Un
flash-back se me vino a la mente en aquel momento
Caminaba
sola a mi salón de clases después de haber dejado a Edith en el suyo. Y al
pasar por una puerta, una mano me jalo hacia ella encerrándome en aquel
cuartito. Era el cuarto de limpieza, donde el conserje guardaba todas sus
cosas. Nunca había entrado y estaba más amplio de lo que debería estar…
¡Pero en
donde tienes la mente muchacha!
Reaccione
y mire a mi secuestrador que me tenía en un rincón. Sebastián no dejaba de ver
mi rostro que cada vez mostraba más disgusto
-
¡Estás loco!—murmure tratando de empujarlo pero no se movió ni un centímetro,
arrinconándome
-
Loco por ti—puso una mano delicadamente en mi mejilla
-
No me vengas con cursilerías y déjame salir—dije más tranquila
Me miro directo a los ojos y todas aquellas
palabras en contra de él se me olvidaron por completo
Bajo su mano y con el pulgar acaricio mis
labios en forma de puchero y estos se relajaron de inmediato
-
Ya no me rechaces, Carolina…
Se acerco un poco más
-
No puedo
-
¿Por qué?—susurraba mientras se acercaba un poco mas y mas
Mi sentido de razón se nublaba cada vez más,
mire a sus labios y resistí en no arrancárselos de una mordida
Sacudí la cabeza, saliendo de las nubes y
empujándolo
-
Porque no—dije con el ceño fruncido
-
Me encantas cuando te enojas—se mordió el labio
-
Que gracioso eres—susurre sarcástica
-
¿De verdad no te gusto ni siquiera un poquito?
-
No me necesitas, hay muchas mujeres ahí afuera esperando a que las
voltees a ver—no se lo decía en broma, y odiaba que eso fuera verdad
-
¿Alguna de ellas eres tú?—se acerco lo suficiente como arrinconarme de
nuevo
-
No—mi voz fue débil
-
Entonces no me interesan
Su rostro ya se encontraba a centímetros de
los míos y salió una sonrisa picara de su rostro
Un suspiro me trajo de regreso a la realidad
y empujándolo delicadamente salí del lugar
Abrí los
ojos y regrese al presente. Ya había pasado mucho tiempo desde aquel momento y
ahora estaba exactamente en el mismo lugar frio pero acogedor por la persona
con la que estaba
Sebastián y yo habíamos coincidido
en una hora libre y nos escabullimos. Nos encontrábamos sentados en el suelo,
el recargado en una de las paredes y yo sentada de lado en su regazo
No hablábamos, de hecho ya
llevábamos un buen rato sin decir palabra, solo con los ojos cerrados y jugando
levemente con nuestros dedos
Ahora que ya tenía mis ojos
abiertos lo voltee a ver. Estaba todo relajado con sus ojos cerrados. Comencé a
acariciarle la cara delicadamente, trazando sus labios carnosos, sus parpados y
su nariz
-
Hoy cumplimos un mes—susurre sin dejar de
acariciarlo
-
Lo sé—no abrió los ojos
Ya no hablamos durante otros
minutos
-
¿Recuerdas la última vez que estuvimos aquí?
-
Justo en eso pensaba
-
¿Cuándo tiempo más vamos a esconder lo nuestro?—ahora
si tenía los ojos bien abiertos
-
Solo un poco más, lo prometo
-
Mira hasta donde hemos llegado, ahorita podríamos
estar sentados en sol o en la cafetería
-
Si tantas ganas tienes de estar allá, nadie te
detiene—dije en buen tono
-
No es eso—me tomo la mano y entrelazamos los dedos
y me miro a los ojos
-
No pasa de esta semana lo prometo—murmure dándole
besos en la barbilla
-
Está bien pero…
-
¿Qué?—me detuve
-
Mis labios están aquí
Agarro mi cabeza con las dos
manos y…
El timbre nos interrumpió,
haciendo que nos detuviéramos y nos miráramos algo decepcionados con los labios
queriendo más que un simple roce.
Sin decir palabra salimos
rápido del lugar antes de que se llenara de personas, ya que seguía el descanso
Todo iba normal, como todos los
días. Sebastián estaba al otro lado de la cafetería con sus amigos y yo con las
mías. Estaba riendo cómodamente de las pláticas hasta que mi risa se desvaneció
al ver a Puta Monserrat coqueteando con Sebastián
Ella encabezaba la lista de
gatas que lo querían engatusar y al parecer no se había dado por vencida.
Desvié la vista con solo una
pizca de celos pues yo confiaba en mi novio hasta que Cintia hablo
-
¿Ese no es Sebastián?
-
Parece que ya cayo—rio Edith
Alce la vista a la escena y vi
que Monserrat abrazaba a mi novio y este no le correspondía… hasta que levanto
su brazo y le rodeo la cintura. Ella lo miro y le dio un largo beso en la
mejilla y lo apretó mas a el mientras los amigos alrededor se reían
-
¿Le gustara a Sebastián?—susurro Edith con el
chisme en la boca
-
Pues seria un milagro ya que no parece pelar a
ninguna desde Samanta
-
Si, y eso fue hace tres siglos y medio
-
¿Sabes algo?—me llamaron— ¿Carolina?
Unos dedos tronaron en mi cara
-
¿Qué?—dije confusa. No podía quitarle la mirada al
par
-
Que si sabes algo, no sé; si a Sebastián le gusta o
algo
-
¿Por qué yo abría de saber?
-
Eres la mejor amiga del muchacho—dije Edith en tono
de lógica
Resople de desesperación y me
levante bruscamente de la mesa
-
¿A dónde vas?—grito Cintia a mis espaldas
Cruce la cafetería hasta que
llegue donde estaban ellos. Los amigos de Sebastián que también eran mis amigos
me saludaron alegres mientras le regresaba la sonrisa y seguían en sus pláticas
-
¿Sebastián?—me dirigí a él con una sonrisa fingida
-
Si—Montserrat fue la que hablo mientras Sebastián
me daba una mirada de disculpa
-
Podemos hablar a solas—recalque la últimas palabras
-
No, no puede
Mire para otra parte de reojo y
vi que mis amigas estaban atentas a la escena y no solo ellas
-
Sebastián—murmure algo enojada pues ya se estaba
pasando de la raya
-
Ya deja de molestar que estamos algo ocupados
¡Es todo! Aquí acaba una de tus nueve vidas
Lo hice sin pensar siquiera,
algo que nunca se había apoderado de mi lo hizo. No la iba a golpear pues eso empeoraría
las cosas pero iba a poner a esa perra en su lugar
Fue rápido. Le agarre la
cabeza, me valieron todos los presentes y le plantee un beso. Escuche el
asombro de la gata a nuestro lado cuando Sebastián—que la agarraba con los dos
brazos—la soltó por completo para agarrarme por la cintura y regresarme el beso
con todas sus ganas.
Todas las ganas contenidas por
nuestro encuentro interrumpido por la campana y mis celos reflejados hacían el
beso más apasionado y delicioso
Conforme subía de tono nuestro
momento se escuchaban más de una voz de confusión
-
¡Que!—esa era la voz de Edith
-
¡Ni de chisteeeeeeeeeeee!—Alberto casi gritaba
-
Eso es hermano—se escucho entre risas de sus amigos
Nos separamos y nos vimos a los
ojos. “Perdóname” articulo con los labios
Voltee a ver a Monserrate que
seguía hay parada por no sé qué razón
-
Mantente alejada de mi novio perra—faltas de escupirle no me faltaron
Se fue caminando con su ritmo
firme y con una mirada que no aceptaba una derrota
-
Perdóname por hacerte esperar tanto—le susurre
-
No te preocupes—me dio un beso en la frente—Perdón
por hacerte ver eso
-
Me lo prestan un ratito—dije riendo a sus amigos
-
Todo tuyo—dijo Oscar
Nos agarramos de la mano por
primera vez dentro de la preparatoria y en camino a salir dos hombres vestidos
de traje entraron a la cafetería. Se me hizo demasiado raro pero trate de no
hacer contacto visual.
Escuche que alguien decía mi
nombre y me voltee justo a tiempo para ver como un muchacho que estaba en mi
clase de Historia me señalaba
-
¿Qué pasa?—pregunto Sebastián
-
Nada, solo que…
-
¿Señorita Montes?—grito una voz desconocida y más
de una persona volteo
-
Que—dije de mala gana
-
Acompáñenos
Mientras se acercaban, voltee a
ver a Sebastián que me miraba con pánico
-
Yo arreglo esto, no digas nada te lo suplico—le dije
muy bajito
-
Pero…
-
¡Pero nada, Sebastian! Solo empeoraría las cosas,
te lo suplico
Ellos llegaron y me agarraron
por los codos, vi muchas caras
sorprendidas
Me saltee de su agarre
-
Porque—fue todo lo que dije
-
El señor Silva la solicito
Uno de los hombres se precipito
a volverme a agarrar por los codos
-
No me toque—retrocedí
Ya tenía varias miradas no
deseadas en la escena
-
Vengan—murmure
Camine—sin fijarme si me
seguían—al edificio donde estaba solo. Lejos de las miradas no deseadas—en un
pasillo vacio—me detuve
-
¿Qué fregados quieren?
-
No queremos llevarla a la fuerza, así que coopere
Señorita
-
¿A la fuerza?—maldije—antes explíquenme—grite
El mismo hombre—al parecer el
menos paciente de los dos—saco una pistola de las grandes apuntándome directo
al corazón. No retrocedí ni me inmute. Lo mire directo a sus ojos obscuros
-
Déjalo estar—el otro hablo
Cuando este bajo un poco la
pistola y se distrajo con un ruido atrás suyo agarre mi pequeña pistola que
guardaba entre mi cadera y mi pantalón. Cuando sus miradas regresaron mi
pistola apuntaba a uno de ellos.
-
Quiero detalles—susurre
El otro también saco su arma
Dos contra uno, no es justo
Sin saber
qué hacer, me apunte a mí misma. Los dos hombres se sorprendieron, sin embargo
no bajaron sus armas
-
Les dejo este pequeño encargo que es traerme a la
Señorita y esto es lo que me encuentro
Otra voz desconocida llegaba
por detrás de mí. Mire de reojo y deduje que era el mismo hombre al que le
había disparado en la pierna hace muchas semanas en un techo de lamina en el
barrio. No cojeaba, ni tenía señales de herido, le fruncí el ceño.
Cerré los ojos un segundo
tratando de controlar el pánico que se me avecinaba. Esto era todo, estaban
aquí por mí. Los hombres de Sandoval, que pedía mi cabeza arrepintiéndose por
haberme dado la localización de Roberto o algún otro Carter buscándome por
venganza hacia—de nuevo—Roberto
Al abrir los ojos, tenía a los
tres arrinconándome.
-
Suelta esa pistola dulzura, no te querrás hacer
daño
¡Que! Sus palabras me
confundían
Con una señal del que parecía
ser el líder—al que le pase una bala por la pierna—hizo que los otros dos
bajaran sus armas. Hice lo mismo
El líder dio un paso hacia mí y
yo volví a levantar mi arma, esta vez hacia él. Los otros dos hicieron lo
mismo, pero apuntándome a mi
La campana sonó y al instante una
ola de muchachos indiferentes a le escena se metieron. No me había dado cuenta
que nos veían hasta que se escucharon muchos gritos de pánico. Los cuatro
volteamos la cabeza hacia las personas que no se metían al pasillo por pánico y
muchos corriendo hacia atrás.
-
¡Maldición!—susurra el líder—A correr muchachos
El líder me agarro la mano y
por alguna razón no justificada corrí junto con ellos antes de que alguna
autoridad de la preparatoria nos impidiera salir. Me llevaron al
estacionamiento donde, igual muchas personas me vieron meterme a la enorme
camioneta negra con aquellos tres hombres y sosteniendo una pistola.
Gracias a Dios no llevaba tacones
El “líder” estaba muy
plácidamente y cómodamente sentado, al contrario de mi que estaba tensa y en
totalmente pegada a la ventana sin dejar de ver el exterior
Los hombres de negro iban en la
parte delantera sin decir palabra
-
Puedes relajarte, Carolina
No moví ni un musculo y ya no
se dijo más. Después de un rato yo rompí el silencio
-
¿Cómo sabes mi nombre?—aunque hable no aparte mi
vista del vidrio
-
Se mas que tu nombre—soltó una risilla amarga
Mi cabeza giro con una ceja
levantada hacia su rostro
Suspiro
-
No crees que si quisiera hacerte daño ya lo hubiera
hecho—murmuro viendo mi mano agarrada al arma
-
Perdón, no sé si viste toda la escena que me
hicieron—use tono sarcástico
Sin embargo solté el arma y me
la guarde debajo de mi blusa entre mi cadera y mi pantalón
-
Y me disculpo por eso, esa no era la maner…
-
¿De qué se trata todo esto?—lo interrumpí tajante
Me voltee completamente y ya no
estaba tiesa
Rio entre dientes
-
A que te refieres, Carolina
Tenía tantas preguntas que
hacerle a este hombre
-
Me dicen “Pérez” aunque ese no es mi apellido. Te
he estado buscando desde hace vario tiempo. Me mandaron aquí a buscarte
-
¿Lo mandaron? Como… ¿Sandoval?—tratando de contener
mi horror
-
No, el no tiene nada que ver con la situación
-
¿Por qué me buscaba?
-
El hombre que me mando a buscarte quiere hablar
contigo
Mierda
Nos quedamos callados por lo
que parecieron horas. Hombre de negro #1 nos dirigía fuera de la ciudad. Mi teléfono
no dejaba de vibrar pero realmente muy apenas lo sentía y lo último que quería hacer
era ver que querían decirme. Sé que tal vez se están preocupando por mi pero tenía
que liderar con eso en otro momento
-
¿Es por eso que me perseguías hace unas semanas por
los techos de las casas?
-
Si—tenía unas ganas enormes de mirar su pierna pero
me contuve—Eres rápida, y realmente muy difícil de encontrar. Tuve que
contratar al mejor detective de la ciudad y le batallo
Bravo, Gustavo y Martin. Nunca creí
que cuando me decían que les costaba mucho trabajo ocultarme lo decían muy enserio
-
¿Por qué no simplemente toco la puerta de mi casa o
la casa de Doña Piedad? Digo, en vez de estarme correteando con una pistola
Comenzó a reírse
-
Te juro que esa era mi intención pero, Carolina, no
soy el único tratando de encontrarte. Si usaba ese método al saber dónde
estabas, muchos se hubieran aprovechado. Ahorita estuvieras muerta
Mire a otra parte, lejos de sus
ojos mientras mi cerebro procesaba esa información
-
¿Por qué?
-
Julián te lo explicara
Lo mire confundida
-
Julián Silva, el hombre para el que trabajo
-
Ni siquiera conozco al hombre
-
Lo conoces, solo que no lo sabes
-
Lo siento por la pierna
Bufo
-
E salido de peores, no te preocupes. Siento por
asustarte
-
Este hombre; Julián— Pérez levanto una ceja— ¿Qué quiere
conmigo?
El carro se detuvo al topar con
un portón, se escucho un ruido odioso y el portón se abrió en dos dejándonos
entrar a un sendero lleno de flores de todos los tamaños y colores. Los arboles
alrededor del jardín eran altos y de muchas variedades que daban sombras debajo
de algunas bancas repartidas por todo el lugar. Era grande y espacioso y era
perfecto para un picnic.
El coche se estaciono enfrente
de una gran casa, una mansión se podría decir.
Un hombre uniformado me abrió la
puerta y me ayudo a bajar mientras una mujer igual vestida me ofreció una
limonada.
Le sonreí gentilmente mientras
la rechazaba y ella me regreso el gesto y dio un paso atrás.
Pérez apareció detrás mío y me
guio dentro de la casa.
Se me abrió la boca de sorpresa
Julián debe de estar pudriéndose
en dinero
Era grande, espaciosa,
elegante, bien decorada y hermosa. Parecía la casa de la realeza del siglo XIX.
En el centro estaban dos escaleras que se juntaban en lo alto abriendo puertas
al resto de la casa. Por donde vieras veías los colores dorados combinados con
azules y verdes, realmente era hermoso.
Me llevaron a la sala. Tenía un
gran ventanal cuadrado donde la vista era el jardín y el día soleado. El techo
es alto y tiene grandes decoraciones de ángeles y flores. Tenía dos candelabros
de cristales y grandes cuadros de siglos pasados colgaban alrededor iluminando
con arte. Me senté en la gran sala alado de la chimenea de mármol blanco y Pérez
me acompaño sentándose enfrente de mí
-
No bromeaba cuando dijo que eras muy hermosa
Entorne los ojos pero le di una
sutil sonrisa
¿Quién no bromeaba?
-
Julián no es peligroso, ¿verdad?—trate de sonar
calmada
Algo cambio en el rostro de Pérez.
Aquel hombre que no era tan agraciado, que tenia pelo muy corto de color ceniza
y grandes entradas arriba de la frente. Lo que más destacaba era su sonrisa que
no encajaba con su rostro, pues esta era deslumbrante.
Su sonrisa ahora oculta por la línea
dura que formaban sus labios
-
Nunca te haría daño—susurro
Y mi curiosidad se extendió,
ahora estaba impaciente
Después de unos segundos, la
misma señora de baja estatura con piel morena entro a la habitación con un teléfono
en la mano y me lo entrego directamente.
Pérez se paro y me sonrió. Sus
ojos decían tantas cosas que no pude descifrar pero me dio un sentimiento en el
estomago.
El y la señora salieron al mismo
tiempo
¡¿Qué?! ¡Este tipo hizo todo ese circo para solo llamarme por teléfono!
Que pensativooooooooo…
Me puse el teléfono en la oreja
-
¿Diga?
Se escucho que alguien sonreía al
otro lado de la línea
-
Princesa
Mi boca cayó al suelo por
completo, mientras se me vino un enorme nudo a la garganta que amenazaba con
sacar lágrimas de mis ojos.
No puede ser…
hola :D de verdad me fascino este capitulo, me encanta tu nove desde hace mas de 1 año cuando comencé a leerla, y si, parezco un fantasma porque nunca me aparecí pero la amo :D te queda genial, sube rápido plis :) jaja bueno nos vemos en el siguiente cap, besos y que la pases bien :P la amo! :D :P
ResponderEliminarSiiiguiiiente por favoooooor, es la mejor de todas las que leí, mi favorita, la amo, siguela:3!
ResponderEliminarDiooooooooooooos*________________*
ResponderEliminarSiguela pronto cielo, moriré sino la seguís pronto:3
Beeeeeeesos cariiñoL