-¡Oh dios
mío!—mi mano seguía en mi boca, tratando de regresar al planeta tierra— ¿Esto
es real?
-Si mi
niña, aquí estoy
Una lagrima lenta cayo por mi mejilla
No podía encontrar palabras por dónde
empezar así que medio tartamudeaba y murmuraba, solo se escuchaban sus gentiles
risas mientras me daba el tiempo de asimilar la situación
-¿Estás
bien?
-Perfectamente
-Okey…
¡porque chingados me mentiste Roberto!—grite, ahora molesta
-Wow, wo.
Tranquila vaquera, era por tu bien—su tono era el que uno usa para calmar una
bestia enfurecida
Respire realmente hondo
-Lo
siento, es que te extraño tanto—solloce
-Yo
también Carolina,
-Lo
lamento tanto, yo no quería causar todos esos problemas
-No fue
tu culpa nada de lo que paso, y si quieres culpar a alguien hazlo a Sandoval,
pero no tiene sentido
-¿Estás
bien?—volví a preguntar, preocupada
-No te
preocupes por mí, Carolina
-¿Cómo
puedes decir eso? Claro que lo hago… ¿Por qué te alejaste de mi Roberto?
-No iba a
permitir que te lastimara. Que me mate a mi, que no te tocara ni un pelo a ti
-¿Cómo
puedes decir eso?—volví a preguntar, susurrando
-Cada día,
desde los tres años que me fui… me acuerdo de ti y de cómo no cambiaria mi
decisión. Porque, tal vez tú no estuvieras viva. Sandoval es un hombre de
palabra y si, tal vez solo me amenazo con quitarte la vida para probarme o apaciguarme
pero no me tomaría el riesgo, no contigo, princesa
Trague ruidosamente
-Es solo…
no había día en que no pensara en ti, en que no dejara de pensar que perdí a mi
padre… al único que me entendía y con el que me sentía protegida
-¿Volviste
a la depresión?
-Por un
tiempo, parecía que sí. Realmente pensé en… ya sabes todas esas pastillas y
hiervas alrededor mío
-Gracias
a Dios, no lo hiciste, ¿verdad?
-No—apareció alguien justo para salvarme…
Suspire
De pronto me acorde
-¡¿Y los
chicos?! ¡Fueron a buscarte! ¿Ya te encontraron? ¿Sabes de ellos?
-Calma,
tranquila—rio entre dientes—Los chicos, si… se tardaron en encontrarme por que
como ya adivinaras, me cambie el nombre.
-Prometieron
hablarme seguido, pero dejaron de hacerlo varios meses atrás
-Es muy
difícil cuando tienes que estarte ocultando de la gente, tu más que nada sabes
eso. ¿Sabes cuánto vale una llamada a otro país?—me sonsaco
Reí
-Me preocupaban,
demasiado—dije seria
-Yo sé,
pero ya están aquí conmigo
Sentí el alivio entrar a mi cuerpo,
remplazando una angustia invisible
-Tengo
que pedirte perdón
-¿Por qué?—fruncí
el ceño
-Ya se
todo lo que ha pasado en el barrio. Que diste a parar al hospital por un
disparo, que te han estado persiguiendo… todo. Es mi culpa.
-Claro
que…
-No digas
que no, sabes que si. El mundo en el que estoy metido ya esta peor y mas en
esta parte… escucha—se escuchaba realmente confundido. Estaba poniendo en orden
sus pensamientos
“Cuando me fui no tenía idea a donde irme.
Había pensado que tal vez los estados unidos o otra parte del país, pero un hombre
amigo mío en ese entonces me ofreció Brazil. Le pensé mucho porque Sandoval
tenía muchos colegas en este país y todos esos hombres sabían quién era por ser
su mano derecha. Pero no tenía a donde ir y esa era la única opción que me
quedaba así que tome ese avión y tan pronto como llegue y me establecí cambie
de nombre.
“No me preguntes como volví de nuevo al
negocio porque ni yo recuerdo como fue de tan confuso que fue pero un hombre al
que le llamaban “El papa Noel” me tendió la mano. Lo mataron poco después por
una deuda grande que tenia así que no tome su lugar para ahorrarme problemas.
Como quiera antes de morir, el hombre me dio muy buena imagen con otros proveedores
y rápido yo pude empezar mi propio negocio y me encanto ser mi propio jefe
“No te voy a hacer el cuento largo. Tuve el
éxito que quiero y siempre quise, tengo el dinero y el poder, las casas y hasta
influencias en el gobierno; las suficientes para que no me lleven a la cárcel.
Todo está perfecto, a excepción que no estás en ella, ni mi madre junto con mi
hermano. Por eso siempre he tratado de mantenerme al día contigo Carolina,
nunca te deje sola. Siempre estuve al pendiente de ti, mandando hombres a
cuidarte cada vez que estabas en peligro
-¿Peligro?
-Muchos
que trataron de quitarme poder me investigaron muy a fondo, sabiendo todo de mí.
Sandoval ya no quiso meterse y agradezco profundamente. Hemos hablado varias
veces con tregua, no te mentiré.
En fin, encontraron también el historia con mi
familia y bueno pues… contigo. Pensaron que eras mi novia o algo parecido y era
perfecto que pensaran así pues, después de tanto tiempo de yo irme sabía que no
te tomarían tanta importancia como para hacerte daño. Pero encontraron que no,
que te veía como hija y valió madres el asunto
“No tienes idea de cuantas veces estuviste
en peligro, era demasiado. Mandaba a mis mejores hombres para que tú ni siquiera
te dieras cuenta de que te seguían y ellos se dieron por vencidos y se calmaron
por muchos meses. Hasta que cometimos fraude—otra larga historia—con un trato y
estos nuevos matones compraron la información de los otros matones y me
agarraron desprevenido. Lo lamento tanto
-No lo
hagas, no te culpo de nada
-Te
hirieron por mí, te persiguen por mí. Carolina no tienes idea de que tan cruel
puede ser la gente, sobre todo en el mundo del narcotráfico, es cien veces peor
a que como era al ser mano derecha de Sandoval. Y aunque no lo creas has sido
exageradamente suertuda; te pudieron haber secuestrado, matado horriblemente,
torturarte hasta violarte—su escucho como se le corto la respiración ante tal
pensamiento y mi respuesta fue igual
-Pero no
lo hicieron—mi consuelo era débil
-Con o
sin mi ayuda sé que es difícil atraparte, vaquera—dijo más relajado—Pérez me
dijo todo lo que le costó agarrarte y el disparo
-Me ha
enseñado el mejor de los maestros
-Claro
que si—soltó una carcajada amarga
-No te
lamentes por mí, por favor
-Yo te metí
en toda esta mierda pero no te preocupes ya tengo todo arreglado
-¿De qué
hablas?
-No
preguntes, también tengo que ser cruel yo también; más de lo que me gustaría
que supieras así que por favor no me preguntes. Ya puedes ir y venir de donde
quieras y sobre todo del barrio con total seguridad.
Suspire
-¿No te
puedo hacer preguntas?
-Preferiría
que no
-Bueno,
solo porque me lo pides
-¿Cómo
esta mi madre?
-Perfecta,
va bien con sus medicamentos y nunca falta a sus visitas del doctor
-Gracias,
vaquera
-¿Cuándo
van a regresar los chicos? Los extraño tanto
-Les diré
que vuelvan en cuando se recuperen. Tuvieron literalmente que sobrevivir aquí.
-¿Cuál
fue tu impresión cuando los vistes?—me reí
-Oh,
impresión total. Sobre todo Gustavo. Fue bueno reencontrarme con mi hermano
Genuina felicidad broto de mí
-Me
agrada oír eso
-¿Cómo
vas con el baile?
Bufe
-Hace
mucho que no me paro en el estudio
-¿Por
qué?
-No se—jugué
con mi pelo—eh tenido que lidiar con muchas cosas
Nunca había pensado en la razón por la cual
renuncie temporalmente a mi baile
-Martin
me dijo que hay un hombre en tu vida, ¿es cierto?—había una chispa de diversión
en su voz
-Sí pero…
todo pasó después de que se fueron
-Ya sabes
cómo es Martin de intuicioso
-Sí que
lo es—solté una risa amarga
-¿Te hace
feliz?
-Como
nunca nadie lo había hecho—mi voz era distraída
-¿Hay
algún problema? ¿No te trata bien?
-Me trata
mejor de lo que merezco
-Cuéntamelo
todo
Nos la pasamos tres horas en el teléfono. Le
conté absolutamente todo sobre Sebastián con lujo de detalle y me hizo verle
todo el lado positivo a esa negra época. Me platico acerca de sus aventuras, de
cómo el no ha olvidado el baile y que a veces lo pone en práctica. Me saco
miles de carcajadas, como cuando estábamos en su casa y él me hacía de cenar.
Nos pusimos serios cuando le conté sobre mis problemas de depresión cuando el
se fue y también de Alex. Enloqueció tanto que procure cambiar de tema lo antes
posible dejándole en claro que solo fue un malentendido
-¿Qué
horas son en Brasil?
Pregunte después de un rato de estar
callados, escuchando la respiración de otro mientras absorbíamos toda la
información que nos acabábamos de contar
-Las ocho
casi nueve de la noche
Mire hacia la ventana y todavía había mucho
sol
-Hay
mucho sol en la ventana
-Son
cuatro horas de diferencia, han de ser las cuatro casi cinco por halla
-¿Quieres
colgar?
-Claro
que no
-Yo
tampoco… Regresa a casa
-No
puedo. No puedo dar marcha atrás con la vida que llevo
-Todos te
necesitamos, yo y Doña Piedad en lo alto de la lista
-Ayudo
como puedo con mi madre, le he mandado dinero a su cuanta de ahorros por los
tres años
-¿Enserio?
-Nadie lo
nota porque pongo pequeñas cantidades cada vez que gastan, así el cambio no es
notorio
-Gracias,
ella también te extraña demasiado
-Me lo
imagino, siempre fantaseo con regresar pero simplemente no puedo. Agradezco que
Sebastián allá llegado a tu vida para cuidarte mientras yo ya no podre hacerlo
-No soy
una niña pequeña para que me cuiden
-Por lo
que me contaste, te ha salvado de muchas cosas. Incluida de tu propia mierda
Suspire, dándole la razón
-No lo
sueltes
-Nunca lo
hare—hice pausa— ¿No has tenido novias?—dije divertida
-Eh
tenido varias. No me duran mucho
Los dos empezamos a reír intensamente
-Estos
dos últimos años han sido un infierno
-Lo sé… ¿Tus
padres ya no te han vuelto a tocar?
-No—susurre
Peor
que eso, ni sabían que sigo viva
-Regresa
a casa—dije después de las risas, con trazo amargo y el nudo apareciendo en la
garganta
-Gracias,
Pérez
-De nada,
Patrona—me dio un asentimiento con una sonrisa que le correspondí
También les sonreí a los hombres de negro
mientras me bajaba de la camioneta y caminaba hacia la casa de Doña Piedad,
donde me habían llevado
Al abrir la puerta vi como el coche se movía
y se perdía entre la obscuridad de la noche
La despedida entre Roberto y yo fue realmente
larga—decía que ya íbamos a colgar pero pasábamos otra media hora en el
teléfono—y emotiva. No prometió que me llamaría seguido—por los problemas que
me traería—pero sí que pronto, que me quería y que realmente me extrañada y también
iba para su mama.
Doña Piedad se sorprendió por mi llegada y
me recibió como siempre lo hacía. Le conté todo, y como su hijo me mando el
mensaje de decirle su amor, cuando la extrañaba y que los muchachos ya estarían
pronto con nosotras.
Se rompió a llorar en mi hombro pero sabía
que eran lágrimas de felicidad.
Después de un rato y ya cuando ella se
recupero, empecé a hacer la cena.
Al termine me encontré a mi misma yendo al
estudio. Encendí las luces, y todo estaba en paz y tranquilo. Cerré la puerta
atrás mío y camine hacia en medio de los espejos. Me quede viendo a mi reflejo,
su cara reflejando mis emociones—que eran demasiadas—acerca de todo lo ocurrido
el día de hoy.
Paso un largo rato antes de que la puerta se
abriera y apareciera Sebastián. Seguía su figura desde los espejos hasta llegar
detrás mío y sin decir palabras me rodeo con sus brazos. Cerré los ojos ante su
contacto y no nos movimos dentro de lo que parecieron horas. El sabía que
necesitaba su presencia pero no sus palabras
Cuando estuve lista me gire para encararlo.
Me sostuvo la mirada y agarro mi cara con las dos manos para darme un beso en
la frente.
Nos miramos a los ojos mientras con urgencia
buscamos nuestros labios y los movíamos con velocidad. Lo necesitaba tanto en
estos momentos
Y a pesar de que fue esta mañana la última
vez que lo bese, lo sentí de años y esa sensación me hizo rodear su cuello con
mis brazos y pegarlo más a mi cuerpo. Cuando terminamos sin aliento—y sin
movernos un centímetro del otro—me susurro
-Están
preocupados por ti.
-No me
importa—hice una pausa— ¿Cómo me encontraste?
-Martin me marco y me contó que Roberto quería
hablar contigo
-¿Martin?
Sebastián asintió
-Aproximadamente
en una semana regresan
Sonreí
-Te
quiero, ¿Lo sabías?
-Sí, lo sé—me
beso la mejilla—Hiciste todo un espectáculo. Llamaron a la policía, te buscaron
por toda la tarde.
Solté una carcajada
-Edith y
Marcelo estaban histéricos
-Me lo
imagino, ¿les explicaste que pasaba?
-Les dije
que estabas segura, que todo estaba bien. Tus padres también te estaban
buscando
Mi boca formo una mueca
-También
tienes que hablar con el director mañana a primera hora y con la policía cuando
regreses a casa
-¿Qué les
puedo decir?
Se encogió de hombros
-Lo que
sea, no creo que se pongan a hacer una investigación. Solo diles que no te
hirieron
Asentí mientras ponía mi cabeza en su pecho
y él me rodeaba con sus brazos
-Me
quiero quedar aquí más tiempo, todavía no quiero volver
-Como
quieras, Cari. Te quiero
-Sí, lose
Plisssssss sigela ta buenisima!!!!!!
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