucas, ni de nadie más.
--  ¿Por qué?
--El amor no es mi sentimiento preferido.
--Pero tal vez si lo sea, solo que tu no lo sabes.
--Tal vez, pero por ahora que no lo sé; no lo es.
   Rio fuerte.
--Juguemos a las diez preguntas.
--De acuerdo.
-- ¿Cuál es tu color favorito?
  Reí a carcajadas.
--Preguntas más fuertes por favor y rojo—le guiñe el ojo.
-- ¿Tu primer beso? ¿Tu mayor travesura?
   Rodee mis ojos
--Con Felipe, el que te caía mal en segundo de primaria.  
-- ¡¿Con ese?!
   Me encogí de hombros.
--No besaba mal.
--Pero como si me caía extremadamente mal—se quejo mi amigo.
--Era el más guapo de la clase—dije como quien no quiere la cosa.
--Yo era el más guapo de la clase—contesto con una sonrisa de cierta arrogancia.
   Me eche a reír.
--Pero te fuiste, así que él se convirtió en el más guapo de la clase—rodeo los ojos—ahora me toca a mí.
--Te falta la segunda pregunta.
--Una vez fui a una fiesta donde traficaban droga y llego la policía.
-- ¿Qué paso después?
--Pase la noche en la estación de policía—dije como si estuviera diciendo la hora.
-- ¡¿Qué?!—Le sonreí— ¿Cuántas veces has estado en la cárcel? Por así decirlo
--Cuatro veces
--Debes estar bromeando.
   Negué divertida.
--¿Por qué tantas veces?
--La primera, por lo que te acabo de decir. La segunda, por golpear a un policía ebria, la tercera por otra fiesta debajo de metro en los túneles; la policía llego y se llevo a todo el que agarro. Y la cuarta porque me confundieron con una puta cuando estaba en el barrio.
   Se echo a reír con lo último.
--- ¿Pues que traías puesto?—dije carcajeándose.
--Iba de fiesta y tenía un micro vestido con mayas y tacones y pues, iban pasando unos amigos y se estacionaron en una esquina donde yo estaba recargada hablando con ellos—torcí el gesto.
   La risa fue incontrolable de su parte y yo lo empuje ligeramente.
--No te expulsan de la escuela por eso—pregunto entre risas.
--Si, pero según mi expediente, soy una santa que no ha estado jamás detenida—puso cara de ¿Qué?—te explico. Cuando eres la hija de la mano derecha de uno de los narcotraficantes más peligrosos del país todo es posible.
--Increíble, ¿Cómo es estar atrás de las rejas?
   Me encogí  de hombros
--Las personas no son malas, todo lo contrario. Hice varios amigos. Ahora es mi turno.
   Me quede pensando en una pregunta hasta que se me vino a la cabeza la más loca y descarada pregunta
--- ¿Eres virgen?—dije entre risa y risa. No podía parar de reír.
   Sebastián solo escucho mi pregunta o la medio entendió con tantas risas y el también empezó a reírse conmigo.
--- ¿Entonces?—dije mientras sobaba mi estomago de risa.
--Pues… si, lo soy—dije sin apenarse.
--Interesante—dije mientras bebía el último sorbo de la botella.
-- ¿Se te pasaron las copas?—dije mi amigo sonriéndome.
--Algo, pero estoy bien—dije mientras me acostaba—es tu turno.
-- ¿Eres tu virgen?
   Me senté en mi colcha
--- ¿Tengo cara de virgen?—dije mientras sonreía pícaramente.
--No sé, la verdad—dijo con sinceridad.
--Dejare que adivines—susurre mientras volvía a acostarme.
   Se puso a mi lado y recargo su cabeza en su codo y me miro son una sonrisa arrogante.
--No, no lo ares.
-- ¿Qué te hace pensar eso?
--Dejare que me expliques tú.
   Suspire.
--La primera vez nunca se debe planear ya que llegara en el momento en el que tenga que llegar, así llegue hoy mismo o dentro de tres años. Si se planea, pierde el encanto. Es mejor hacerlo en un arranque de pasión y deseo y claro con amor de por medio. Y aunque no me considero una persona cursi la mujer siempre pensara en su primera vez con el mejor chico posible, que este totalmente enamorada y yo no soy esa excepción y como no estoy enamorada porque no ha llegado ese chico por lo tanto; si, soy virgen.
   Se echo a reír.
--Si estas pasada de copas—dijo mientras daba un ligero toque a mi nariz.
--Tu también—y le regrese el gesto.
--Se que es tu turno pero, quiero hacerte una pregunta yo.
-- ¿Sí?
-- ¿Te gusta alguien?
--Ha-ha no. ¿A ti si?—alce una ceja.
   Sebastián tenía cara de duda. Quería decirme algo y no sabía como; conocía perfectamente esa cara.
--- ¿Qué pasa? ¿Quién es esa chica?
--Es que, ¡Dios! No sé como decírtelo.
--Solo escúpelo.
--Solo, no me odies por favor.
--Jamás. Pero, ¿Por qué habría de odiarte por que alguien te guste? No soy tu mama.
   Bufo.
--Solo paso y pues si me gusta… demasiado. Creo que me corresponde.
   Me senté y el también. Me puse cara a cara con él con mi expresión de adelante. Ya empezaba a obscurecer.
--Samanta es muy bella…
   Cerré los ojos, deseando que nunca hubiera dicho su nombre.
   A mi mejor amigo le gustaba la peor persona del universo. Tenía que estar bromeando.
   ¿Samanta? ¿Por qué me hacia esto?



 Les deseo el mejor de los años 2012 y que se la hayan pasado increible en navidad junto con su familia y solo queria agradecerles por todo lo que hacen por este blog y sus comentarios:) Espero que disfruten el capitulo 
¡Feliz año nuevo!  

2 comentarios:

  1. WOW *.*
    Todo eso,fue demasiado :B Me gusto el capitulo,que bueno que hayas vuelto a publicar!
    Me encanto la ultima parte de Sebastian y Carolina,me mate de la risa xD. Oye,si estaban pasados de copas los dos jajajjaa.Me gusto todo lo que dijo sobre la primera vez :B
    ¿Como que Samanta?Samanta?OOOOOOOH :_ quiero mas!
    Nos leemos :) felices fiestas atrasadas.Que tengas un excelente año!

    ResponderEliminar
  2. jajajajaja yo presentia que era su peor enemiga XD ya lo veia venir desde la parte de "no me odies por favor" jajajaja pobre Caro realmente su mejor amigo atraido por su peor enemiga eso si que es interesante como se las arreglara Sebastian si llega a tener a Samantha de novia? si las dos ni siquiera se soportan jajaja
    plis publica pronto
    besos
    cuidate

    ResponderEliminar