Al
llegar a casa de Edith, me encontré con su mama que atendía la tienda pero
estaba con unos clientes así que solo le sonreí y pase hasta la casa.
Edith se encontraba sentada en el sofá,
viendo algo en la televisión a lado de Eduardo su hermano.
Al verme se paro inmediatamente, tomándome
de la mano y llevándome a su habitación. Tenía la cara de enojada; de seguro me
iba a regañar por haber dejado el sofá a medio día de salir del hospital.
-
¿En
qué pieeeeeeeeeensas?—soltó solo cerró la puerta de su habitación y comenzó a
dar vueltas por la misma—Regresar a ese maldito lugar donde te balacearon;
Silvia Carolina Montes Castilla ¡hay matan gratis! Si te pasa algo me muero y
tu regresas como Juan por su casa como si absolutamente nada hubiera pasado y…
-
Acabo
de ver a Sebastián y Samanta besándose—murmure.
Se quedo parada en su lugar. Callada,
intentando asimilar la información. Esa era la “Edith expresión” cuando veía
todas las posibilidades de una situación.
-
Es
broma, ¿verdad?
Negué con la cabeza. Se le olvido todo el
regaño que me estaba echando
-
¿Qué
fue exactamente lo que viste?
-
No
quiera llegar a mi casa así que ya para cuando me di cuenta estaba tocando la
puerta de la suya y Jimena su hermanita me abrió y me dejo pasar a su
habitación. Para cuando entre se estaban besando.
-
Entonces
los rumores eran ciertos—susurro.
-
¡¿Rumores?!
¡Tus sabias! Medio mundo sabia
Tenía tantas ganas de regresar a su casa a
golpearle la cabeza.
-
Solo
escuche algo vagamente, ni siquiera le preste atención. Yo creía que era todo
una porquería de mentiras. Que discreto nos salió Sebas.
-
No
lo puedo creer, Samanta—dije sentándome en la cama—Fue el momento más incomodo
de mi existencia, entrar a su cuarto y sentir ese aire pesado. No saber a dónde
voltear.
-
¿Qué
sentiste en ese momento?
-
Traición,
no sé. Todo sigue ciento tan confuso.
-
¿Celos?—susurro.
La voltee a ver a la cara. Edith estaba
sentada alado mío con los ojos puestos totalmente en mi.
Me quede pensando en esa posibilidad y mis
pensamientos comencé a decirlos en voz alta.
-
En
realidad sí. Pero no de los de pareja. No será lo mismo; si sé que estoy siendo
demasiado negativa que puede que este exagerando las cosas pero en realidad
tengo mucho miedo de perderlo. Celos porque ya no pasare tanto tiempo con él,
que el tiempo me lo robara ella.
Comenzó a acariciarme el pelo. Le apreté la
mano, sabíamos lo que significaba cuando le apretaba la mano.
-
¿Quieres
llorar?
-
No—dije
de inmediato.
-
Miedo
y celos—susurro mi amiga.
-
La
odio aun mas—también susurre.
Edith agarro su celular y marco un número.
Era mi pizzería favorita.
-
Hoy
te voy a consentir—me sonrió luego rio— ¿No quieres que rentemos una película
cursi y vaya por helado?
Solté una carcajada, negando con la
cabeza.
-
No
lo creo.
-
Lo
bueno es que es martes.
-
¿Por
qué?
-
Significa
que te obligare guardar los dos días de reposo que te dijo la Doctora para que
el viernes nos vayamos de fiesta
Sonreí de oreja a oreja
Esa noche me quede en su casa, y al día
siguiente volví a faltar a la escuela. Estaba justificado y comoquiera me
importaba una mierda.
Ese día recibí visitas de medio mundo, incluyendo Sergio, Lucas y hasta
Melisa. Sebastián había llamado a mi trabajo, explicando lo que paso. A mí se
me había olvidado por completo.
El día siguiente no aguante mas el no salir y aparecí de sorpresa en la
escuela. Los maestros me trataron como una discapacitada así que a la mitad de
las clases no entre por la misma razón. Me la pase en la cafetería pero mínimo
ya no estaba en mi habitación.
Tuvieron que pasar muchos momentos incómodos para darme cuenta que
evadía a Sebastián. Siempre trataba de acercarse a mí pero yo ponía una excusa
y me iba lejos de donde estaba el.
Era una hora después del descanso y yo me quede en mi lugar mientras
todos volvían al salón. Sebastián caminaba hacia mí y yo ya no podía escapar.
Estaba sentada en el suelo, recargada en una pared. No había ya nadie cerca mío
mas que el caminando donde me encontraba.
Mire para otro lado, tratando de ocultar mi pánico. El día de ayer fue
igual. Trato de ir a mi casa pero yo le ponía excusas de que no y hasta papeles
me aventaba a mi ventana pero yo pretendía que no estaba ahí. ¿Por qué actuaba así?
Sabrá Dios.
Llego a mi lado, sentándose junto a mí.
Me agarro la mano y entrelazo los dedos con los míos. Extrañaba demasiado esa
sensación y a él, aunque solo habían pasado dos días.
-
Puedo
saber la razón por la cual me tratas como si fuera un extraño que te incomoda.
-
Lo
siento—fue lo único que se me ocurrió—de verdad estoy tratando por hacer un
esfuerzo.
-
Yo
también.
Me paso el brazo por los hombros y yo recargue
mi cabeza en su hombro.
Nos quedamos así hasta que la hora de salida
llego. Hablando de tonterías, olvidando por completo lo sucedido hace dos días.
Me invito a comer en el mismo restaurante en que lo lleve en su primer día de
clases. Yo acepte encantada. Pero a mitad de camino hacia mi coche sonó su
teléfono.
No había mucho que explicar, lo deje ir con
una sonrisa de comprensión. Le dije que lo iba a intentar, lo estaba haciendo.
Los siguientes días fueron igual. El tenía
que irse para encontrarse con ella y todo el día estaban juntos. Pronto dejamos
de vernos.
Lo peor de todo es que yo también la veía más
seguido a ella. Los veía muy seguido juntos. Y siempre que los veía contentos,
agarrados de la mano, besándose. Un sentimiento—como una punzada—aparecía en mi
pecho. No aguantaba ver la escena y siempre terminaba corriendo.
La punzada también aparecía cuando veía el
lindo carro de Samanta afuera de su casa. Sabía que estaban juntos, como él y
yo estábamos antes. No soportaba esa sensación y Edith siempre me decía que
esos “celos de amigos” “celos de los buenos” se estaban saliendo de control.
No era cierto, solo que no aguantaba la idea
de perderlo de esa manera por ella. Ella ya me había quitado muchas cosas, como
la confianza a mi padre, mucha sangre y un odio extra de parte de mi madre y mi
hermana. ¿También tenía que quitármelo a el?
Recordé la conversación donde le conté
absolutamente todo mi pasado a Sebastián. Cuando le dije que nunca se separara
de mi, que no lo soportaría. No sabía cómo sentirme ahora porque no se estaba
separando de mí físicamente pero si hay una muy notoria distancia entre nosotros.
También note demasiado que Sebastián con
novia, muchos de mis antiguos pretendientes volvieron a hablarme y volver a
echarme los perros. Tal vez unos nunca creyeron que solo éramos amigos aunque
eso era absolutamente absurdo.
Las semanas pasaban, el tiempo se me junto
con las palabras se me iban de las manos. Todo el tiempo ya pensaba en mi amigo
de ojos verdes. Pensaba que esos ojos ahora ya no eran míos y que de seguro
nunca lo recuperare.
Algún día tendrían que terminar no ¿? ¡¿NO?!
El ya ni me hablaba, y yo deje de hablarle
también. Me sentí toda estúpida al darme cuenta que la única que lo intentaba
era yo.
Cada día que veía a los enamorados terminaba
por desfigurar la mano de Edith pero ella no hacía nada más que llevarme a otra
parte mientras se aguantaba el dolor de la presión de mi mano sobre la suya.
-
Los
celos te están matando viva
Me dijo mi amiga cuando los vimos afuera de
su casa al salir de la mía.
Samanta nos vio pero nos ignoro por completo
y el no se dio cuenta siquiera. Mi reacción según yo fue neutra pero Edith me
conocía tan bien que veía debajo de mi mascara de falsa tranquilidad.
-
Por
supuesto que no
-
Eh
estado casi un mes aguantando tus “no estoy celosa” “son celos de amigos” y
creo que ya fue suficiente. Tú no me engañas Carolina. Lo que sientes son
celos, celos puros, de amor. Te gusta Sebastián.
Para esa parte de la conversación ya
estábamos enfrente de su camioneta. Me recargue en una de las puertas.
-
Por
supuesto que no—evitaba su mirada—no digas tonterías.
¿Yo? ¿Enamorada de Sebastián? No puedo
siquiera imaginarme… Pero de pronto lo hice. De tantas escenas de película que
lo he visto hacer con Samanta me imagine una de ellas pero esta vez era
diferente.
Sebastián besaba a una chica pero no era
ella… era yo. Estaba en sus brazos, los míos también estaban sobre él;
retorciendo mis manos en sus cabellos castaños mientras probaba sus carnosos
labios.
Comencé a sacudir la cabeza. Quitándome esas
imágenes de la mente y el pensamiento.
Esto no puede estar pasando, JAMAS. Celos de
amigos, si.
Edith se subió a la camioneta y yo en el copiloto
mientras marcaba desde mi teléfono celular.
-
¿A
quién marcas?
-
A
Lucas; Sebastián a ocupado demasiado espacio en mi mente.
-
¿Por
qué quieres que me cambie?
-
Porque
vas muy elegante y al lugar donde vamos no es elegante
-
Déjame
llevarte a un restaurante
-
Olvídalo,
a menos que me quieras llevar a McDonald’s –bromee
Lucas me torció los ojos a manera de broma y
se acerco a mí. Lo deje abrazarme.
Sabía que estaba mal, sobre todo en el lugar
donde me encontraba… que era su habitación.
No sé porque acepte ir a su casa primero
antes de irnos juntos a nuestro destino. Destino que también habíamos quedado
que yo erigiría.
Puso una mano en mi barbilla haciendo que lo
viera a los ojos y otra en mi trasero. Reí entre dientes mientras me separaba de
él y me iba a su armario que estaba tan gigantesco como su habitación y el
resto de su casa.
A mi familia no le faltaba el dinero pero a
estos bastaba y sobraba como para alimentar a seis familias juntas.
-
Tenemos
que encontrarte algo casual. Vete quitando la camisa mientras te busco una
rápido.
No tarde mucho en encontrar una blusa decente
junto con unos pantalones de mezclilla. Me di la vuelta con la ropa en la mano
y me encontré con un Lucas recostado en la cama. Muy cómodo mirando mi trasero
y el estaba…
Semi- desnudo.
-
¿Es
enserio?—dije con tono irónico, divertido y un poco seria.
Se acerco riéndose entre dientes y me volvió
a abrazar y de nuevo no puse resistencia y de nuevo sabía que estaba mal pero
me dio igual en ese momento. Tenía que sacarme a Sebastián de la cabeza.
Lucas
no estaba en un bóxer o bermuda si no en un calzón tan chico y delgado que le
veía todo. Y Wow, vaya que sí.
Su mano traviesa se deslizo por mi espalda
hasta llegar a mi trasero y si mano acaricio mi mejilla y se detuvo en mi
barbilla donde nos miramos directo a los ojos.
Poco a poco se acerco pero sus manos que
seguían traviesas se movieron a mi blusa donde desabrocharon el primer botón de
mi blusa pegada roja con cuadros negros. Reaccione.
-
Te
estaría mintiendo si te digo que no pones mis hormonas a trabajar—sonrió de
oreja a oreja, triunfante y de seguro ya visualizándome como otra en su
lista—pero… nunca va a pasar.
Su sonrisa se fue cuando me separe de él y
me volvía a abrochar mi botón de blusa.
-
¿Por
qué no?—dijo seguro y seductor.
-
Porque
se nos hace tarde—hable de la misma manera antes de sonreír—vístete que te
espero afuera.
La ropa que sostenía en mis manos antes de
toda la escenita estaba ahora en el suelo pues yo la solté para poner mis manos
en su fuerte pecho. Lucas tenía un cuerpo de Dios griego.
Su casa de cuatro pisos era muy lujosa y tenía
bastantes cuartos alrededor. Me pregunto quién vivirá aquí aparte de sus
padres. Si el tendrá hermanos o algo. Sabia muy poco de Lucas y eso no me
gustaba.
Había una fiesta, una de las más esperadas
del año organizada por varios Dj en casa de un millonario que iba a salir
beneficiado porque cobrarían la entrada. Sería una de las mejores y habría de
todo y lo que quería en estos momentos de verdad era algo de descontrol. Medio
mundo asistiría y nadie se lo perdería.
Claro Lucas no sabía nada pues el solo se movía
en los ambientes más grandes y esta fiesta era de simples mortales. Pero las
fiestas de los simples mortales eran las mejores.
Llegamos en mi coche y nos estacionamos como 5 calles antes pues no
había espacio a pesar que habría estacionamiento.
Estaba
todo a reventar. Chicas en brasear y bragas por aquí, chicos semi desnudos como
Lucas por allá, alcohol en todas partes, sabía que había drogas y muchos
estaban en un inflable todos sentados fumando. La fiesta era en el patio enorme
de tres hectáreas de la casa. La música a todo volumen que casi no escuchabas
nada mas pero no importaba porque nadie hacia más que bailar y disfrutar.
Me encontré a más de la mitad de la
preparatoria e incluso Lucas a vario de sus amigos. Edith estaba en una esquina
beso y beso con Edgar su novio. Ni saludarla pude y eso me dio algo de risa.
En una parte de la noche descubrí a Lucas
ver a muchas chicas en sostén así que algo enojada agarre su cara con las dos
manos para tener su atención y comencé a desabrochar mi blusa de botones.
Tal vez lo hice porque había demasiado alcohol
en mi organismo pero me encanto. Me quite la blusa por completo mientras a él
se le iban los ojos con mi sostén de encaje negro. Qué bueno que me lo puse
hoy.
Entre risas baile y bebidas divise a Sebastián
y Samanta cerca de nosotros. Demasiado cerca de nosotros para mi gusto. Me
pregunto desde cuando estarán hay.
Mi arranque se enojo vino hacia mí y voltee
de inmediato a otra parte.
-
¿Pasa
algo?
-
No,
no—dije rápido mientras veía de reojo al par de besucones.
Lucas
se la creyó y siguió en lo que hacía mientras yo no podía desviar mi mirada de
ellos dos. En estos cosos siempre me controlaba agarrando la mano de Edith y
apretándola hasta sentirme controlada pero ella también estaba en una esquina
cachonda y la única persona cerca era Lucas y… si le agarraba la mano que pena
apretársela y ya no podre retirarla.
Trate
de distraerme unos minutos pero no podía dejar de pensar y maldecir. De una
ciudad tan grande como esta—la tercera más grande del país—tenían que venir a
esta fiesta. De las miles que de seguro se están celebrando aquí. Pero a quien
engaño, ¿no encontrármelos en la fiesta más esperada del año? … si, eso
esperaba.
Y lo que paso después juro que lo hice sin
pensar.
Cuando Sebastián dejo de compartir saliva y
ADN con esa perra miro en mi dirección.
Me voltee de inmediato pero seguía viendo de
reojo y sus ojos estaban puestos en mi. En el segundo que me di cuenta de eso,
mismo segundo donde agarre a Lucas del cuello y comencé a besarlo.
La bebida que sostenía en manos se cayó al
suelo y sentí como sus manos se pusieron de inmediato en mi cintura y me
apretaban a él. Mis manos se retorcían en sus cabellos.
Besaba increíblemente bien. Nuestros labios
se movían como si ya lo hubieran ensayado y se sentía increíble.
Me sorprendí realmente cuando los segundos
pasaban y no podía dejar de besarlo. Todo lo contrario mis manos de su pelo
pasaron a su pecho y de ahí más abajo al borde de su camisa. Nos separamos
cuando su camisa pasó por sus brazos y cayó al suelo. Nos miramos por tres
segundos antes de que me moridera el labio y volviéramos a hacer lo que
estábamos haciendo.
El beso se intensifico y las lenguas no se
hicieron esperar. Tantas personas estaban semidesnudas y besándose que nosotros
pasamos desapercibidos. Se me olvido por completo porque lo había besado en
primer lugar.
-
Ahora
presta atención que si fallas eres hombre muerto—grito aquel hombre en el oído
del otro.
Aquel hombre puso sobre la mesa una
foto.
-
Esta
es la chica, si la tienes a ella… tienes a Roberto
-
¿Esta
es la debilidad de Saldaña? ¿una chica?
El hombre asintió
-
Es
como su hija, ella es la razón de que él se encuentre aquí con una deuda de
vida con Sandoval. Ahora encuéntrala y tráela con vida.
me encanto!!!!!!!
ResponderEliminarpobre Caro, realmente esta celosa, pero se le pasaron los tragos jajajaja ya con Lucas sin camisa en medio de tremenda besadera ya ni se debe de acordar de Sebastian xD, por otro lado Edith es buena amiga, le aguanto las escenitas millones de veces callandose para que Caroo se diera cuenta por si misma, es una buena persona
plis publica pronto
besos
cuidate