Capitulo 29: Esto es mas fuerte que yo

  

 Después del show nos fuimos a una fiesta…

   Y aquí estaba yo despertando en el sofá de no sé quien en no sé donde

   Marcelo estaba alado mío, sin camisa y con la cara pintada de negro. No tenia cruda o algo cercano, pues no había tomado tanto pero la cabeza me dolía, como si hubiera recibido un golpe

-          Buenos días—me dijo Eduardo

   Estaba descalzo. Al mirarlo a él, me hizo darme cuenta que en el abanico de techo había colgado un brasier. Instantáneamente voltee para abajo y suspire al ver que si traía el mío.

   Menos mal

   Después de recordar que no hice nada de lo que me arrepiento durante anoche, Eduardo me llevo a mi casa.

   En mi bolsa se encontraban mis botas, así que me encontraba con los pies desnudos. Tenía mi pelo suelo, los pequeños rizos que se me hacían estaban hechos un desastre. Creo que ya necesitaba un corte pues tenía el pelo aun más largo

   De mi bolsillo del pantalón saque la llave que me dio Sebastián.

   Entre a la casa y estaban todos en la cocina. Llegue yo y nadie dijo nada, tome agua y agarre una manzana

-          ¿Apenas vas llegando?

   Asentí

-          Eso está muy mal, Carolina

-          Ignacio, eso debiste decirme hace dos años, cuando comencé a llegar hasta el amanecer.

   Sin esperar respuesta subí a mi habitación donde me di un buen baño. Lo único que quería era ir por mi café de las resacas. Aunque no tenía una.

   Volví a salir de la casa—refrescada, cambiada y cómoda—, directo a la de Sebastián. Jimena me abrió

-          Hola hermosa

   Me abrazo, como adoraba a esta pequeña

-          ¿Puedo pasar?

   Asintió y me agarro la mano para llevarme hasta la sala

   Me senté en uno de los sillones. En la tele había caricaturas

-          ¿Está tu mama?

-          No, salió a la embajada

-          ¿Embajada?—pregunte confundida

   Jimena se encogió de hombros.

-           España—dijo confundida. Lo deje pasar

-          ¿Y tú hermano?

-          En su cuarto dormido

   Genial

-          ¿Me dejarías pasar?

-          Si—se levanto y se dirigió a la cocina

   Yo también me levante y subí las escaleras. Entre a su habitación. Justo como su hermana dijo, el se encontraba acostado en su cama con los ojos cerrados.

   Boca arriba, todo relajado. Me dio el mismo sentimiento que cuando el día de mi fiesta.

   Trate de concentrarme en las llaves y las busque con la mirada. No fue muy difícil encontrarlas. Estaban en la mesita de noche a lado de su cama.

   Las agarre y me dirigí a la puerta pero ya con la mano en la perilla, algo me detuvo. Lo voltee a ver y ya no pude quitar mi mirada de su rostro

   Sin darme cuenta ya me encontraba alado de el. Lento me senté en la cama.

   ¿Qué me pasa? ¡Contrólate! Levántate con la poca dignidad que te queda y lárgate de este lugar

   Mi conciencia me gritaba pero yo me mantenía en el mismo sitio.

   No lo acariciaba ni nada, solo lo contemplaba. Deseando ver esos ojos que lograban derretirme con solo una mirada

   Trague saliva y me acerque a su rostro, que lucía tan relajado.

   Tan cerca me puse que nuestras narices se rosaron. Cerré los ojos, sintiendo su proximidad y en un impulso loco… mis labios tocaron los suyos

   Fue solo eso, un rose. Lamentablemente ni a categoría de beso llegaba. Pero se sintió como un subir y bajar del cielo. 

   Suspire todavía rozando sus labios y todo paso tan rápido

   El se despertó, lo sentí. Y en el momento en que me iba a echar para atrás me agarra de la cintura

   Ya no era solo un roce, nuestros labios estaban más que juntos  

   Se sentó en la cama, evitando que nos separáramos y yo me pare pero él lo hizo también.

   Me agarro de nuevo por la cintura, fuerte y firme y volvió a besarme con mayor fuerza

   ¡Dios! Esos labios eran un manjar del cielo, no podía creer que los estaba sintiendo. Se sentía tan placentero y no pude evitar rodearlo con mis brazos cuando a mitad de beso me mordió los labios

   Sentía las emociones por todo mi cuerpo que paseaban alegres. Eran como fuegos artificiales en mi pecho, justo en el corazón que cantaba de alegría

   Lo enroscaba más cuando pasaba el tiempo los segundos y nuestros labios seguían acompasándose, sabiendo lo que hacían; deseándose, apagando la sed que tenían uno del otro

   Mis dedos comenzaron a jugar con su pelo y su mano me apretaba por la espalda. El beso se intensificaba con el tiempo.

   Las lenguas no se hicieron esperar, se mezclaron como si estuvieran en un baile que tanto ansiaban.

   Nos separamos pero solo para abrazarnos. Yo tenía mis ojos cerrados, sintiéndolo, sintiendo su aroma que me embragaba.

      Sentía su respiración jadeando en mi oído, me dieron ganas de no sé que

   Yo podía vivir toda una vida debajo de esos brazos fuertes que me rodeaban ahora, sin querer soltarme.

   Agarro mi cara con las dos manos, mirándonos a los ojos. Me volví a perder en ese verde como tantas veces lo había echo. 

   Nos miramos intensamente, adivinando los pensamientos del otro, como conectándonos y fue ese preciso segundo donde me di cuenta que no había duda de mis sentimientos, no podía fingir odiarlo ni mantenerme alejada de el desde ahora

   Nuestros labios volvieron a encontrarse. No quería dejarlo ir, no quería separarme de él. Lo quería tanto…

-          Carolina—murmuro entre el beso

   Y eso fue lo que me trajo a la realidad. Lo que me despertó del sueño.

   Bruscamente lo aleje de mí. Los dos estábamos agitados por tanto tiempo si aire.

   Dio un paso para adelante, pero yo retrocedí. Agarre las llaves de la mesita y salí corriendo del lugar

-          ¡Carolina!—dijo la palabra que hizo que todo terminara— ¡Carolina!

   Llegue al pie de la escalera donde se encontraba Jimena con un vaso de jugo.

-          Gracias Jimena—me despedí rápido y salí de la casa

   Mi coche se encontraba estacionado en la calle y llegue a él.

   Sebastián no dejaba de decir mi nombre mientras corría detrás de mí

   Dentro del carro, el llego y toco a la ventana

-          ¡Vamos! ¡Tenemos que hablar! ¡No te vayas!

-          Lo siento—articule, no hablando

-          ¡Carolina!

   Y arranque

   ¡Estúpida! ¡Estúpida! ¡Mil veces estúpida!

   ¿Que has echo?