martes, 12 de junio de 2012

Capitulo 25: Te comencé por extrañar, pero llegue a necesitarte




Yo aquí muy tranquila pasando el rato.
   Me puse algo que perfecto encajaba en la situación y el lugar. Un vestido o mejor dicho micro-vestido pegado, que me llegaba a unos dedos debajo de la nalga. La parte de atrás del vestido llevaba encaje así que como el vestido ya tenía copas se me veía absolutamente toda la espalda desnuda, desde el inicio de mi nuca hasta casi llegar a mi cadera.
   Con tacones altísimos y mi típico labial rojo, hasta yo pensaba que lucía fenomenal y Edith me felicito por mi elegancia y a la vez verme sexy. No siempre se lograba eso.
   El antro pues si estaba de la alta sociedad, haber si la fiesta también. La gente empezó a venir y Edith los recibía como la anfitriona que siempre ha sido y luego a mí, la cumpleañera y razón de la celebración.
   Comencé tranquila la noche en lo que alcohol se refiere y estuve todo el tiempo de nervios mientras me imaginaba a Sebastián o Alex entrar por esa puerta.
   Al cabo de un tiempo necesite aire así que salí a la calle. Me refresque un poco y cuando estaba a punto de voltearme, alguien me detuvo.
   Cuando mis ojos se posaron en aquel rostro entre en pánico. Mi corazón se acelero de la peor manera y un sudor frio comenzó a aparecer en las palmas de mi mano
-          Felicidades, por ayer—dijo Alex
   No estábamos solos. Estaba toda la cola de gente que quería entrar y muchos guardias.
   No estás a solas con él, no te puede hacer nada. Sonríe, ándale
-          Gracias—dije fría
   Suspire
-          Carolina…
-          No tienes porque Alex, de verdad—me apresure.
-          ¿No le has dicho nada a tu mejor amiga verdad? De ser así, ¿Por qué recibí una invitación?
-          No sabe nada.
-          Tuve un mal día, entonces me fui por unas copas a un bar y las cosas empeoraron. Termine tan borracho que tuvieron que correrme porque comencé a molestar a la gente y cuando te vi…
   Comenzó a justificarse sin que yo se lo pidiera
-          “Al día siguiente que desperté todo golpeado, en la calle. No me acordaba de nada más que las peleas en el bar así que dé hay supuse que venían mis golpes. Llegue a mi casa y mientras me daba un baño todo se aclaro”
   No sabía si mirarlo o mirar al suelo. No sabía qué hacer más que pensar que no estábamos solos, que no podía hacerme daño
-          Te juro que yo nunca te hubiera lastimado, Carolina. No estaba consciente de lo que hacía y los celos y rabia me cegaron.
-          ¿Y celos porque?
-          Bien sabes lo observador que soy. Me doy cuenta de las cosas muchísimo antes que tú misma. Tú sientes algo por Sebastián y en ese momento al recordarlo—Alex suspiro mientras se pasaba las manos por la cabeza—Necesito que me perdones, mínimo que me mientas al decírmelo. Cada golpe que me dio Sebastián me lo merezco y agradezco a Dios que haya llegado a tiempo. Yo se que nunca podrás perdonarme del todo pero necesito que lo intentes, que lo olvides. Al menos dímelo
-          Alex—susurre—Te podre perdonar de verdad, lo superare, eso te lo prometo; de hecho ya empecé a hacerlo. Pero jamás lo olvidare. Y si, podría mentirte al decirte que lo hare pero la verdad es que no. Lo que me ibas a hacer si Sebastián no hubiera llegado iba a hacer que te odiara por el resto de mi vida. Suerte que no fue así
-          Entonces… ¿No me perdonas?
-          Si necesitas escucharlo para que tu mente este en paz… Si.
-          Gracias
-          Pero tú y yo ya no somos amigos, ahora tu perdóname a mí. Por el momento tampoco quiero que me hables, hasta que lo supere totalmente al menos. No le diré a absolutamente nadie, los únicos que sabremos somos tu, yo y el. Te lo prometo, no quiero perjudicarte
   Alex suspiro pesadamente
-          Claro que si, Caro. Y gracias, por todo. Fue un placer ser tu amigo
   Eso me causo tanta ternura
-          ¿Abrazo de despedida?—pregunto
   Lo pensé demasiado, voltee para todas partes y vi a todas las personas y guardias par adarme confianza.
   Me acerque lento y muy y apenas me acerque a él. Sentí miedo al sentir su cuerpo y me separe de el casi de inmediato.
-          Perdón—me disculpe de verdad y muy apenada
-          Ni lo digas, es todo mi culpa—suspiro pesadamente—Adiós, que disfrutes tu fiesta.
   Y desapareció entre la obscuridad de las calles. Me quede cruzada de brazos, sin querer regresar adentro.
-          Así que tu y ese ya son mejor amigos de nuevo
   Sebastián apareció entre la gente y se puso alado mío.
-          No es de tu incumbencia. ¿Qué haces aquí?
-          ¿Tan rápido?—siguió—Eso de verdad merece la indiferencia que me dedicas a mi
-          El no era consciente de lo que hacía y tu si, esa es la diferencia. Te lo preguntare de nuevo ¿Qué haces aquí?
-          Fui requerido
-          No por mi
-          De todas maneras, requerido. ¿Por qué?—pregunto
   Me quise reír
-          ¿Quién fue la que me invito?
-          Edith—conteste rápido
-          Supongo que ella no sabe lo que esta pasando entre los dos
-          ¿Y que se supone que está pasando entre los dos?
-          Carolina…—torneo los ojos
-          Sebastián—lo imite hasta su noto de voz que era como de impaciencia—Si piensas todas esas cosas de mí, significa que te podría caer mal, ¿no?—dije tímidamente, aunque lo trate de disimular— ¿Qué haces aquí entonces?—volví a preguntar
-          ¿En qué jodido mundo crees que me caes mal?—dijo exasperado
-          ¿No recuerdas todas las cosas que me dijiste hace una semana? De acuerdo, eso no lo contestes mejor contéstame; ¿Por qué dijiste esas cosas?
-          En ese momento estaba… ¡yo ya te di mis disculpas pero tú no las tomaste!
-          ¡De acuerdo, si tanto quieres que te perdone lo hago! Pero eso no hará que se me olvide lo que hiciste
-          ¡Ya vez porque te dije todas esas cosas! ¡Me enojaste como ahorita!
   Hicimos una pausa, donde yo baje la mirada
-          ¿De verdad pensaste eso de mí?
   Nos miramos a los ojos como siempre últimamente: desafiantes
   No dijo nada… Eso contestaba su pregunta
-          Bien, ¡te enseñare de verdad lo que es ser una gata ofrecida y dejada!
   Lo deje pasar, solo para que me pudiera observar.
   Durante las próximas, me convertí en la puta que nunca había sido y que por suerte nunca seré.
   Bailaba cerca de las mesas donde Sebastián se encontraba, con varios muchachos que me rodeaban y yo bailaba lo más provocador y sexy que podía. Era uno tras otro.
   Uno muy atrevido, en medio del baile me paso la lengua por el cuello. La sensación fue sumamente agradable que hasta me sentí culpable.
   Después de un rato y ya cansada me regrese a mi asiento donde se encontraban varios amigos y entre ellos Sebastián.
-          ¿Estás ebria?—pregunto Edgar serio
-          No, no he tomado ni una gota
-          ¿Entonces?—pregunto
   Yo voltee a ver a Sebastián—en modo de respuesta que solo él y yo entendíamos—donde me volteo los ojos.
-          Ya hiciste tu punto—murmuro el
-          No lo creo, no ha sido suficiente
-          ¿Suficiente qué?—pregunto Edith
-          Da igual—conteste, mas para el que para ella
   Pedí un agua y me comencé a echar aire y a los pocos segundos llego un muchacho a mi asiento. Guapísimo, de ojos grises y pelo negro con una piel blanca. Desde su camisa polo se notaban sus músculos. En este lugar parece que todos van al gimnasio y usan cosas de marca. Aunque crecí en este ambiente, no estaba acostumbrado a él. Mucho Whisky y Vino. Generalmente iba a las fiestas a donde la cerveza llovía, el Vodka apenas y sobrevivía y el Tequila no podía faltar.
-          ¿Bailas?—me extendió la mano
-          Claro—le sonreí mientras la tomaba y vi de reojo como Sebastián se le quedaba viendo a aquel muchacho tan fríamente.




-          Eres muy hermosa—me decía aquel muchacho.
   Su nombre era Alfredo y ahora nos encontrábamos alado de la mesa donde estaba sentada, que ahora estaba vacía. Recargados en la pared mientras no nos dejábamos de besar. Que digo besar, comer.
   Hace mucho que no besaba así, era como un fuego que crecía en mí. Deseo.
   Alfredo recorrió todo mi abdomen hasta llegar hasta mi muslo y acariciarlo. Subí la pierna para que me tocara mejor.
   Su boca paso por todo mi cuello hasta besar mi pecho y de ahí su lengua volvió a subir por todo mi cuello hasta llegar a mi barbilla y volver a besarme en la boca.
   Antes de esta escenita nos encontrábamos bailando muy pegados donde me planto el primer beso. No le tome importancia y seguimos bailando. Hasta que me planto el segundo, el tercero… El tercero hasta ahorita sigue.
   Cuando nos arrastramos hasta la pared a un lado de la mesa donde se encontraban mis amigos--           que no estaban desde que llegue con Alfredo—solo estaba Sebastián, que tenía una copa de vino en sus manos. Cuando me vio en brazos de aquel chico; me miro al ojo tan profundo que hasta sentí culpa y se paro sin dejar de verme hasta que lo vi marcharse a otra parte. No sé si seguía en el antro.
   Y sin aliento; Alfredo quería ir a otro nivel. Me sentó en una silla que no sé de donde salió y yo abrí las piernas para que pudiéramos estar más cerca. Ahí fue donde su mano—que estaba en uno de mis muslos—se deslizo hasta más adentro.
-          Para, para—susurre entre sus labios mientras detenía su mano
-          ¿Por qué no?
-          No y se acabo—dije firme
   Alfredo no pareció muy complacido así que le facilite la salida y me solté de sus brazos, caminando hacia la dirección donde se había ido Sebastián.
   Ya después de varias horas, ya casi todos mis “invitados” se habían marchado. Ya no había visto a Sebastián así que pensé que ya se había ido.
   Sin el presente ya no me pareció seguir bailando y besando a más hombres así que lo deje por la paz. Tampoco volví a ver a Alfredo y agradecí por eso.
-          ¿Cuándo nos vamos?—le dije a Edith
-          En unos 20 minutos, tranquila. Parece que ya no me llevare a nadie de regreso—comento más para sí—más que a ti.
   Ya deberían de ser como las 3 de la mañana. Y el lugar seguía bastante lleno para ser esas horas de la madrugada.
   ¡Qué flojera! Es demasiado temprano, pero no tengo ganas de seguir festejando mientras realmente no tengo motivos para hacerlo
   Pasaron más de 20 minutos y Edith junto con su hermano, Eduardo, nos dirigimos hacia la salida donde afuera el que recibe los coches nos regresaría el nuestro.
   Al salir nos encontramos con un muchacho en el suelo
-          ¿Sebastián?—dijo Edith confundida
   Inmediatamente voltee a ver a aquel muchacho que parecía dormido o inconsciente afuera del lugar
-          ¿Qué le paso?—pregunto Eduardo al señor de seguridad
-          Causo problemas. Estaba en completo estado de ebriedad y justo cuando estábamos a punto de noquearlo para que se callara de una maldita vez se quedo inconsciente, de seguro por tanto alcohol—se encogió de hombros
   Llego el coche de Edith—la camioneta blanca—y los hermanos se pusieron adentro mientras yo acompañe a mi amigo en la caja de la camioneta
   Hace mucho que no veía a Sebastián dormido. Puse su cabeza en mis piernas y me puse a acariciar su pelo y su cara.
   Le sonreí muy tontamente y desee que el hombre que hoy me beso con tanta intensidad hubiera sido él.
   Recorrí toda su cara con mi pulgar. Su frente, su recta nariz. Sus suaves pómulos y sus labios rojos, ahora un poco blancos.
   Me quede en sus labios—ese manjar que nunca probare—donde con la yema de mis dedos los acaricie muy delicadamente. Sentí su respiración profunda.
-          Te extraño tanto, mejor amigo—susurre
   Tome su mano y la entrelace con la mía. Hace tanto que no sentía sus dedos entre los míos. Era una sensación más que agradable.     
   Ya sé que no debía de hacer esto. Tener una de sus manos entre las mías mientras la otra no dejaba de acariciar su cara y cabello. Pero desde hace meses que no podía ni hablar bien con él. Ahora menos.
  Aun y con fiesta y todo, mi cumpleaños fue algo solitario para mí. Sin mis padres felicitándome—que aunque no me importen para nada sigue afectándome—, sin Roberto. No pude ver a Doña Piedad así que tampoco me la pase con ella. Sin mi familia que ahora vive en Los Estados Unidos; Alberto, Tía Carmen y la Abuela. Y ahora… sin mi mejor amigo. Esto ya era demasiado para mi, lo necesitaba más de lo que pensaba. El problema aquí es que, realmente a él no me necesita a mí.




2 comentarios:

  1. me encanto!!!!!
    por favor sigue con la historia!!! y Dios Cari se pasó se que queria determinarle el punto a Sebastian pero enserio! se pasó! espero que lo puedan arreglar pronto =(
    plis publica pronto
    besos
    cuidate

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  2. Logre ponerme al día con tu historia :D ¡ME ENCANTAA! quiero saber que pasara entre carolina y sebastian n.n
    Publica pronto n.n

    Podrias darme tu opinión sobre mi blog: quierollorarparaolvidarte.blogspot.com.ar
    Gracias, besos

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