Siento haberme tardado tanto pero ahorita entenderan el por que. Si pueden comentar estaria perfecto, necesito saber que piensan de este capitulo y subiere el otro lo mas antes que pueda
Unas manos me taparon los ojos. Eran pequeñas y
delicadas. No tenia que pensarle mucho pues su delicioso aroma me llegaba desde
atrás.
Pero
para seguirle el juego puse mis manos arriba de las suyas acariciándolas,
actuando a que intentaba adivinar.
Sus
manos eran tan suaves…
-Felices seis meses—susurro en mi mejilla
Y sentí
su sonrisa en mi cuello mientras me daba un beso
-Felices seis meses—repetí mientras mi novia se
ponía en mi regazo
Estábamos
en mi casa, en la sala exactamente. Mi mama se encontraba en la cocina y mi
hermana perdida en el segundo piso. Yo trataba de perder el tiempo viendo la
tele hasta ahorita
No
había nada que decir, nos quedamos viéndonos por un largo rato hasta que se
estiro para agarrar el libro que estaba en la mesita de alado del sofá—“El
resplandor” de Stephen King—se estiro en el sofá con su cabeza en mi regazo y
sus piernas en el resto del mueble, abrió el libro y se hundió en el.
Mientras veía mi programa, distraídamente le acariciaba el pelo. De
pronto encontré el programa aburrido y sin sentido mientras prestaba más
atención a la mujer que tenía en mis piernas, tratando de concentrarse todo lo
que puede y se que ya casi va a terminar el libro. Esa es su cara de libros
terminados.
Recordé
mil y un momentos mientras la contemplaba mientras ella no lo notaba. Vino a mi
mente aquel día de la llamada de Roberto, al encontrarla en el estudio—el único
lugar al que se que iría después de hablar con él—y como me tenia abrazado
diciéndome que todavía no quería enfrentarse al mundo y justo cuando le vi la
pequeña lagrima salir de su hermoso rostro supe que nunca la había visto más
vulnerable que en ese momento.
Martin, Gustavo, Gabriel y todos los demás hombres que no conocía
regresaron sanos y salvos. Carolina desde entonces se nota muchísimo más alegre
y aliviada y aunque que nunca me lo dijera se que ella siempre temió lo peor. Gustavo
me agradeció por haber ayudado a Carolina en el cuidado de su madre y Martin
nos felicito por nuestro—en aquel entonces—primer mes de novios.
Otro
momento que nunca olvidare, estábamos en la sala de su casa pues su familia se
había ido a una cena del trabajo de Ignacio. Veíamos películas viejas mientras
teníamos toda la mesa llena de comida no demasiado sana. Reíamos a carcajadas
mientras la comida cada vez se hacía más escasa, luego se escucho el timbre de
la puerta.
Ella
se levanto con su gracia habitual y aunque no conocía tan bien esa voz sabía
que era de alguien que no me caía bien. Me levante algo brusco para ver a Lucas
parado en el umbral de la casa de mi novia y la chica a la que él solía besar.
Los celos invadieron cada célula de mi cuerpo y comprendí perfectamente a
Carolina la vez en que Samanta vino a tratar de recuperar todo hacia algunos
meses atrás
Después
de un intercambio corto de palabras, Carolina me echo de la entrada con la
mirada y yo camine hacia el comedor vacilante. Escuchaba sus voces bajas
mientras trataba de distraerme con cualquier cosa que encontrara pero antes de
que siquiera pensara mis pies ya estaban actuando y caminando hacia ellos y
cuando doble en la esquina de la sala los vi abrazándose.
-Suéltala—no tuve que gritar
No
necesite separarlos pues ellos solos lo hicieron al instante. Me sorprendieron
mis celos pues normalmente yo no reacciono así y Carolina lo sabe y también se
sorprendió por la expresión de su cara. Me disculparía con ella después
-No estábamos haciendo nada—murmuro Lucas en su
defensa
-¿Por qué estás aquí?
-Creo que eso es un asunto entre Carolina y yo.
Nada que te incumba
Levante una ceja algo incrédulo mientras daba un paso hacia adelante e inconscientemente
apretando mis puños
-¡Hey, hey! ¡Alto hay Sebastián!
Carolina se interpuso entre nosotros, tratando de pararme en seco. Se
volvió hacia él y agarrándolo por los hombros hizo que se marchara de la casa
-Hablamos después sí, yo te llamo o haber que
pasa, perdónale el no es así normalmente. Si, adiós. Yo también
Lucas
alcanzo a mirarme y me lanzo una mirada de burla y sé que si estaba burlándose de mi, por el pequeño acto que acababa de
hacer
¡¿Yo también?! ¡¿Hablamos después?!
¿Acaso se estaba disculpando por mí?
Cuando
Ricky Ricon se marcho por completo y Carolina cerró la puerta para encararme sabía
que no tendría compasión de mí.
Sin
embargo solo dijo muy tranquila tres palabras
-Que paso aquí
Me
lleve mis manos a la cabeza y me frote los ojos, para cuando los abrí Carolina
estaba más cerca mío
-No tengo idea… yo… Cari, no sé que me paso
-Tranquilo, está bien. Solo prométeme que nunca
volverás a hacerme una escena así con un amigo
-¡Es que el no te ve solo como una amiga!—me exaspere—Me
da coraje ver su cara porque sé que él te beso primero que yo
Carolina empezó a reírse bajo y le lance una mirada enojada
-Sebastián, sabes que como 20 hombres me han
besado primero que tu—dijo entre risas, yo reí un poco también
-Sí pero… es distinto. Porque él quiere que tu
y yo terminemos, el te quiere a ti
Le
agarre su cara con las dos manos y le acariciaba su labio superior con el
pulgar
-Quiere lo que es mío, y tiene que entender que
tú eres mía
Sus
labios formaron una tímida sonrisa que seguí acariciando
-No tienes nada que temer, me caes muy
bien—bromeo
-¿En serio? Creí que te caía mal
Mientras decía esto la agarre por la cintura y en un movimiento la pegue
a mi cuerpo. Ella puso sus brazos alrededor de mi cuello y podía oler su
delicioso aroma.
-No, me caes realme…
No
pude controlar mi impulso de comérmela a besos
Un mes
y medio después ella apareció en mi habitación echando fuego por la nariz. Su
madre la había corrido temporalmente de la casa después de una enorme discusión
sobre la cual no me quería decir
“No
estoy lista para hablar de ello” me decía mientras se calmaba. Mi madre la
recibió muy bien por unos cuantos días y yo estaba encantado
Cuando
la noche llego y nos preparábamos para dormir la incógnita estaba en que si los
dos dormiríamos en la misma cama. Yo pensaba que si, no sabría si ella también
quería.
Recostado en una orilla de la cama con mi laptop en las rodillas observe
como entraba a la habitación oliendo a jabón y rosas. Entro con una toalla enrollada
por todo el cuerpo y sin voltearme a ver se fue al rincón más lejano de la
cama.
Yo
tampoco la mire cuando entro pero si fije mi vista en ella cuando escuche la
toalla caer al piso.
Tenía
puestas un pesquero pegado que le llegaba hasta debajo de las rodillas y
arriba… arriba no llevaba nada. Me daba la espalda y eso era lo único que
podría ver, su pequeña, lisa, delicada y de seguro suave espalda.
Necesite de una enorme fuerza de voluntad para no levantarme y poner mi
mano en esa piel que olía a jabón y rosas. Se hecho el pelo para la atrás y sus
risos—casi húmedos—le taparon casi toda esa espalda que tanto fantaseaba con
tocar. Se puso una blusa rápido y agarro la toalla que estaba en el suelo
-¿Me secarías el pelo?
Su voz
me saco de mi ensoñación. Sacudí la cabeza mientras apagaba la computadora y la
ponía en el buro alado de la cama. Ella se sentó alado mío y puso la toalla en
mis manos. Comencé a masajearle el pelo mientras me sentía el novio más mandilón
de la tierra. El pensamiento me hizo reír
-¿De qué te ríes?—me pregunto divertida
-Nada, nada
No
hablamos hasta que termine, unos minutos después. Deje la toalla en el suelo y
ella se acomodo en la cama.
Y ahí
fue donde lo sentí. Quería tenerla entre mis brazos, besarla hasta que ya no
pudiera respirar. Amarla hasta que no pudiera mas, demostrarle todo mi amor a
base de silencios y gemidos. Quería hacerla mía en todo el sentido de la
palabra, toda la noche hasta que nuestros cuerpos estuvieran tan cansados que
nos dormiríamos sin darnos cuenta, entrelazados y desnudos
¿Qué te pasa, Sebastián?
Aleje
esos pensamientos y me acomode a su lado. Estábamos cara a cara. Y no podía
pensar en otra cosa que no fuera que iba a despertar con ella a un lado y en mi
misma cama. Acerque mi mano para tocarle su rostro ligeramente rosado y sentí
la frialdad de la piel
De
pronto, Carolina comenzó a besarme y note la urgencia de sus labios. Se sentía
tan delicioso, sus labios que eran tan suaves tomando los míos y saben divinos.
El beso empezó a subir de tono—vagamente pensé que hace mucho tiempo que no nos
besábamos tan intensamente—mis manos pasaron lentamente de su cara, a su
cabello, de su cabello a sus hombros y disfrutando de su piel suave, a la espalda
que tanto quise tocar hace unos minutos antes. Sin controlarme pase mi mano
debajo de su blusa y acaricie toda su piel muy lentamente. Era mejor de lo que
pensaba. Podía sentir sus manos retorcerse en mi pelo mientras me jalaba hacia
ella
Acostados,
ella se puso arriba mío y en un impulso me senté y se acomodo a horcajadas en
mi regazo; todo sin dejar de besarnos. Nuestras lenguas saludaban a la otra y
empezaban un pequeño baile entre ellas.
Sus
manos se acomodaban en mis brazos y sentía la presión que ponía. Comenzó a
bajar por mi abdomen hasta llegar a agarrar la blusa y pasarla por encima de mi
cabeza, quitándomela. Baje mis labios hacia su cuello y ella se inclinaba hacia
atrás, dándome una bienvenida a su piel.
De
nuevo sus manos empezaron a explorar mi cuerpo y yo la dejaba hacerlo. No
quería que detuviera su toque… pero sin embargo lo hizo
-Basta, basta—susurro mientras se separaba de
mis labios
Jadeando por la falta de respiración, vi su cara de confusión. Fruncí el
ceño tratando de averiguar qué pasaba
-Es solo que… me fui más allá del límite. Perdón—un
rubor subió por sus mejillas. Ella nunca se ruboriza
Abrazada como la tenia, se veía incomoda
La solté
y ella se deslizo al otro lado de la cama con gesto de avergonzada
-Perdón, la que comenzó ese beso fui yo… y no
creo que—se quedo viéndome, mi cara confusa, hasta que suspiro y se puso
enfrente mío—No creo que esta noche sea la noche. No estoy lista
Y todo
tuvo sentido… la que se paso de los limites no fue ella, fui yo. Yo con mis
pensamientos y mis ganas.
Ella
no estaba lista y podía ver por la expresión de su cara que estaba muy
avergonzada. ¿Avergonzada? ¿Por qué? Tenemos la suficiente confianza como para
hablar de estas cosas sin avergonzarnos, al menos para mí.
No la
iba a presionar. Un no es un no. Yo podía esperarla todo el tiempo que ella quisiera
hasta que estuviera segura de querer llegar la relación al siguiente nivel. Y
si nunca estaba lista, si nunca llegaba ese momento… bueno, no todo es acerca
de eso. Quiero tanto a esta mujer que la esperaría 100 años aun sabiendo que
tal vez nada pasaría.
Me acosté
en la cama y alce mi brazo para invitarla a que se me uniera
-¿No vas a decirme nada?—susurro
Suspire y la jale delicadamente para que ella quedara a mi lado
acostada, dándome la espalda para así poder abrazarla por detrás. Le di un beso
en el pelo
-No hay nada que decir, si no estás lista, no
lo estas así que no va a pasar nada. Todo está bien
Dio un
pequeño suspiro y se dio la vuelta para quedar cara a cara. Abrió la boca para
decir algo pero batallaba en pronunciar las palabras, o tal vez no sabía que
decir. Después de un rato me sonrió y me rodeo con sus brazos, escondiendo su
cabeza en mi cuello.
-Que hice para mecérsete. Te quiero—dijo tan
bajo y en un largo y profundo silencio que no estaba seguro de que hablo.
La
rodee con mis brazos y olí discretamente su pelo. Después de un rato sentí sus
respiraciones profundas contra la piel de mi pecho y recordé que no traía la
camisa puesta
Ella
se quedo una semana entera durmiendo en mi casa, y fue la mejor semana de mi
vida
Carolina cambio de página y acerco más el libro a su cara. Escuche como
mi mama terminaba de preparar la comida y supe que en un rato nos llamaría a
todos a comer.
Así
como los recuerdos buenos llegaron a mi mente, así llegaron los malos. Recién
habíamos cumplido cuatro meses y empezamos a pelear por una tontería, que llevo
a otra y llevo a que termináramos
Se
supone que tenía que recogerla de casa de Doña Piedad y me quede tomando con
unos amigos y se me olvido completamente. Casi borracho, apestando a cigarro y golpeado
de la cara—porque me involucre en una pelea—llegue a la calle que daba a la
pequeña casa a mitad de la noche. Ella caminaba hacia la avenida en medio de la
obscuridad con los brazos crudos y mentalmente me esperaba para lo peor. Pero
cuando ella subió al coche no dijo absolutamente nada. Solo pude ver su cara de
disgusto cuando olio ruidosa y profundamente y sé que eso lo hizo a propósito.
-Dime lo que piensas—susurre antes de arrancar.
-Bájate del coche, yo voy a manejar
Y
antes de que terminara la frase ella ya estaba afuera del coche y cruzándolo
para tomar la posición de piloto y supe que no estaba discusión este punto.
Resignado me baje yo también, ella ya estaba enfrente de la puerta. No me miro
cuando le entregue las llaves y azoto la puerta cuando la cerró.
¡Dios! Si que está enojada
Ya
casi llegábamos a nuestras casas y abrí la boca para decir algo, lo que fuera y
como si ella me leyera la mente dijo antes
-No digas nada, no tienes nada que decir. Estas
ebrio, casi sangrando, apestas a cigarro y llegaste dos horas tarde por mí a
pesar de que tenía prisa y tú lo sabias
¡Como
se me pudo haber olvidado! No tenía llaves de su casa y sus padres cerraban la
puerta así que quería estar en casa desde antes para no tener que tener
problemas
-Duerme en mi casa
-Ni siquiera puedo ver tu cara
AUCH
-No seas dramática
-Perdóname por enojarme—dijo sarcástica
-¿Insinúas que todo esto es culpa mía?
-Bueno te estoy culpando a ti, que es casi lo
mismo
Bufe
-¿Dónde pretendes dormir? ¿En el porche?
-Tal vez en casa de algunos de los amigos con
los que estuviste divirtiéndote para que yo también me divierta ya que no
dormiré en mi cama esta noche
Pensar en Carolina durmiendo en casa de otro
hombre—aunque lo dijo sarcásticamente—me dio una oleada de celos
Empezamos una pelea donde nos dijimos hasta el mas mínimo defecto que el
otro y casi creo nos insultábamos descaradamente hasta que ella se estaciono
enfrente de nuestras casas. El alcohol me estaba haciendo mucho efecto y cada
vez decía cosas menos irrelevantes. Se bajo del coche toda molesta y cuando
piso la banqueta la alcance, agarrándola del codo. Carolina se quito toscamente
y me empujo en un impulso
-¡Porque, Sebastián!—casi pude sentir el nudo
en su garganta
Y sé
porque ella estaba de esa manera, estaba recordando la noche después de que
Alex tratara de… cuando ella despertó y yo la… ¡Maldición, que estúpido eres!
-¡Esto no es como aquella noche!
Me
entendió y confirme que si estaba pensando en esa noche
-También me “rescataste” a mitad de la nada y también
me estabas insultado
-¡Tu lo estás haciendo igual!—dije irritado
-¡Porque tú empezaste!—grito
Y a
mitad de camino en mi mente borrosamente ebria recordé las palabras que le dije
en el carro
“-¡No seas tan estúpidamente dramática! Contrólate
un poco mujer, por Dios”
Yo comencé
la discusión, así como su mal genio al no recogerla a la hora que me pidió y confió,
llegando borracho y golpeado dejándola vagar a mitad de la noche sola
Di un
paso hacia adelante con las manos alzadas pero ella lo dio para atrás.
-Carolina…
-No empieces con tus cosas
-Perdóname
-No quiero que nuestra relación se deteriore
-Yo tampoco, créeme
-Pero parece que sí, últimamente no hacemos más
que discutir—hizo una larga pausa donde bajo la mirada. Di otro paso para
adelante pero ella lo dio para atrás—creo que…
-¿Qué?
Alzo
la mirada y me la clavo en los ojos
-No quiero que esto se convierta en algo malo,
así que hasta aquí llegue yo
-¿Qué quieres decir?—dije con pánico en la voz
-Terminamos
Me
quede como paralizado, mi cerebro dejo
de funcionar al recibir esa simple palabra… ni siquiera parpadeaba. Nos
mirábamos a los ojos y la vi alejarse lentamente hasta que se dio media vuelta
-¡No!—se detuvo un poco y yo camine rápido
hacia ella, la agarre de los brazos— ¡No, Carolina! ¡NO!
Mi voz
reflejaba el pánico que sentía en todo el cuerpo, Carolina forzó un poco hasta
simplemente susurro
-Déjame ir
La
solté inmediatamente, sin decir palabra. Me dejo a mitad banqueta, confundido,
triste, roto mientras la observaba
caminar y dar la vuelta para ir a casa de Edith
Toda
esa noche no pude dormir, me la pase dando vueltas en mi habitación como león
enjaulado y sin soltar el celular. No me contestaba las llamadas ni me respondía
los mensajes. Hasta que rendido a mitad de la madrugada me senté a mi cama a
derramar algunas lágrimas, esto no se podía quedar así, recuerdo haber pensado.
No podíamos terminar, yo no quiero terminar. Ella me hace el hombre más feliz
del mundo e incluso cuando discutimos no puedo dejar de pensar que esta mujer
me pertenece, no quiero perderla nunca
Al
siguiente día a primera hora llegue a casa de Edith y me encontré con la
sorpresa de que ella no había llegado a la casa. Y aunque Carolina tiene muchas
amigas no pude pensar en una en específico que resaltara de las demás o que
supiera donde vive. Llame a todas nuestras amistades y nadie la había visto.
Llame a Martin y nada. La preocupación empezaba a crecer en mi pecho.
Pasaron tres días sin saber nada de ella, tres días donde no pude dormir
y no dejaba de lamentarle. Todo esto era mi culpa y ahora ella estaba en no sé
donde con no sé quién. Hasta mi madre tuvo que darme la mitad de un tranquilizante
al amanecer del tercer día, yo me encontraba desesperado y sin saber qué hacer
y preparándome para lo peor—que ella no quisiera volver.
Al
salir de mi casa para ir a la suya y hablar con su madre—mi última opción—la
encontré sentada en el porche con diferente ropa y sin nada de maquillaje; se
veía un poco demacrada por las ojeras tan grandes que se le marcaban y supe que
al igual que yo, no durmió tan bien en las noches
Miraba
el cielo en silencio y de la misma manera me senté a su lado. Nos quedamos
callados por muchos minutos hasta que decidí romper el silencio
-Entonces ya no somos pareja
-No
Asentí
lentamente
-¿Sigues enojada?
-No
-¿Podemos hablar?
Se
levanto con su singular elegancia y me contemplo desde arriba, con las manos en
la cintura, su mirada era desafiante y sin decir palabra camino hasta la puerta
de su casa y se metió en ella. Espere unos segundos hasta que
escuche—levemente—el sonido de la puerta de su cuarto al cerrarse
Me
levante y toque a su puerta. Lorena fue la que me abrió y se apoyo en el marco,
cruzada de brazos
-¿Si?
-Busco a Carolina
-Y tú eres… ¿el vecino?
-El novio—creo
La chica rubia, que vendría siendo mi cuñada,
alzo una ceja con incredulidad y paso sus ojos desde mis pies hasta mi cabeza
-Es broma verdad—me sonrió mientras jugaba con
un mechón de su pelo. Cualquiera diría que trataba de coquetearme
-Desde hace cuatro meses—le sonreí de oreja a
oreja— ¿De verdad no sabias?
-Muy apenas y la veo dos veces a la semana y
bueno como si me afectara…
Lorena
rodeo sus ojos al darse cuenta que me estaba contando cosas familiares y alzo
una mano mientras abría totalmente la puerta
-Encuéntrala
Sonriéndole
por cortesía pase a su lado y sub las escaleras directo a la habitación de
Carolina. Abrí la puerta y la encontré a ella sentada en la cama y sé que
estuvo esperándome. Camine hacia ella y me puse en cuclillas y quede a la altura
de sus rodillas
-Me disculpo por todo lo que paso, yo solo… no
quiero perderte, no lo soportaría. Te quiero tanto que sin ti… nada, sin ti
nada, no me hagas esto. Lo que tenemos va a mejorar, yo voy a luchar para que
dejemos esta mala racha que tenemos y va a pasar, solo dime que ya todo está
bien entre nosotros
Inclino la cabeza como un pajarito y dio un pequeño suspiro. Me observo
durante un largo tiempo hasta que también se puso en cuchillas para estar a la
misma altura
-Fue algo impulsivo de mi parte haber dicho que
terminábamos—me tomo de la mano—Perdóname tu a mi por eso
Apretando su pequeña mano, le di un beso en el dorso
-Claro que te perdono. ¿Dónde estuviste todo
este tiempo?
-La primera noche dormí en mi carro. La segunda
en casa de Marcelo y la tercera no dormí. ¿Te duelen todavía esos golpes?—toco
mis moretones y sentí sus dedos helados contra mi piel
-Dejo de doler desde ayer—susurre
Se sentó
en mi regazo para darme tiernos besos en mis golpes y moretones y donde yo
automáticamente le rodee la cintura y la jale más cerca de mí oliendo su aroma
que había extrañado desde la última vez que lo olí.
-Dime que me perdonas—implore
Agarro
mi cabeza con sus manos y mientras me besaba lento susurro “Si” y con una
sonrisa la levante en brazos, la tenia agarrada de la cintura mientras daba
vueltas y ella gritaba y reía de emoción.
Desde
entonces ya casi nunca discutíamos y si lo hacíamos nos reconciliábamos en el
acto.
Al
dejar esos recuerdos, mi cabeza se fue a unos aun más lejanos, cuando todavía
no éramos novios, cuando todavía estábamos en esa mala racha donde yo mantenía
mi relación con Samanta, antes de aquel beso que mi Cari me dio y me hizo ver
lo que sentía por ella y me hizo terminar con Samanta
Salimos
de clase de Valores totalmente peleados, realmente parecía que ella discutía
conmigo porque me odiaba pero yo lo hacía para poder escuchar su voz y ver su
cara, que fuera de eso éramos dos desconocidos. Pero esa pelea traspasó la
escuela y nos encontramos también enojados enfrente de nuestras casas. Sin nada
que decir simplemente camine hacia mi casa cuando escuche que ella grito a mis
espaldas.
-“No pretendas actuar como si me conocieras, no
sabes nada de mi”
Eso me
llevo hasta mi punto límite, mas enojado que nunca camine hacia ella y la
agarre de los hombros y le clave la mirada
-¿Qué no te conozco?
-No lo suficiente
-Tu nombre es Silvia Carolina Montes Castilla,
hija de un abogado y una contadora que ya no ejerce su profesión. Odias tu
primer nombre razón por la cual casi nadie sabe de su existencia. No tienes color
favorito pero te apegas más a los colores opacos. La música que escuchas es de
bandas y solistas de los años noventas ochentas y sesentas. Tu princesa
favorita de Disney es “Jazmín” tu animal favorito, la pantera negra y el tigre
blanco. Bailas por distracción y sales casi todos los días a correr al parque
saliendo de la preparatoria. No muestras tu lado sensible porque piensas que
las personas se aprovecharan y acabaran haciéndote daño como lo a echo tu
familia, emocional y psicológicamente y no te dejas de nadie por el daño físico
que te han puesto. Tienes muchas cicatrices por todo tu cuerpo, aunque tú no
sabes yo las he notado. No te encariñas con las personas al pensar que te
terminaran abandonando como lo hico tu tía, tu primo, tu abuela y Roberto. Te
agradan las personas humildes y no soportas a las adineradas que presumen sus
categorías sociales. Tú más grande sueño es largarte de tu casa y ver el mundo,
nunca piensas casarte por la mala visión que tienes del matrimonio gracias a
tus padres pero sientes la necesidad de tener una familia para cambiar el
concepto que tienes de ellas. Amas a tus padres aunque el odio que sientes por
ellos es más grande, y te gustaría tener una buena relación con ellos, eso no
te lo dices a ti misma pero sabes que es verdad. Le temes a la obscuridad y a
la soledad, aunque te encanta el hecho de estar sola, lo disfrutas mucho.
Tomaste las fiestas como distracción a tu realidad dentro de tu casa hasta que
se te hizo costumbre salir cada fin de semana y llegar al siguiente día tomada.
La cruda la curas con ir a la cafetería con un logo de manzana y pides tu café
americano con leche de soya. Eres la persona más orgullosa que alguien puede
conocer pero eres bondadosa y compasiva una vez que alguien llega a conocerte. Desconfías
de las personas por tu pasado y aunque no te des cuenta sé que hay muchas cosas
que todavía no me cuentas pero sé que lo harás. Usas tu belleza para ventajas
propias y en un pasado te encantaba sonsacar a los hombres hasta que te canso que
te vieran como un objeto, así fue como empezaste a rechazarlos hasta para una
charla e hizo que fijaran más en ti. Le tienes miedo al amor por el daño que
tienes pero, Carolina, no todas las personas quieren hacerte daño tienes que
entender eso—me acerque a cinco centímetros de su rostro—te conozco muy bien,
no me gusta que me subestimen
Diciendo esto me marche y la deje a mitad de
su patio, confundida.
Carolina
cambio de página y yo comencé a acariciarle su cabello. Nunca en mi vida había
sido más feliz que en estos seis meses, no cambiaria absolutamente nada de lo que
hemos pasado y es indescriptible el amor que siento por ella
Alzo
la vista del libro y me miro
-¿Qué?—pregunto extrañada. Le sonreí
-Nada solo… recordaba cosas
-¿Qué cosas?—se enderezo por completo hasta
sentarse alado mío y apoyo la cabeza en su codo.
-La semana en que te quedaste durmiendo aquí
Sonrío
de oreja a oreja
-Fue una muy buena semana
-La mejor—despertar
a tu lado era lo mejor—me pregunto cuándo volverá a pasar
-Cualquier día que lo pidas—me lo susurro en la
oreja
Pero
nunca más iba a volver a pasar, no después de hoy. Hoy era el día en que le
tenía que decir la noticia a Carolina. Esa noticia que me ha perseguido desde
hace meses y ya no podía callármela mas, por el bien de ella.
Te va a odiar, no te querrá volver a ver,
decía mi lado más positivo. Bufe internamente
Mi
novia puso un dedo en mi barbilla y alzo mi cara
- ¿Por qué esa cara de tristeza?—me sonrío— ¿Es
porque no te compre un regalo de seis meses?—bromeo
Muy
apenas pude poner buena cara
-Sebastián ¿Qué pasa?—pude sentir un cierto
miedo en su voz
Le di
un beso en la mejilla, uno más en la nariz, y otro en la comisura de sus
labios, un pequeño beso en sus labios y seguí un camino hasta llegar a su oreja
donde le susurre:
-Sabes que te quiero, ¿verdad?—seguí antes de
que me interrumpiera—Que me has dado los mejores años de mi vida. Oh Dios mío,
Carolina te quiero tanto, siempre recuérdalo por favor, siempre—enfatice las últimas palabras antes de posar mis labios en
los suyos y dolió pensar que tal vez era una de las últimas veces que lo haría
si ella me rechazaba después de lo que tenía que decirle
-Me estas asustando—susurro entre mis labios
Como
no, si rara vez le digo estas palabras.
-Ya está servida la comida—hablo mi mama
Nos
sentamos todos en la mesa y mis tres mujeres comieron alegremente. Mi madre y
mi novia se llevan realmente bien y vino a mi mente esa vez en que Carolina me
dijo que a veces la veía como una madre. Pude notar que mi madre notaba mi
triste humor y al final de la comida me hablo para ir a la cocina
-Ya volvemos con un postre
Eso
hizo a Jimena sonreír
-¿Pasa algo malo?—pequeñas arrugas se formaron
alrededor de sus ojos, dejando ver su preocupación
-Hoy le diré a Carolina lo de…
-¡Apenas!—me regaño— ¡Eso debiste decírselo en
el momento en que quedo cerrado ese trato, hijo! No debiste esperar tanto
tiempo
-¿De verdad crees que estaría aquí tan campante
si se lo hubiera dicho antes? Yo solo quería más tiempo con ella
-¿Por qué piensas así?
-Es lo más obvio, mama. El ocultarle algo tan
grande como esto va a ser que me odie
-Bueno, puedes echarme a mí la culpa que yo
estaba indecisa o…
-No, ya no quiero decirle más mentiras
Emma torció
la boca
-Es por el bien de nosotros tres que tenemos
que hacer esto, Sebastián. Por más que quiera que las cosas sean de otra manera
no puedo. Se cuanto quieres a esa muchacha pero tenemos que hacer esto y ya no
hay marcha atrás, lo siento
Asentí
y mi madre me acaricio el rostro con preocupación tatuada en el rostro
-Si ella te quiere, entenderá
Suspire
-Bueno, tengo que llevar a Jimena a una fiesta
de cumpleaños. Eso te deja la casa sola por un par de horas
Mientras hablaba abría el refrigerador para sacar una botella de nieve.
-¿Vas a querer?
Negué
con la cabeza y recogí un plato pequeño solo para Jimena, pues mi madre no comía
tanto dulce y a Carolina no le gustaba la nieve de fresa
Ya con
mi madre y mi hermana fuera de la casa, Carolina me ayudaba a limpiar la mesa y
no dijimos palabra en todo el momento. Mi cabeza no dejaba de preguntarse cómo
iba a empezar, en donde se lo diría y sobre todo como reaccionaria. Ya cuando
todo quedo limpio y estábamos los dos en la cocina empecé:
-Tenemos que hablar
Ella
ni me miro, pero después de unos segundos camino hacia mí y puso sus labios
sobre los míos. Al principio yo no respondí por la sorpresa pero rápido me deje
llevar por sus suaves labios. Carolina rodeo mis hombros y empezó a jugar con
mi pelo, yo la agarre por la cintura y la pegue a mi cuerpo, subiendo y bajando
mis manos por su espalda, tratando de acercarla más a mí aunque ya no se podía
más. Movía mis labios más rápido, quería comerme a esta chica a puros besos.
Bajo
delicadamente sus manos hasta mi abdomen mientras yo subía las mías hasta tocar
su pelo y acariciarlo lentamente. Nos separamos un poco para buscar aire, pero
yo no quería despegarme de ella y sus dulces besos. Comencé a morderle
suavemente su labio superior y pase la punta de la lengua sobre él. Con eso
ella con desesperación volvió a besarme con fervor, volviendo a agarrar mi
cabeza y retorciéndome el pelo en un intento de acercarnos más uno del
otro.
Cuando
terminamos por devorarnos los labios, le siguió un fuerte abrazo. Sin decir
palabras permanecidos abrazados por muchos minutos, y minutos. El tiempo se
volvió algo irracional. Fue en esos minutos donde pensé “¿realmente ella me
odiara? ¿Entenderá que lo tengo que hacer, por mi familia y en parte por mi
futuro? ¿Qué tanto ella me quiere para entenderme? Yo se que ella me quiere lo
suficiente, siempre me lo demuestra como ahora. Nunca me había sentido más
amado y eso debe significar algo positivo… ¿verdad?”
-Recuerda las palabras que te dije antes de ir
a la mesa
-¿Eso significa que no vas a terminar conmigo?—susurro
Reí
entre dientes
-No, Cari, nunca
Me
miro con ojos un poco aliviados y yo puse mis labios en su frente, todavía
abrazados. Tome su mano y la lleve al sofá, mientras mi cabeza era un desastre
-Bueno, recuerdas que tengo familia de parte de
mi padre en la capital y de parte de mi madre, en España
Asintió
-Tu abuela y dos tías, lo recuerdo
Me
tarde un momento en acomodar la conversación en mi cabeza
-La fortuna que nos dejo mi padre para que nos
valiéramos por nosotros mismos y comprar esta casa, pagar la colegiatura de
Jimena, todo eso se está acabando
-¿Tiene problemas económicos?
-Se podría decir, y el trabajo de mi mama no
basta para darnos esta vida que hasta ahorita hemos llevado, desde que se murió
él. Así que… bueno ya encontré una universidad a la cual ir
-¿En serio? Eso es genial, Sebastián
-Mi abuela va a pagar por mis estudios y por
los de Jimena y nos va a dar hospedaje en su casa mientras mama encuentra un
mejor trabajo
-¿Hospedaje?—frunció el ceño
-La escuela a la que voy es Universidad Autónoma
De Madrid, tiene el mejor programa de Psicología.
Carolina reflejaba en su cara confusión total, casi podía escuchar sus
pensamientos
Estamos en vacaciones largas, nosotros ya nos graduamos de la
preparatoria hace algunas semanas. La ceremonia fue muy emotiva, en un hotel
exclusivo. Martin, Gustavo y Doña Piedad estuvieron hay, Carolina también
recibió una llamada de Roberto para felicitarla. Mi madre y Jimena estuvieron
hay igual y fue una sorpresa para Cari y para mí al ver llegar a Sara y Ignacio,
mas por compromiso que por querer estar ahí. La mayoría de nuestros amigos ya están
estudiando sus carreras, yo no por los problemas económicos que estábamos
metidos y que no le había dicho a nadie, Carolina por la falta de dinero para
poder entrar a una. Mientras mi novia trabajaba el doble y buscaba otro trabajo
para poder pagarse la universidad—ya que sus padres no iban a hacerse cargo de
eso—yo también empezaba a buscar el mío hasta que mi madre me detuvo, dándome
la noticia de que nos mudábamos a España junto con la abuela y que ella nos iba
a apoyar en los problemas de dinero. Mi madre se echo a llorar pidiéndome
perdón por arrebatarme la vida que ya tenía aquí echa pero que no podía ella
sola con nosotros dos. Yo me ofrecí a no estudiar y trabajar para sacarnos
adelante pero ella me lo prohibió
“Tienes que estudiar, es lo que tu padre hubiera querido y no te
arrebatare la oportunidad”
Así
que ya no había marcha atrás. Esto lo sé desde algunos meses, mucho antes de la
pelea que tuve con Carolina por eso me costaba más la idea de terminar de una
mala manera. Y de verdad trate todo para impedir la mudanza pero hasta mi
abuela me marco diciéndome lo contenta que estaba de tener compañía en su casa
grande y hasta estaba remodelando algunos cuartos para nosotros, Jimena se puso
alegre por la noticia y desde entonces mi madre se ve aun más relajada; se le
notaba el alivio en la cara por las mañanas cuando llegaban las facturas. Este
problema estaba más allá de mí y lo que podía hacer era dejar de verlo como un
problema y verlo realmente como era: una solución.
Era imposible para mi, en lo único que yo podía pensar acerca de esto era que
dejaría a la mujer que tengo enfrente mío con el ceño fruncido y tratando de
entender la información que la acababa de dar.
-¿Madrid? No te entiendo Sebastián eso esta…
muy lejos—alzo sus cejas
Me
quede callado, esperando a que ella se diera cuanta por sí sola. Carolina me
miro con los ojos más grandes de lo normal y supe que ya había entendido
-No—susurro—No, no… ¡no!—alce mi mano para
tomar la suya pero ella la aparto toscamente— ¡No me toques!
-Carolina, tienes que entenderme
-¿Me estas dejando?—una lagrima rodo por su
mejilla
¡No, no por favor no llores, todo menos
verte llorar por mi culpa!
-Claro que no…
-¡¿Te vas a mudar a España?!—me interrumpió con
un grito
-¡Tengo que irme! ¡No es porque yo quiera, mi
familia lo necesita, entiéndeme!
Se
quedo callada, mirándome mientras más lagrimas salían de sus ojos. Tuve que
contenerme las ganas de limpiárselas y abrazarla. Estaba tan poco acostumbrado
a verla llorar, en realidad nunca
lloraba, no desde la vez que me conto todo su pasado en su camioneta y eso fue
hace más de un año
-No es nada fácil para mí y yo trate de
impedirlo, de verdad que si, Cari
- ¡No me digas Cari!
-Por favor, no llores
Ella
tomo aire profundamente como tratando de contenerse pero le salió todo lo
contrario. De esa bocanada de aire le salió un sollozo que podría decir me
desgarro por dentro. Apoyo sus codos en sus rodillas mientras agarraba su
cabeza con ambas manos, tratado de controlarse pero iba a ser en vano, tan
pocas veces lloraba que iba a ser imposible que se controlara por si sola.
Pensé
en abrazarla o algo pero me dio miedo que eso la pondría peor de lo que ya
estaba. No podía hacer nada mientras la veía y escuchaba sollozar sin control,
verla como trataba de calmarse y casi se ahoga en el intento, verla limpiarse
las lágrimas que le caían involuntariamente. Tardo tiempo en volver a la compostura
y era una total tortura verla de esa manera y no poder absolutamente nada, pero
aun saber que la razón de tales lagrimas era yo. Se calmo casi por completo y
me clavo esa mirada dura que tenía cuando estaba enojada pero había algo mas,
sus ojos estaban rojos, sus mejillas húmedas, la punta respingada de su nariz
estaba levemente rosada y sus labios estaban algo hinchados. Nunca la había
visto de esta manera, tan… vulnerable
-¿Desde cuándo lo sabes?—susurro y al no
contestar volvió a preguntar esta vez gritando
Voltee
la mirada, no podía ver su rostro, no se esa manera
-Tres meses
Se
levanto del sillón maldiciendo a los cuatro vientos mientras se movía de un
lado a otro.
-¡Por qué Sebastián! ¡Porque me haces esto! Tu
sabes todo sobre mi, absolutamente todo ni siquiera Roberto me conoce tanto, ni
siquiera Edith… tu eres el único que me conoce hasta el más mínimo defecto.
¿Sabes por qué?
Negué
con la cabeza, por alguna razón avergonzada
-¡Porque confié en ti!—me apunto con un dedo—Me
abrí contigo como nunca imagine hacerlo con una persona, te conté todo y… te
vas—lo ultimo lo murmuro—me estas dejando como todos lo han hecho. Esta es
exactamente la razón por la que no confió en la gente, ¡Maldita seas,
Carolina!—lo ultimo lo decía sollozando
No pienses así, mi amor
Empezó a llorar pero esta vez mas
descontroladamente. Me acerque a ella pero de nuevo me empujo lejos
-Yo te quiero, es lo mas que he querido a una
persona en toda mi vida, te dije que recordaras esto antes de la comida. Recuérdalo—su
llanto no paraba—Odio verte de esta manera…
-¡Tu sabes esto desde hace tres meses! Me has
besado, abrazado y diciéndome que me quieres sabiendo que te vas a largar
dejándome de nuevo con todos mis demonios
-Yo solo quería más tiempo contigo, mira como estas
reaccionando
-¿Qué esperabas? Saber que eres otro más de la
lista en mi vida que se van sin más. ¿Cuándo te vas?
-Dos semanas
Se
volvió a sentar, ya mucho más tranquila pero como dijo ella, la conocía tan
bien que supe que se estaba aguantando unas enormes ganas de seguir llorando.
Respiro profundamente tres veces y se volvió a levantar
-Ya no puedo estar aquí
-No te vayas
-Creo que todo lo que me tienes que decir ya lo
dijiste
Hablaba mientras caminaba y llego a la puerta que estaba cerrada con
llave y la llave no estaba ahí, estaba en mi bolsillo.
-Déjame salir—apoyo la frente en la puerta y
trago ruidosamente— ¡Déjame salir, maldita sea!
-No
-Porque me haces esto—empezó a golpear la
puerta con el puño, ahora con los dos puños, mientras no dejaba de maldecir y
decirme que la abriera, empezando a sollozar— ¡Déjame salir! ¡No quiero verte!
Estaba
entrando en una crisis histérica, de nuevo estaba llorando y supe que nunca necesito
más apoyo de alguien que ahorita. La tome de los brazos y Carolina trataba de deshacerse
de mi agarre
-¡Suéltame, idiota! ¡No me toques!—repetía una
y otra vez mientras podía ver de cerca las gotas de agua salir de sus ojos,
ahora tristes
Sin
decir palabra seguí forcejeando con ella hasta que la agarre de la cintura y la
medio abrase; digo medio por qué hacia todo lo posible para apartarse de mí.
Cada vez se quejaba menos, cada vez se hacía más débil y notaba su cansancio a
medida que dejaba de forcejear conmigo hasta que se dio totalmente por vencida.
Dejo caer su cuerpo así que nos fuimos hasta el piso y dejo salir todo el
llanto que se estaba aguantando y me dejo acariciarle el pelo hasta que me
abrazo fuerte, fuerte, sacando todo lo que tenia adentro
-Tranquila, mi amor. Yo estoy aquí ahorita, no
me iré a ningún lado hoy—le susurraba en su oído.
Y de
nuevo el tiempo fue irracional mientras estábamos en el piso, ella llorando en
mi hombro y agarrándome fuerte y yo acariciándole el pelo, tratando de mejorar
el desastre que ocasione.
-¿Por qué la dejaste ir en ese estado?
-Ella me pidió espacio y, madre, créeme que lo
necesitaba
Mi
mama torció el gesto
-¿Tan mal se puso?
-Es que ella ha tenido una infancia difícil,
bueno si vida ha sido difícil. Todas las personas a las que ha querido se
terminan yendo de su vida y ahora yo también lo hare. Yo le pedía que me
entendiera pero no vi que el que tenía que entender era yo
-Si se ve la frialdad de sus padres hacia
ella—mi madre entro a su vestidor y yo seguí hablando
-Ya sé que no estuvo bien haberla dejado irse…
¿En que estaba pensando?
Salió
del vestidor con una bata de dormir puesta. Ya era noche, muy tarde y Carolina
seguía sin darme señales de vida. Después de un rato de estar llorando en mi
hombro solo me pidió de una buena manera que necesitaba espacio para procesar
la información y la deje ir. Eso fue hace más de tres horas
-Y si... y si la abuela nos manda el dinero
desde allá y yo podría trabajar y estudiar al mismo tiempo, podría hacerlo mama
muchos lo hacen
Negó
con la cabeza
-Ya hemos tenido esta conversación muchísimas
veces, hijo pero te lo repetiré todo. Si la abuela nos mandara dinero desde allá
tendría que ser mucho, muchísimo por semana y aunque mi mama tiene mucho dinero
tampoco es lo suficientemente rica. Tendrías que tener dos trabajos tal vez
tres para poder ayudar y aun así no alcanzaría para la universidad, que es
demasiado cara.
-Puedo entrar a una universidad abierta o
nocturna
-No hay universidades así para psicología
La
mire a los ojos, para que me tratara de entender cuan desesperado estaba por
quedarme
-¿Tanto quieres a esta muchacha?
-Mama, yo la amo
Emma
bajo la mirada y se puso a hacer otras cosas dentro de su habitación.
-Sebastián, yo entiendo. Créeme que lo hago también
tuve un primer amor así de intenso pero, hijo, es solo eso; una ilusión. Te
creo cuando me dijiste que la amas pero todo eso se irá algún día, aun están
muy jóvenes—suspiro—Lo que te trato de decir es que no arriesgues el buen
futuro que puedes tener solo por un amorío de jóvenes.
-No la quiero dejar, quiero ver hasta dónde
puede llegar esto
-No quiero ser cruel, pero creo que hasta aquí
llego todo. Ya está casi todo listo y nos vamos en dos semanas Pero tendríamos
que regresar dentro de un mes y medio más o menos para entregar la casa
-¡Yo puedo hacerlo!—sonreí de oreja a oreja por
alguna estúpida razón—Ustedes dos váyanse y yo me quedo ese mes y medio hasta
que se arregle el asunto de la casa
Mi
mama se quedo callada por un largo rato mientras me veía y al parecer se
compadeció de mí lo suficiente. Solo asintió con la cabeza y se acerco para
darme un abrazo
-Yo también quiero mucho a Carolina. Desde que
la conocí se me hizo una persona de muy buen corazón y me alegre mucho cuando
me dijiste que eran novios, supiste elegir muy bien. Mucho mejor que la
anterior que tenias, la tal Samanta—bufe con eso—Lo lamento mucho, de verdad
que si, tampoco fue mi intención quitarte la vida que hiciste aquí
-Entiendo la situación madre, solo que siento
que no estoy haciendo todo lo que puedo para poder quedarnos
-Créeme que si, a mi me consta. Casi tres años
aquí, si hubiera algo que nos salvaría de mudarnos a otro país y empezar de
nuevo créeme que lo haría—rio entre dientes y yo le sonreí plenamente—Solo no
me odies cuando estemos allá
-Nunca, mama
-Tú eres muy guapo, Sebastián, encontraras a
otra más rápido de lo que te imaginas
No quiero a ninguna otra, como quiera nunca
encontrare otra más maravillosa que Carolina
Solo
le sonreí, le dese buenas noches y la deje sola en su habitación. Jimena también
ya estaba dormida así que no podía hacer ruido pero lo único que quería hacer
era gritar, fuerte, muy fuerte. Me fui al piso de abajo para apagar todas las
luces y mentalmente me preparaba para no dormir en toda la noche. Pero lo
escuche, si, era el coche de Carolina estacionándose
Me
fije por la ventana y efectivamente era su carro. Aliviado salí en silencio
para que mi madre no se diera cuenta y al ir cruzando mi porche para llegar a
la banqueta vi salir a Martin del asiento del piloto
-¡Gracias a Dios te veo!
-¿Qué pasa?—fruncí el ceño— ¿Dónde está
Carolina?
-En la parte trasera completamente noqueada
-¿Qué quieres decir?
Me di
cuenta que Martin estaba manchado de sangre en varias partes de la cara y la
ropa
-Hombre ¿qué te paso?
-Tu novia fue lo que paso. Encontré a Caro
vagando por las calles del barrio, completamente ebria y drogada
-¿Drogada?
-Consiguió mota con un amigo mío, la sangre es
de una pelea que tuvimos al reclamarle habérsela regalado, porque eso hizo.
Instintivamente cerré mis manos en puños detrás de mi espalda
-¿Sabes que le pudo haber pasado? Nunca la
había visto tan mal desde que tu llegaste
-¿Me nombro cuando estaba contigo?
-La encontré tirada en una banqueta y muy
apenas hablaba pero decía incoherencias, no le entendí realmente. Ya vomito
todo lo que tenía que vomitar, créeme—abrió de mas los ojos—y como su cuerpo ya
no esta tan acostumbrado a tanto alcohol y droga al mismo tiempo no quise
esperar a que convulsionara o algo y la lleve a un hospital. Nos atendieron
rápido, y me dijeron que estuviera tranquilo. Le dieron un sedante poderoso así
que despertara en una hora y media, tal
vez dos. Lo más probable es que no recuerde muchas cosas
-Muchas gracias, Martin
-Necesita un muy bien baño, yo la acostaría y
dejaría a que recobrara conciencia que ahora está completamente ciega.
-¿Sabes cuánto tomo?
-Dos botellas enteras de tequila y uno de
vodka. No sé cómo se pudo tomar todo eso, como su cuerpo acepto todo eso sin
quebrarse. Necesito un muy bien motivo—me miro— ¿Se pelearon?
-No peleamos, ella peleo conmigo. Todo esto es
mi culpa
-¿Qué paso? Digo para ver a quien golpeare en
la cara, a ti o a ella
-Le di la noticia que me mudare a España
Martin
saco aire e hizo una grande mueca
-Tiene que ser broma, Sebastián la vas a matar
-No tengo alterativa, hermano. No quiero
dejarla sola, realmente no tengo opción
Se
paso la mano por los cabellos
-Carolina desde que llego con nosotros nos
dimos cuenta que es una persona que sufre en silencio. Todavía cuando sus padres
a golpeaban y llegaba con nosotros nos dábamos cuenta semanas después, cuando
las quemaduras o cortes cicatrizaban
-¿Quemaduras?
-Varias veces llegaba a la casa de Roberto así,
nunca olvidare esa vez que llego sangrando.
-Nunca me dijo que tan grave eran las golpizas,
bueno… más de una vez
-La trataban como niña de la calle, gente
enfermiza para el dinero que tienen—volvió sus ojos a la casa y suspiro—Ah
tenido muchas decepciones y ahora tu también te vas, la cosa esta cabrona. Tal
vez debería de irse con Roberto para que no esté sola—lo último lo dijo tan
bajo que no estoy seguro si escuche bien
Martin abrió la pequeña puerta trasera que
era más o menos también la cajuela y en la caja estaba mi Cari con los ojos
cerrados, la cara muy pálida, con el pelo despeinado y hecha un desastre. Se me
rompió el corazón
La
bajamos entre los dos y de su llavero abrimos la puerta que ya estaba toda
obscura y todos los coches se veían en el garaje así que teníamos que ser muy
silenciosos.
-Cuídala, Sebastián o tendré que golpearte a ti
también, lo digo en serio. Volveré mañana temprano para ver como siguió
-Está en buenas manos, vete tranquilo. Gracias
de nuevo
Lo vi
alejarse hasta llegar al otro extremo de la calle y desaparecer. Subí a
Carolina hasta su habitación, cerrando la puerta principal. Las habitaciones de
sus padres y Lorena se veían iluminadas en la delgada rendija de las puertas así
que me apresure a entrar a su habitación.
La
recosté en la cama y le quite los cabellos que tenía enredados en la cara. No
pude no notar el olor a marihuana—que es muy peculiar—a alcohol y ligeramente a
vomito, todo era demasiado intenso y se me hacia tan raro dado el hecho que
ella siempre olia delicioso, siempre. Iba a ser muy peligroso a que me
descubrieran ducharla mientras su familia entrara estuviera aquí así que me
espere a que fuera mas tarde y mas de una vez cheque el pulso de Cari al estar
demasiado quieta. Todo el tiempo que estuve esperando la tuve agarrada de la
mano, viéndola dormir. Desde que se quedo durmiendo en mi casa que no la veía
dormir—sonreí con el recuerdo—me levantaba temprano en la mañanas para que
tuviera la oportunidad y la dicha de verla tan quita, en sueños. Era
maravilloso, pero ahora era tan diferente; esta noqueada por tanto daño que le
a echo a su cuerpo y su cerebro todo por
tu culpa.
Me
levante y busque ropa limpia para ella y la lleve al baño. Las luces en el
cuarto de su familia estaban apagadas y me di el lujo de caminar como si fuera
mi casa. La levante de la cama y la lleve hasta la bañera—su baño tenia tanto
como regadera como bañera—ahora era la hora de quitarle la ropa.
Le metí
seguro a la puerta y me quite los zapatos. Empecé por sus pantalones, unos
desgastados de mezclilla, decidí dejarle su ropa interior—que era azul de
encaje—Nunca había agradecido tanto por la existencia de blusa de botones, eso
me facilito muchísimo la tarea, se la quite rápido. Fue un dilema decidir si
dejarle el brasier o no, pero me dije a mi mismo que se lo he visto varias
veces, una vez no iba a ser diferencia y se lo quite. Ahora desnuda abrí el
grifo y lo cerré hasta que se lleno. Me puse detrás de su cabeza y recargado
sobre una pared, con la mano le moje el pelo hasta dejárselo empapado. Agarre
el primer shampoo que vi y al abrirlo capte el olor de su pelo y supe que era
el suyo. Vertí algo en mi mano y empecé a masajearle el cráneo hasta que creo
suficiente espuma para masajearle el resto del pelo. Si olvidaba las razones
por la cuales nos llevo a esta situación y
el hecho de que mi novia estaba desmayada… esto era algo relajante. Al
terminar agarre la pequeña esponja y el jabón, los uní hasta que la esponja se
lleno blanco y…esto iba a ser extremadamente raro. Empecé por el cuello, y me
moví hacia cada uno de sus hombros hasta llegar a su espalda, donde talle desde
abajo hasta su nuca. Pase entre sus pechos y cuando tope con su ombligo me
extendí por todo su abdomen, siguiendo de sus caderas y si pequeña cintura. Me
tuve que mover de mi lugar para ligeramente tallar las piernas. Y con la misma
agua se fue engajado sola… todo el tiempo resistiéndome a la necesidad de
cambiar la esponja por mis manos.
¿Cómo
es que después de todo eso no se despertó?
Quite
el tapón y todo el agua se fue por el drenaje. Agarre la toalla más próxima y repetí todo el
proceso para secarla. El removerle sus pantis mojadas y remplazarlas por unas
secas fue algo incomodo a tal punto de ponérselas al revés. No es que no
quisiera verle las partes íntimas a mi novia, es solo que con su consentimiento
y en mejores situaciones—mi inconsciente se burlo de mí—y le puse una camisa
realmente larga y aguada. La volví a cargar, después de limpiar todo mi
desastre—y al regresar a su cuarto de nuevo la acosté en su cama y la tape.
¿Qué
debía hacer ahora? ¿Irme? Dejarla sola no era una opción pero que tal si ella
despertaba y me corría cruelmente… bueno me lo merecía totalmente. Y en medio
de mi discusión interna se escucho una débil voz
-¿Quién eres?
Muy
apenas podía abrir los ojos así que los mantuvo cerrados y paso una mano por su
cara
-¿Cómo te sientes?—me acerque hasta sentarme en
la cama junto a su cuerpo
-No lo sé…mis ojos me arden.
Claro
que te van a arder, no te olvides que esos son los efectos de esa droga
-¿Quién eres?—volvió a preguntar. Sus ojos
estaban puestos en mi, ¿Cómo no me va a reconocer? Luego recordé lo que me dijo
Martin…
-Soy
tu mejor amigo—no le estaba mintiendo, tal vez ya no era su novio pero si su
mejor amigo, ¿verdad?
-Mentira, mi mejor amigo es Sebastián
- ¿Tu novio?
-Ya no sé si lo es—torció su pequeña boca
-¿Terminaron?
Se
encogió de hombros y se hizo ovillo, mirando a la pared y dándome la espalda
-¿Por qué hiciste todo esto, Carolina?
Se
tardo tanto en contestar que creí que no lo iba a hacer
-No lo sé, yo solo quería apagar mis
pensamientos y no sé de otra manera para hacerlo
-¿Por qué querías apagarlos?
No cedió
del ovillo en el que estaba hecha pero dejo de darme la espalda, sin embargo no
miro mi rostro. Este era un momento vulnerable de ella, y por lo drogada y
tomada y bajo sedantes ella me iba a hablar solamente con la verdad, iba a ser
malo que me aprovechara de esto pero es una oportunidad que no se da nada
seguido
-Porque mi razón para vivir se va del país
Wow. Nunca creí a Carolina decir esas
palabras. Se me hizo un nudo en la garganta
-Pero esa no es la manera de liderar con la
situación
-No conozco otra manera
-Prométeme que no lo volverás a hacer
Ella
me miro a los ojos pero no los mantuvo mucho rato hay, cambio su mirada hacia
el techo
-Te contestare eso mañana… ¿Dónde está Sebastián?
-¿Quieres verlo?—se me ilumino todo
-No, solo quiero saber si ya se fue a España o
sigue aquí
Auch
-El sigue aquí, no se irá hasta de dentro de un
mes y medio
-Buen regalo que me dio de seis meses
AUCH
Durante
los próximos quince minutos no hablo más que de mensadas que no entendía
nada—efecto de los sedantes—y sabía que se echaría a dormir muy pronto
-Lo odio
-¿Qué?
-Lo odio, lo odio, lo odio—murmuraba mirando a
su mano
Sabía
que me lo decía a mí. Me le quede viendo a su cara adormilada con tristeza y me
di el lujo de acostarme a su lado. Tal vez iba a ser la última vez que me dejaría
estar tan cerca de ella
-Es mentira—murmuro
-¿Qué es mentira?—dije en el mismo tono
-Yo lo amo, lo amo… mucho y de verdad
Una
sonrisa enorme apareció en mi rostro, me levante un poco de donde estaba
recostado y tuve que luchar, de verdad hacer un enorme esfuerzo por no besarla
Carolina cerró los ojos y cayó en un sueño profundo
-Yo te amo también, Cari. Te amo
Y en
in impulso la abrase por la cintura, recargando mi cara en su abdomen. Podía
sentir su respiración profunda, hasta la escuchaba. Sentí paz total, no me moví
durante las próximas horas y creo que yo también me quede dormido.
Más
tarde me volví a despertar, encontrándome también con una Carolina despierta
-¿De qué hablábamos?
Su
nivel de inteligencia ahorita estaba realmente por los suelos… ¿Le quedara daño
permanente? No creo… ¿Cuándo abra consumido realmente?
-De que amabas a tu novio
-Ah sí…
-¿Por qué no se lo dices?
Se
tardaba mucho tiempo contestándome las
preguntas
-No me respondería igual
No me des tan fuerte, mi amor
-¿El no ha hecho lo suficiente para que creas
que te ama?
-Sí, siempre; pero tal vez yo… malinterpretaba
todo
-¿Por qué?—quería sacudirla para que abriera
los ojos y me dijera fuerte y claro
-Tal vez por eso se va… por qué no me quiere
como yo lo quiero a el
-No, Carlina. Estas equivocada—estaba entrando
en la mala desesperación, jamás pensé que ella le sacara esa conclusión a este
asunto: que yo me iba por qué no la quería. Por lo que veo, nunca le deje en
claro mi amor par que ella pensara esto
¡No, no, no, no!
Esta
señorita y yo tendremos una larga charla cuando se recuperara de esto
Me encanta tu historia, hasta me has echo llorar. Sigue asi (:
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