Me deposito en la
cama para ponerse encima de mí. Nos miramos un instante antes de juntar los
labios.
Parecíamos como si la vida dependiera de que
nuestras bocas se mezclaran con la otra. No me había dado cuenta hasta ahora
que lo tenía agarrado de la espalda, con mis piernas entorno a su cintura que
había querido esto durante todo el día
Me estaba dejando llevar por el momento, no
podía sentir ni pensar nada más que sus labios rosándome el cuello, los hombros
y mordiéndome el lóbulo de la oreja derecha, ni su aliento cosquilleándome la
piel a su paso
Dejo de besarme para enderezarse un poco. Me
agarro de las manos y alzo mis brazos arriba de mi cabeza, entrelazando los
dedos. Bajo su rostro y rozo muy levemente su nariz contra a mía, para descender.
Podía sentir su piel caliente sobre mi piel sensible
Su rostro se dirigió al mío y nos miramos.
Mi corazón no se podía acelerar mas, su mirada me decía una cosa muy clara “quédate”
y quién era yo para decirle que no
Alce mi cara para que mis labios alcanzaran
los suyos y volvimos a principio.
Y cuando sus manos soltaron las mías para
dirigirse a mi blusa y quitarla, fue ahí cuando me di cuenta. Me imagine por un
instante el momento en que estaría marcándole a Edith, creándome una excusa
para decirle él porque ya no llegaría. Oh, peor aún, yo teniendo que
levantarme, vestirme y dejarlo.
Así que, después de ese pensamiento, antes
de que mi novio terminara de quitarme la blusa y entre los jadeos y los besos
susurre
-Para, para
No lo hizo. Sus manos se deslizaron debajo
de mi blusa y sentí sus manos rodeándome la cintura mientras su boca—oh esa
boca—bajaba hasta besarme el contorno de los pechos, haciéndome soltar un
pequeño gemido de anticipación
¿Por qué detenerlo? Se sentía celestial.
Empuje mis caderas hacia su cuerpo
La carne es débil.
Fue cuando la prenda estaba casi ya fuera de
mí cuando volví a la realidad
-Sebastián—la voz
no me salió tan grave como lo quise a causa de los jadeos
Su boca detuvo sus besos en mis pechos y
alzo la mirada. Mene la cabeza a manera de negación. Bufo fuertemente y juro
que quería echarse a decir groserías; cómo no, yo andaba en las mismas
Quito sus manos de mi blusa—de mi cuerpo—y
me miro con decepción en los ojos. Tome su rostro entre mis manos—no podía
evitar sonreír por su expresión—y le di un sencillo beso en los labios
-Sera mas difícil
cuando me tenga que vestir para irme y lo sabes—alce la ceja
Lanzo un gemido de dolor fingido y se dejo caer
alado mío
-Ahora mismo creo
que te odio—su voz estaba contenida
Apoye la cabeza en mi codo y lo mire
-Guarda ese odio
para mañana—mi tono de voz era pícaro y él lo noto al instante, regresándome la
sonrisa y las reprimidas ganas de desvestirnos el uno al otro
Y ahora estaba yo aquí, en la habitación de
Edith, recordando y extrañando a mi novio que se encontraba a cinco minutos de
donde yo me encontraba y que lo vería mañana a primera hora. Era ridículo, y
tan ridículo que solo dolía pensar en lo que tendría que pasar cuando se
marchara definitivamente
-¿En qué tanto piensas?—me
pregunto Edith al ver que me tapaba la cara y frotaba los ojos
Suspire
-En el hambre que
tengo—susurre distraída
-Marcelo llegara
con la pizza en una media hora—me informo
Resulta que cuando llegue, él se había
vuelto a ir, y se tardaría un poco. Me daría tiempo para contarle a lo sucedido
con mis padres. Me levante de la cama y me puse alado de ella en el suelo,
donde tenía la computadora en el regazo
-Tengo algo que
contarte
-Dime—pero estaba distraída
con la maquina que tenía enfrente
-Edith, es sobre
mis padres—intente de nuevo
Esta vez sí capte su interés. Me miro
lentamente y le hice una mueca. Cerró la laptop y la dejo a un lado. Cuando me
miro por segunda vez inclino la cabeza hacia un lado, diciéndome que empezara
Y así lo hice, le conté todo y no me reserve
los detalles. Comencé desde la llamada de mi padre para ir a su oficina para
hablar conmigo después de que Sara me había corrido—hice una pausa para
explicarle esto también—y la conversación que tuvimos que dio como resultado
otra conversación con Sara.
-No, estas mintiendo—exclamo
sorprendida
Negué con la cabeza
-Carolina, esto
está demasiado intenso—se llevo una mano a la boca—Bueno, eso explica todo,
¿no? El porqué la frialdad de tu madre y la distancia de tu padre
-Sí, se supone—mi
mirada era baja
-¿Qué es lo que no
te cuadra?—frunció el ceño
-No se… ni siquiera
termino de entender la historia
Se levanto y comenzó a caminar por la
habitación
-Tienes que
encontrar a tu padre biológico
Entorne los ojos
-No me hagas esa
cara, mujer—me regaño
Solté una solitaria carcajada, que le siguió
de pasarme la mano por los cabellos
-Sebastián también
insistió en que lo encontrara—comenté en voz baja
Edith se puso enfrente de mí
-No puedo decir que
te entiendo, porque solo podría entenderte al estar en la misma situación pero…
me acabas de decir que hay algo que no encaja y es eso
La mire inmediatamente con el ceño fruncido,
no la entendía
Suspiro con desesperación y comenzó a
caminar de nuevo por toda la habitación
-Necesitas
encontrar a este hombre Fernando, y cuando hayas hablado con los tres—alzo la
mano con tres dedos levantados—los tres involucrados en este revoltorio de
relaciones, todo cuadrara
Me frote los ojos por segunda vez en la
noche
-No sé, Edith. No
estoy preparada. Es mucha información para mí, todavía no la digiero toda
Se calmo un poco y me miro con dulzura
-Bueno, tampoco
tiene que ser mañana mismo, verdad—me sonrió y me tomo la mano— ¿Cómo te lo
tomaste cuando recién hablaste con tu madre?—pregunto en voz baja
Suspire pesadamente
-Me pelee con
Sebastián—bufé—Comencé a gritarle por nada al cabo de los quince minutos de
llegar. Cuando estuve con Sara sentada, ahí si lo tome todo muy bien—hice una
pausa—todavía no entendía bien, ella se mostro tan cooperativa. Nunca había
tenido una conversación tan larga con ella.
Volví a hacer una pausa y me mire los dedos
-Tanta tranquilidad
en ese restaurante que al llegar a casa se esfumo
-Y te descargaste
con él—completo ella
Torcí el gesto y me encogí de hombros
-Me tranquilizo al
instante—las comisuras de mis labios de curvaron un poco al hacer una sonrisa
Edith me correspondió la pequeña sonrisa
-Me alegra el saber
que lo tienes
-Y que lo
perderé—murmure, voz triste y pesada
Se separo de mí y aplaudió dos veces.
-Basta de tristes
charlas, cuando llegue Marcelo con la pizza estaremos todos felices
Algunas veces no te das cuenta de cuánto
extrañas a alguien hasta que lo tienes enfrente y recuerdas todos los pequeños
detalles que sabes de ellos y te preguntas que paso a mitad de camino que
perdiste de vista a esas personas.
Bueno, para mí no fue tan difícil descubrir
el por qué, y tampoco podía quejarme. Yo había elegido eso. Dos trabajos para
conseguir dinero para la universidad no te da tiempo de socializar, y cuando
acabe con eso fue porque mi novio se iba y tenía tiempo que aprovechar. Pero
ahora había perdido a mis amigos de vista, a los únicos que tendría ahí después
de la partida de Sebastián. Pero ahora yo también me iba
Estábamos los tres tirados en el suelo
alrededor de la caja de pizza ahora vacía. Marcelo cantaba a todo volumen su
canción favorita, que se estaba escuchando desde la computadora, también a todo
volumen. Edith solo decía que necesitábamos alcohol y que se le antojaba vodka,
yo reía de a escena que contemplaba
-No tengo ganas de
vomitar hoy, Edith—decía Marcelo entre las letras que cantaba
-¿Quién habla de
vomitar?—replico ella, hablando con más volumen a causa de la música
-¿Después de
contarte lo que acaba de pasar en mi vida amorosa crees que si me das una
botella no terminare ciego?—justo al terminar la frase, volvió a alzar la voz
con su canto
Edith poso sus ojos en mí
-¿Tu si me apoyaras
verdad?—se acerco mas
-Lo siento, pero yo
tampoco tengo ganas de tomar—me encogí de hombros con culpa fingida,
sonriéndole
Bufo ruidosamente
-¿Qué paso con la
Carolina que salía inconsciente de las fiestas y que jamás diría no a un shot?
-Muerta y enterrada
por ahora
La canción de Marcelo termino y este ya no
puso ninguna otra, lo cual agradecí
-Cantas terrible—le
grite mientras reía
Este se acerco y me agarro la cara entre las
manos
-Dime eso cuando no
te nombre en mis agradecimientos cuando gane el Grammy
Eso
hizo estallar de risa a Edith. ¿Por qué no los había visto antes?
-Tengo que
contarles algo, chicos—dije seria
-Espera—interrumpió
Edith—tengo que sacar esto a la basura y checar que este bien cerrado en la
tienda.
Mi amiga doblo la caja y salió por la
puerta. Marcelo se acomodo a mi lado, recargándose en la cama.
-Así que, ¿Cómo van
las cosas con Sebastián?
-Bien…se podría
decir que mejor que nunca—me pase la mano por la cara—honestamente me costó
trabajo venir aquí a pasar la noche
-Apuesto a que sí.
Es lo más frágil que te he visto en años
Le mire a la cara
-¿No es nada fácil
verdad?—me miro lleno de compasión
Negué con la cabeza
-¿Por qué no te vas
con él?
-Lo hemos
considerado demasiadas veces, pero no es posible. No puedo vivir en casa de su
abuela, sin estudios y sin el suficiente dinero. Aparte, nada dura para siempre
y los dos lo sabemos muy bien… ¿Qué tal si terminamos mientras estamos allá?
Estaría sola en una ciudad que no conozco
-Lo han pensado muy
bien—dijo después de un momento
Bufe
-Hemos considerado
todas las opciones y ninguna…--ni siquiera termine la frase pero sé que él la
entendió perfectamente
En eso entro Edith y se sienta enfrente de
nosotros
-¿Qué decías?—su
tono alegre estuvo un poco fuera de lugar
Cerré
los ojos y suspire lo más hondo que pude
-Sí, solo les diré
esto a ustedes porque son mis amigos más cercanos
-Oh dios mío,
¡estas embarazada!—exclamo Edith
-¡¿Queee?!—grito mi
amigo
-¡No…!—trate de
decir
-¡En la graduación
me comentaste que seguías siendo virgen!—grito Marcelo indigno
Edith rompió a reír con esa declaración
-¡Y era verdad! En
el momento…—trate de defenderme
-¿Estas
embarazada?—repitió Edith
-Claro que no—dije
tranquila y segura— ¿me dejarían terminar?
¿Por qué la gente piensa eso?
-Detalles luego,
¿sí?—me susurro Marcelo
Les comunique mí partida a Brasil, la cual no
reaccionaron bien a ella. Tuve que hacerle unos cambios a la historia claro,
como el que Roberto es un familiar que siempre ha vivido ahí y pequeños
detalles. Aunque Edith sabe más o menos quien es Roberto no comente que era él,
entre menos supieran mejor.
Hubo a ratos hasta donde Marcelo se enojo y
Edith me acuso de dejarla sola, pero al final lo entendieron. Entendieron que
“mi tío” me ayudaría con la universidad, entendieron que ya no sería sano para
mi quedarme aquí después de la partida de Sebastián, entendieron que era lo
mejor y se dieron cuenta que tan feliz me hacia esto. Les prometí que vendría a
visitarlos seguido y que pasaríamos más tiempo juntos hasta que me fuera.
Ahora los dos estaban dormidos. Eran las
tres cincuenta y dos de la mañana; se podría prácticamente decir que ya eran
las cuatro. No podía dormir, a esta hora sigo despierta alado de Sebastián, solo
hablando… otras veces no. Pensé en salirme y llegar a la casa, pero eso sería
muy patético.
Edith y Marcelo dormían en la cama de ella,
yo pedí el suelo. Los ojos me ardían por falta de sueño, pero no podía
descansar.
Cuando dieron las cuatro de la mañana, mi
celular sonó. Era él
Conteste de inmediato, con el corazón un
poco acelerado. Me puse el celular en el oído y ninguna voz salió de este. Y
comprendí; él tampoco podía dormir.
Una sonrisa se extendió por todo mi rostro y
pude escuchar un pequeño suspiro al otro lado de la línea. Me sentí mejor
sabiendo que lo tenía ahí conmigo, incluso por teléfono.
“Lamento estar en la cama equivocada” le
quise decir pero no quise romper el silencio
Después de un tiempo de estar con el
teléfono en la mano, sin decir nada, se me fueron cerrando los ojos. Ya casi no
sostenía el celular en el oído y pude escuchar a lo lejos que me decía
“descansa” y eso hice, me quede dormida
Ya casi era medio
día y estaba recién salida del baño. Marcelo ya casi se iba a la universidad,
lo mismo con Edith.
Esta última había pasado todo el tiempo
desde que nos levantamos diciendo que tenía que tomar una prueba de embarazo
-¡Edith! ¡No estoy
embarazada!—grite su nombre pero el resto lo dije quedito, su familia estaba
cerca
-No me has contado
los detalles de cómo perdiste tu flor—se burlo Marcelo
Le sonreí
-Seria una larga
charla—dije en tono de broma, pero era algo cierto
-Empieza por el
tamaño de su pene—levanto una ceja
Solté una carcajada y caí de sentón en la
cama
-¡Carolina!—Edith
se puso a mi lado—Si tanto aclamas estar embarazada, ¿Por qué no te la haces y
dejo de molestar?
-Dios, porque tanto
interés en un bebe, Edith—hablo Marcelo
-¿Usan
protección?—pregunto ella
-Todas las veces. No
hay manera posible de que esté embarazada
Pero honestamente, tanta era la insistencia
de Edith que estaba rompiendo mi confianza. Pero yo estaba segura, ¿verdad? Un
hijo con Sebastián… mi corazón se acelero
Con Marcelo saliendo de la casa y los padres
de Edith ocupados en la tienda mi amiga y yo nos quedamos solas en el baño.
Ella tenía una prueba de embarazo en las manos. Me platico que hace unas
semanas una amiga suya de la universidad tenía miedo de salir embarazada y
compraron juntas una prueba, pero el mismo día a ella le vino el periodo y
Edith se quedo con la prueba.
La última vez que tuve mi periodo, este acabo
días antes desde que Sebastián y yo lo hicimos por primera vez y según mis
cálculos todavía me faltaban como dos semanas para que regresara.
Orine en la pequeña cosa de plástico y
esperamos juntas.
-¿Nerviosa?—susurro
¿Lo
estaba? Medí mi respuesta por unos minutos
-No, ya te lo había
dicho, yo estoy segura que no lo estoy
Checo la hora en su celular
-Ya debería de
estar el resultado
Edith agarro la caja y leyó las
instrucciones por segunda vez “Una
rayita es que no, dos es que si”
Se levanto para agarrar la prueba y se le
quedo viendo mucho rato, levanto la cabeza y me dijo el resultado
me gusta mucho tu novela.. deberías de seguirla porfis.:D
ResponderEliminarsabes deberías de subirla wattpad para mas gente lee tus historias