Al salir de la
oficina, Sergio me invito a un café al que dije que si de inmediato. Todavía no
quería pensar en la conversación que acababa de terminar, y eso haría si me iba
a casa.
Necesitaba una distracción y Sergio me la
dio. Hablamos de todo y al mismo tiempo de nada. Hablamos de su vida amorosa,
pero no me pregunto por la mía. Hablamos de lo que acordó con su padre hace
unos momentos, pero no me pregunto por la conversación con el mío. Y justo
cuando termino la conversación y el café agradecí al universo por haberme
puesto en el camión a la persona correcta en el momento correcto.
Sabiendo que nos faltaría más rato para
volver a vernos nos deseamos suerte. Me apretó la mano y me dio un beso en la
mejilla con un murmuro en la oreja “Todo pasa por algo” y se marcho. Dejándome
colgada de una línea
Conduje a casa y los pensamientos me querían
golpear. Acelere para llegar lo más rápido posible, algo me hacia querer en un
impulso llegar más rápido.
Al estacionar al carro vi a mi hombre
sentado en el porche con un cigarro en la mano y el sol pegándole en la cara; la
luz hacia que frunciera el rostro.
Una mirada hacia ese pequeño puchero
involuntario para darme cuenta que no era el impulso de ir más rápido, era el
impulso de querer verlo.
Al apagar el motor volteo a verme y se levanto
de inmediato con una sonrisa que hizo mi corazón bombear más rápido. En el trayecto
tiro el cigarro y lo piso rápidamente. Se recargo en la ventanilla del coche y
me dio un beso en la mejilla.
Sonreí sin mostrar los dientes y tome su
mano. Y se en el momento en el que vi su expresión al ver la mía que sabía que algo iba mal.
Todo paso sin hablar.
Abrió la puerta de mi coche, me ayudo un
poco a bajarme y cerró la puerta. Agarro mi mano y rápido me llevo a la casa,
cerrando la puerta se volteo para agarrar mi cara con las dos manos y mirarme a
los ojos.
Sentía que mis pupilas estaban dilatadas,
los ojos me picaban pero no sentía ganas de llorar. Lentamente, como si dudara
de mis manos casi temblorosas agarraron la parte inferior de su camina y lo
atraje a mí.
Me rodeo con sus brazos mientras yo ocultaba
mi cara en su pecho. Me abrazaba con fuerza, mientras acariciaba mi cabello.
Sé que esperaba algún sollozo mío. Y supe en
ese momento que estaba esperando mi llegada, sabía que algo pasaría conmigo
después de una visita a mi padre. Si no me hubiera ido con Sergio para
distraerme un poco seguramente ahorita estuviera luchando contra las lagrimas;
lucha que no hubiera ganado.
Me llevo al sofá donde me sentó arriba de él.
Yo todavía con la cara escondida en la base de su cuello no podía moverme ni
decir nada. Los pensamientos que tanto había querido evitar estaban llegando
con todo lo que tenían.
Lo único bueno que le puedo ver a esto es que,
si es cierto que soy hija de otro hombre al menos fui hecha con amor. Esa idea
no era suficiente para hacerme sentir bien
-¿Tenemos
alcohol?—susurre
-¿Quieres?
Asentí débilmente
-Quiero preguntar por
que
-Quiero ponerme
borracha contigo, a solas. Es una pequeña fantasía que tengo
Se le salió una sonrisa y me abrazo más
fuerte.
-Siempre llena de
sorpresas
Agarre dos vasitos de shot y subí las
escaleras hasta la habitación que pertenecía a Emma. Lo único que quedaba en la
habitación era una pequeña tele vieja y un colchón.
Ya no llevaba puesto el vestido, solo tenía
puesta una camisa larga de él que me cubría un poco debajo de los glúteos.
Sebastián tenia escondida una botella de
tequila que planeábamos acabárnosla. Antes de eso, le conté todo
-Esta muy confusa esa
historia
-Lo sé—murmure
-Entonces… ¿tu madre
engaño a tu padre con otro hombre que resultaba ser su mejor amigo?—asentí— ¿Y
tu padre lo supo todo el tiempo, pero tu madre no sabe que tu padre
sabe?—asentí
-¿Y todo este tiempo
tu padre ha tenido la duda de si eres su hija o no?
-No fue lo
suficientemente valiente como para hacer una prueba de paternidad
-Tal vez no quiere
dar por hecho que una mujer tan hermosa no es su hija—me sonrió
-El sabe que no soy
su hija, en el fondo siempre lo supo—mire mis dedos
-¿Por qué piensas
eso?—susurro
-Por la manera en que
siempre me ha tratado, la forma en que me golpeaba. La primera vez que me
golpeo, cuando me saco de casa de Samanta y me dejo sangrando en el suelo… era
como si toda la furia que tenía en mi contra, o en contra de Sara o tal vez del
mejor amigo, tal vez a los tres; la sacara
Se hizo un silencio, uno donde yo pensaba y él
me dejaba pensar
-Tanto tiempo me
había hecho esta idea de que tal vez no era parte de esa familia. Es raro
sentir que todo este tiempo tenía razón
-Sigues siendo parte
de esa familia
Sacudí la cabeza
-Nunca me he sentido
y ahora menos, sabiendo que no soy una verdadera Montes
-Eso sonó muy
telenovela—me sonrió, para animarme
Le regrese la sonrisa
-Se siente bien tener
a alguien en este tipo de momentos—susurre—Sin ti, estuviera encerrada en mi
habitación, con la música a todo volumen mientras gritaba a una almohada
-Todavía puedes hacer
todas esas cosas, nadie te lo impide
Solté una carcajada
-Por fin tengo la
versión de mi padre, pero falta la más importante: la de Sara. Ella es la que
de verdad me dará respuestas. Ignacio solo me lleno más de preguntas
-Resolvió algo en tu
mente, dale algo de crédito—acomodo un mechón de mi pelo detrás de mi oreja
Suspire
-Pues sí, el porqué
siempre fue tan distante. Y abrió la puerta a mas aclaraciones—me quede callada
un momento—Ignacio no me dio el nombre de aquel hombre
Sebastián me miro a los ojos, no estando
segura de que buscaba en ellos
-¿Quieres saber?
-Al menos el nombre,
si
-Si supieras el
nombre de tu padre biológico, ¿lo buscarías?
Me encogí de hombros
-No es muy probable,
pero quien sabe, después de que te vayas tendré mucho tiempo libre—calle de
nuevo—de seguro no lo buscare, se largo después de todo
-Tienes que hablar
con Sara y pronto. No puedes sacar conclusiones apresuradas
Acerque la botella de tequila y serví los
shots.
-Falta que Sara
quiera hablarme, y falta que quiera hablar de eso y falta que me lo quiera
hablar
-La convencerás, no
deja de ser tu madre
Agarre mi vaso y le di a mi shot
Todavía no estaba ebria, pero empezaba. Mi
cabeza estaba recargada en la panza de Sebastián, mientras miraba al techo.
Jugábamos a las Pregunta y Respuesta pero
alrrevez; queríamos probar que tan bien nos conocíamos
-¿Mi comida favorita?
-Pizza—conteste de
inmediato
Bufo
-Esa estuvo muy fácil
-¿Cómo me gusta el
café?
-Negro, no te gusta
el sabor de la leche
Le di un trago a la botella y se la pase, el
también bebió.
-Hablando de cafés,
al estar en la oficina de Ignacio me encontré con Sergio
-Aja—murmuro
-Y al salir me invito
un café
-Bueno eso explica tu
tardanza
-¿Me estabas
esperando?
-Por supuesto—no dijo
nada más por unos segundos— ¿Y cómo se encuentra?
-Bien, mejor que
nosotros
Pude oír como soltó una risilla
-Estamos tirados en
un colchón, medio borrachos sin ninguna responsabilidad, ¿Quién está mejor que
nosotros?
Me uní a sus risas
-Tienes razón, la
estamos llevando fácil
-Entonces que, ¿me
fuiste infiel con Sergio?—bromeo
Estando boca arriba me cambie de posición a
boca abajo y mi cara seguía en la barriga de Sebastián, pero ahora lo veía.
-Eso depende
-¿De qué?—ladeo la
cabeza
-¿Se llama Sebastián?—susurre,
los ojos pesados—Solo Sebastián
Su rostro comenzó a mostrar una sonrisa que
cada vez se expandía más. Pude ver como mis palabras le llegaron, movió su
brazo con movimiento vacilante y sé que quiere tocarme.
Como quien no quiere la cosa me muevo,
haciendo que su sutil movimiento se detenga. Sus manos se abren y cierran
rápidamente.
-Que bien—contenía su
voz—que no me gusta compartir a mi mujer
Solté una risilla tonta
Tome la botella y me senté para tomarle. Un
trago largo que me hizo hacer caras, haciendo que Sebastián se riera.
Comencé a dar vueltas, hablando sin sentido.
No estaba del todo ebria, pero quería alocarme un poco. Mi novio hizo
movimiento de querer recargarse en la pared pero lo detuve. Agarrando la
botella me puse a su lado y puse su cabeza en mi regazo.
Todo el tiempo, Sebastián preguntándome mis
acciones. Lo silencie poniéndole un dedo encima.
-Abre tu boca—susurre
Sus labios carnosos se limitaron a separarse.
Puse la boquilla de la botella y se la puse en sus labios. El liquido comenzó a
bajar y el empezó a tomar.
Cuando tuvo suficiente se enderezo y lo hizo
tan bruscamente y rápido que se mojo un poco y las gotas de tequila comenzaron
a bajarle por su cuello y comisuras, mientras yo reía y al final él también
comenzó a reírse
Me acerque a él, y bajando mi rostro, lambí
la gota que caía ahora por su pecho. Con mi lengua recorrí todo su trayecto
hasta arriba. Solo podía sentir la respiración de Sebastián entrecortada.
Me detuve al llegar a su boca, todavía tenia
pequeñas gotas en la comisura. Mi mirada encontró la suya, tenía los ojos bien
abiertos. Todo sentido de mareo se fue de mi cabeza por unos segundos. Nuestras
respiraciones se hacían cada vez más rápidas mientras la anticipación cargaba
el aire
Acerque mi boca a la suya y con la lengua le
quite esas gotitas de alcohol de la comisura de sus labios. Y me aleje rápido
mientras él se hacía para adelante con los ojos cerrados, buscando mas de mis
labios, buscando un beso.
Cuando los abrió sus ojos me veían
diferente.
-¿Ya estas ebrio?
-Un poquito—su voz
fue muy baja
-¿Quieres seguir
tomando?
-No
-Yo tampoco.
Cerré la botella y poniéndola en el piso la
empuje lejos. El vidrio de la botella sonó contra la piso al alejarse.
Sus manos se movían con ansia y sé que
todavía quería tocarme. Pero me aleje un poco más. Quería que sufriera un poco
Volvimos a nuestra posición inicial. El acostado en el colchón y yo boca
arriba, con mi cabeza en su barriga.
Nos quedamos en silencio por un rato. Un
silencio que disfrute
Después volvimos a nuestras preguntas y
respuestas, con un poco mas de ánimo esta vez.
-Estaba así—junto su
dedo índice con su dedo pulgar—de no mudarme a esta casa
-¿De verdad?—nunca me
había dicho eso
-A mi madre le
gustaba más otra casa, casi al otro lado de la ciudad. Pero a mí y a Jimena nos
gusto más este sector. ¿Te imaginas donde estuviéramos ahorita? Sin conocernos
-Yo sé donde estaría.
En algún antro de mala muerte cogiendo con un desconocido en un baño público
totalmente drogada.
Sebastián saco una carcajada pero cayó al
ver que hablaba enserio
-¿Por qué dices eso?
-Mi pilar era Roberto
y al él irse empezaba a decaer. Hasta que apareciste tu—lo mire—se podría decir
que me salvaste de ser otra persona.
-Si recuerdo lo
alocada que eras hace dos años. Me llevabas a las fiestas más fuera de lugar.
Como te tenía que llevar a tu habitación porque estabas muy borracha para
caminar
Bufe ante los recuerdos
-Me estaba
perdiendo—suspire—te debo mucho
Sacudió su cabeza, negando.
-Hablemos de cosas
mejores, ¿si?
Asentí mientras me incorporaba y me sentaba a su lado, recargados en la pared
-¿Podemos dormir aquí
esta noche?
-Podemos dormir en la
cocina si así lo quieres
Mostré una sonrisa tímida.
-No estoy ebrio,
deberíamos de seguir tomando—susurro, casi como en broma
Alargo
su dedo y con la punta de este toco mi hombro y descendió por todo mi brazo
hasta llegar a mi codo. A la tercera vez hable
-¿Qué?—susurre al ver
su cara
-Nada, es solo que—se
encogió de hombros—adoro lo suave que es tu piel
Y ahí estaba de nuevo. Esa carga que se
siente en el aire, algo en ti quiere cortar el espacio entre los dos cuerpos.
Me mira mientras se mordía el labio levemente y en un movimiento rápido me subí
a él a horcajadas.
Nos encontrábamos cara a cara, nuestros
labios demasiado cerca. Aun sin besarnos ya nos encontrábamos jadeando. Sentía
sus manos en mis muslos, su mano firme moviéndose hacia mis nalgas donde ahí
las apretó.
-Quítame la
blusa—susurre entre pequeños jadeos
Sus manos se movieron de mi trasero al borde
de la camisa, quitándola. Mis brazos se movieron para darle acceso a la prenda
fuera de mi cuerpo y así quede… desnuda, solo estaba en bragas.
Nunca me iba a cansar de la expresión de Sebastián
al verme así, sus ojos se ensancharon y sus manos se posaron en la base de mi
garganta. Lentamente sus manos fueron bajando, acunando mis pechos por un
momento para después soltarlos y seguir su camino. Al llegar a mis caderas no
se detuvo y siguió hasta mis muslos, todavía más abajo hasta mis talones.
Cerré los ojos para disfrutar su toque, sentía
sus manos tan suaves.
Y de pronto, demasiado rápido me empujo
suave contra el colchón. Jade ante lo inesperado y al abrir los ojos me
encontré con el encima mío, viéndome como con adoración.
-Quiero besarte
toda—murmuro
Y nuestros labios por fin se tocaron, la urgencia
más presente que nada; fue un beso de esos que llegan tres o cuatro veces en la
vida. Mis manos apretaban su cabello de una manera fuerte, si se dolió no se
quejo.
Por un momento recordé la manera en que
antes de ser novios, mucho antes de eso, cuando estábamos tan peleados que no
hablábamos; recuerdo la manera en que pensaba de sus labios antes, recuerdo que
pensaba que nunca podría probar aquel carnoso manjar y eme ahora, no pudiendo
respirar por culpa de esos labios.
Cuando se separo de mi boca dirigió la suya
hacia mi mandíbula y más abajo, hacia mi cuello. Desde ahí comenzó a besar,
chupar y mordisquear cada parte de mi piel, tal y como él había dicho.
Arquee mi espalda cuando dirigió sus labios
hacia mis pechos, acunándolos con una mano mientras con sus labios jugaba con
ellos, era divino, y así continuo por todo mi cuerpo. No podría decir quién de
los dos lo disfrutaba más
Cada tres segundos soltaba un gemido de lo
bien que se sentía su lengua por todo mi cuerpo, era una pequeña tortura. Lo
quería ya, lo deseaba.
Cuando ya estaba a la altura de mi pantorrilla
lo jale bruscamente hasta atraerlo de nuevo, a mi boca donde comencé a besarlo
casi violentamente. Sentía que no podría tener suficiente de él, las lenguas no
se hicieron esperar mucho más tiempo, tomando la boca del otro.
-Creí que solo tomaríamos
hasta vomitar—susurro entre los besos
Solté una carcajada y mientras me reía el me
besaba el cuello y bajando, el también con una nueva sonrisa en los labios
Dimos vuelta, yo poniéndome encima de él
tomando el control. Las risas ahora apagadas, comencé a moverme, meciéndonos. Cerró
sus ojos mientras se enderezaba y su cara quedo entre mis pechos, que comenzó a
besar mientras me movía más rápido. Y cuando ya no aguantamos mas, nos
detuvimos para quitarnos la única ´prenda que nos quedaba
-Me encantan tus cicatrices—susurro
mientras con un dedo acariciaba una que tenía en la espalda baja.
-¿De verdad?
-Si, se ven algo
sexy—rio entre dientes mientras se encogía de hombros—es como si contaran una
historia—me miro a los ojos—eso me encanta
-Tu me
encantas—murmure, mis ojos se cerraban
Sebastián lo noto y me abrazo por detrás,
pude sentir su nariz en mi pelo
-¿Quieres que te
traiga una sabana?
Seguíamos
en el colchón después de hacer el amor, y como yo se lo pedí ahora estábamos
durmiendo aquí. Solo éramos nosotros, desnudos, con las piernas entrelazadas y
un colchón.
-No, no te vayas
Al día siguiente, agarre el teléfono y le
marque a Sara. Era algo estúpido pues simplemente podría salir de la puerta y
caminar hasta su casa pero preferiría no verla, prefería que no me viera a mí.
Al principio no quería aceptar hablar conmigo
pero al momento de decirle que tuve una charla con Ignacio no se negó de nuevo.
La invite a mi nueva casa sin embargo se negó, quería ir a un lugar más público
y casi se podía decir que la entendía. Pusimos fecha para la semana entrante,
todavía no me sentía emocionalmente lista para saber del pasado de mi madre y
del desastre que creo.
Como yo no tenía que trabajar teníamos todo
el día para hacer lo que quisiéramos y no teníamos ni idea de que podíamos
hacer. Se nos paso la mitad de la mañana todavía acostados mientras poníamos
ideas de adonde ir.
Al final decidimos quedarnos todo el día en
pijamas, pues al día siguiente yo tendría que regresar al trabajo y el tendría
que atender asuntos con respecto a su mudanza y así serán casi todos los días.
-Sabes, tenemos que
hablar de que pasara después
Le baje un poco a la tele y me estire en el
sillón, poniendo mis pies en su regazo acostada con mi cabeza en un brazo del
sillón
-¿Qué hay que
discutir?
-Me iré y ¿que pasara
con nosotros?
-¿Te refieres a una relación
a distancia?
Hizo una mueca. Yo si había pensado en esto,
pero no le había dedicado mucho tiempo. Quería enfocarme en el ahora pero al
final del día esto se tenía que discutir
-Nunca me agrado ese
tipo de relaciones
-A mi tampoco
-Pero, refiriéndose a
ti podía aceptar eso
-¿Pero?
-¿Pero?—repitió confundido
-Hay algo mas, ¿no?
Se quedo callado por un momento y se acerco
a mí
-Yo solo quiero que
terminemos bien—susurre
-Y si mantenemos una
relación a distancia, no terminaremos de una buena manera
Pensaba de la misma manera pero no entendía
las razones por la cual terminaríamos de una “mala manera”. Lo quiero seguir
teniendo en mi vida hasta que muera pero él se ira y no puedo hacer nada para
cambiar ese hecho. No nos quedaba otra más que averiguar un modo o simplemente
dejarnos ir uno al otro
-¿Por qué?—pregunte
-Estaré hasta en otro
continente, podríamos mensajearnos y hacer video llamadas y todo lo que se le
parece pero creo que me volveré loco si sigo viendo tu rostro y no puedo
tocarlo, besarlo, hacerte el amor—me miro—No podre venir tan fácilmente, haría
todo lo posible pero no sería suficiente y tu, Carolina—agarro mi cara con sus
dos manos—te mereces lo mejor. Te mereces a un hombre que pueda hacer esto que
estoy haciendo sin la necesidad de viajar en un vuelo de horas.
Se me hizo un nudo en la garganta
-Y puedo imaginar con
perfecta claridad el día en que me digas por llamada que ya todo se termina,
que me quieres pero que ya no puedes seguir con esto y eventualmente, igual yo.
Eso no es una relación; menos una sana. Terminaremos con una mala idea del
otro.
Hizo una pausa y espero por mi reacción.
Baje la cabeza, mis pensamientos eran los mismos que el. Tenía razón acerca de
todo, llegara un día en el que simplemente no podremos continuar con una
relación de esa manera.
-Por mi parte, y te
repito yo quiero que alguien te de amor de verdad. Yo no quiero privarte de
nada. Estaré afuera demasiado tiempo, haciendo la carrera luego el servicio; me
llevara demasiados años y en ese tiempo tu puedes conocer a un hombre que sea
lo suficiente bueno que te pueda merecer.
Comencé a sacudir la cabeza, negando todo
eso que acababa de decir
-Si, Cari, si—murmuro
en mi oído
-No me puedo imaginar
estando con nadie que no seas tú—el nudo en mi garganta me impedía hablar más
alto
-Yo tampoco, y me
muero de celos de solo pensarlo, pero no quiero que termines odiándome
-Nunca hare
eso—susurre pero le regrese la mirada—pero tienes razón, en todo eso. No te
quitare el tiempo, ese tiempo en el que puedes encontrar a una que te de lo que
no al final del día no te podre dar
-Yo solo quiero lo
mejor para ti
-Igual yo
Me dio un beso en la frente
Después de eso volvimos a ver la televisión
pero más juntos todavía. El final del programa me levante por una cerveza en el
refrigerador. En todo lo que estuvimos callados mi mente no dejaba de procesar
la conversación y sacando a relucir todas las cosas que no se atrevía a pensar.
Todavía con la mente confusa y sin pensar,
al llegar a la sala me pare enfrente de él
-No regreses—mi cara
llena de emociones
-¿Qué?—agarro el
control y pulso el botón de mudo
-Al irte, no
regreses. Si me prometes que regresaras, aunque sea sin tener ninguna relación
me volveré loca. Te buscare a cualquier lugar que vaya, todo el tiempo; lose.
Cada vez que suene mi teléfono, pensare que eres tu diciéndome que estas aquí.
No podre superarte de esa manera, estaré constantemente en una tortura—me
desplome lento en el suelo, sentándome sobre mis talones—No regreses, la sola
idea de todo esto ya me tiene enferma, cada hombre que vea le pondré tu rostro.
Prométeme que aunque regreses, si te vuelves a ir no me lo digas, prométemelo
Todo el tiempo lo mire a los ojos y fui
testigo del mal sentimiento que fue apareciendo en su mirada. Los míos
suplicaban con desesperación una promesa. No dijo nada durante lo que me
pareció tres horas. Apoye mi cabeza en su rodilla, no mirándolo para darle algo
de tiempo para que pudiera asumir todo lo que recién le dije.
No me arrepiento de mi discurso, era todo lo
que me atormentaba pero no lo sabía. Sentía alivio al decirle finalmente como
me sentía a lo que quiera fuera de su partida. No quería una relación a
distancia, eso sería como el tiro de gracia después del disparo de su partida.
Por fin, sentí sus manos buscando mi rostro
y lo alce. Su expresión mostraba demasiados sentimientos a la vez que no pude
comprenderlos.
-Lo que me estas
pidiendo en pocas palabras es nunca volver a vernos
Inspire aire
-Perdóname, pero no
creo ser capaz de sobrevivir a más de una vez una partida tuya. Quiero
desesperadamente que sigas en mi vida pero no de esa manera, nunca de esa
manera. Tu mismo lo dijiste, no es sano.
Asintió mientras cerraba los ojos.
-De acuerdo, te lo
prometo. Después de que me vaya, cortaremos comunicación
Baje la cabeza, como si me pesara. Esto no
me hacía sentirme nada más que mal. Sebastián
me levanto y me puso en su regazo y nos mantuvimos hay por mucho tiempo
-No te sientas
mal—murmuro al leerme el pensamiento—Es bueno que me hayas dicho esto, lo que
piensas.
Asentí
sin poder decir nada, después de acordar no volvernos a hablar después de su
partida.
-Te quiero—le susurre
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