Era un jueves y estaba lloviendo. Yo me
encontraba en el trabajo, pero ya casi era mi hora de salida. Por la misma
lluvia estaba vacío el lugar y es que durante toda la semana hubo lluvias
fuertes pero agradables.
-
Cerraremos
antes, no tiene sentido esperar cuarenta minutos—anuncio Paco
Unos ya literalmente tenían sus cosas preparadas y solo las agarraron y
marcharon.
Hoy no le tocaba venir a Melisa y eso era malo ya que es la única que me
podría dar un aventón hasta mínimo una parada de camión.
Mi
camioneta, mi bebe, mi amor la tuve que dejar con el mecánico y desde hace dos
días iba a todas partes caminando o en carros ajenos.
Pero
ahora estaba sola lidiando con esto. Salí y un viento húmedo me cacheteo como
si el cielo se estuviera burlando de mi. No venia preparada para esto e
inmediatamente me cruce de brazos sintiendo frio
Irónico
siendo pleno abril
Agarre bien mi bolsa contra mis costillas y comencé a caminar hacia la
parada del autobús. Cuando ya me acerque el camión ya estaba hay y le estaba
dando.
Comencé
a correr tratando de gritar que se detuviera pero no lo hizo.
¡Maldición!
El otro no regresaría como en una hora.
Ni modo…
Trate de no darle importancia y seguí caminando. Me adentre a unas
cuadras que se encontraban totalmente vacías. Estaba algo obscuro—por lo
nublado— y no era muy seguro hay así que acelere el paso.
Mi
suerte no cambio cuando comenzó a llover. Al principio fue solo unas gotitas
finas pero poco a poco se agrandaban a tal punto que tuve que refugiarme debajo
de un techo de una tienda de abarrotes
Hay moría
la cosa, le hablaría a alguien para que viniera por mí. Mientras yo sacaba mi
celular un carro conocido por el color paso delante sin darle importancia pero
este retrocedió hasta ponerse delante de mí
Se
me revolvió el estomago y la puerta del asiento copiloto se abrió
-
Sube
-
Paso,
gracias
-
No
te pongas terca
No conteste
-
No
tienes otra alternativa y lo sabes
Alce mis cejas, cerré la puerta y comencé a
caminar rápido bajo la lluvia. El coche rápido me alcanzo pero yo no me detuve
Sebastián bajo la ventanilla mientras le
daba lento siguiendo mi paso
-
Cari—dijo
suplicante
Me detuve en seco y voltee a verlo. Su
expresión también era de suplica
¡Al
diablo! No quiero caminar bajo la lluvia, solo es eso
Me subí al coche toda
mojada y chorreando.
-
¿Qué
haces aquí?—dije brava
-
wow,
wow. Tranquila, niña—murmuro arrancando el coche
-
¿Me
seguías?—susurre
-
No,
me acorde que no tenias coche y que hoy trabajabas
Se me ablando el corazón y quería guitarle
“¡Que tierno!”
Sacudí la cabeza mientras me acomodaba un
poco el pelo mojado
-
Perdón—dije
cuando me di cuenta de cuando escurría
No contesto, de hecho no hablamos en todo el
camino. Era imposible no tratar de verlo de reojo pero tenía miedo tan solo
mover un dedo
Ya casi al llegar a nuestras casas hablo
-
¿Vas
a algún lugar en específico?
Lo mire extrañada
-
Quieres
decir ¿a algún lugar?
-
Si
-
¿Y
tu?
Bufo
-
Creo
que yo pregunte primero
-
Da
igual—me encogí de hombros
-
Tomare
eso como un no, Cari
Odiaba que me dijera Cari, me hacía sentir
cosas bonitas en el estomago
Se detuvo entre las dos casas. La lluvia
seguía intensa
-
Gracias—susurre
Salimos del coche al mismo tiempo y cada
quien se fue por su camino. Me detuve en la puerta para buscar las llaves pero
después de dos minutos me di cuenta que no traía las mías.
Golpee la puerta con desesperación y voltee
a ver la casa de mi amigo y el ya estaba adentro
Toque a morir pero no había nadie pues
ningún carro de veía dentro del garaje y todo estaba apagado. Moriría mojada
Puse mi frente en la puerta y espere que un
milagro abriera la puerta
Sentí unas manos frías en mis hombros y me
voltee rápido.
En una fracción de segundo pensé que tal vez
sería alguien de las personas que viven conmigo pero la idea se descarto ya que
ninguno me trata tan bien y antes de poder pensar en otra cosa Sebastián estaba
enfrente mío con sus manos en mis hombros
Solo pude ver el verde de sus ojos y saber
que no podría ser capaz de decirle que no
Puso su brazo alrededor de mis hombros y yo
mi brazo alrededor de su cadera y nos
encaminamos juntos a la lluvia. No corrimos ni tratamos de ir más rápido solo
creo que íbamos más lento cada vez.
Hasta que llegamos a su casa
Ya había pasado un poco más de un mes desde
que Sebastián y yo tuvimos esa conversación en el baño de mujeres.
Un poco más de un mes donde el no dejaba de
coquetearme, de a veces consentirme, de darme guiños. Adoraba las veces en que
me compraba dulces chiquitos y les ponía “me encantas” en la envoltura… pero
aun así yo siempre lo mandaba por un tubo
Es solo que no podía, y me odiaba a mi misma
cada día más que desperdiciaba. Y a veces sentía como mi amor por el no dejaba
de crecer y cuando estaba a punto de decirle todo lo que sentía el orgullo me
hacia recordar todo lo que me hizo sufrir y decidía que mejor me quedaba
callada.
Estaba actuando muy egoísta, orgullosa, y
estúpidamente; lo sabía perfectamente pero… ni yo sabía que me pasaba.
Estaba como estancada, ya ni sabía qué
hacer.
Y tenía el miedo de que por mi actitud él se
cansara de rogarme como lo hace ahora y deje de interesarle. A veces cuando
pienso eso también pienso que así sería mejor porque realmente nunca me quiso y
se rindió pero al mismo tiempo pensar en esa posibilidad me destroza.
Me sentó en el sillón, yo estaba perdida en
mis pensamientos
-
Te
traeré ropa seca
Y subió rápido las escaleras. Recorrí con
la mirada toda la habitación, hace meses que no estaba en esta casa y creo que
aunque no lo quería admitir la extrañaba demasiado. Mas que la mía y así
Apareció con mucha ropa, supongo que de Emma
y una toalla, poniéndola en mis piernas.
-
Ya
sabes donde está el baño. Creo que te quedara, ponte lo mas cómodo
Estaba siendo tan correcto, tan educado.
Como si no nos conociéramos.
El miedo pareció y alarmo a mi corazón. Me
levante sin decir palabra y entre en el baño. Me seque y cambie rápido, me recogí
el pelo y decidí salir silenciosa.
Me encamine a la sala pero Sebastián se
encontraba hay, también cambiándose. Estaba solo en bóxer y podría verle su
delicioso trasero, me mordí el labio. Me dieron unas ganas de brincar sobre él.
Se puso un pants y no me di cuenta de que
espalda tan mas trabajaba tenia, ¿iba algún gimnasio que yo no sabía? Dios
bendiga al deporte
Se volteo y me sorprendió viéndolo. Me
sonroje pero trate de sordearle
-
Perdón—dije
y deje la sala
-
No
espera—dijo y me detuvo. Se puso la camisa ¡maldición!—ya está. ¿Quieres un
café o algo de comer?
-
Si,
por favor
Se fue hacia la cocina mientras decía
-
Deja
de ser tan educada conmigo—algo cómico ya que yo pensé que él era el educado—y
de actuar como si esta casa no fuera la tuya también.
Sonreí pero trate de ocultarlo. Me conocía
tan bien
-
Lo
siento
-
Lo
estás haciendo otra vez
Me reí leve
-
¿Y
tu familia?
Ya en la cocina, vacilo un poco pero termino
contestándome
-
Arreglando
asuntos algo complicados
No pregunte nada más
Al siguiente día, Sebastián me esperaba
alado de mi coche, como hace algunos días lo ha estado haciendo
-
Buenos
días
-
Hola—dije
seca
-
¿No
te enfermaste?
Me subí al coche y baje la ventanilla
-
Por
suerte no—le sonreí igual de seca
-
¿Vas
a pretender que ayer no sucedió?
-
Exacto…
Te veo en Valores
Y arranque
Soy la persona más estúpida del planeta
Pasaron los días, que se convirtieron en
una semana y media donde Sebastián no me dirigía la palabra, vaya ni siquiera
me miraba. La situación me empezaba a preocupar, aunque no quisiera admitirlo
Al terminar las clases fui directo carro, en
el estacionamiento
-
Ahora
ya no me volverás a hablar—le eche en cara, casi gritando— ¿Quién te crees que
eres?—estaba completamente enojada
Se bajo del carro
-
No,
eso te debería de preguntar yo, ¿Quién te crees que eres con tratarme de esa
manera? Yo he puesto todo de mi parte, te he pedido perdón tantas veces, y yo
ya te explique mis razones. ¡pero tú no las entiendes!
Me quede callada, mientras el explotaba
delante mío
-
Y
no, no te volveré a hablar porque es imposible para mí estar cerca de ti y no
poder tenerte. No puedo, y al parecer tu me has dejado muy claro tus
sentimientos pero sé que tu también te mueres por mi
-
¿Qué
estas queriendo decirme?
-
No
es que me este rindiendo por ti, es solo que todo tiene un límite—se quedo
callado por unos largos segundos—No vuelvas a hablarme a menos que sea para
hacer tu orgullo a un lado, párate frente a mí para decirme que me quieres
tanto como yo a ti
Se subió al coche y se fue
¿Y ahora qué? Le di unos días, haber si lo
que me decía era cierto y así fue… no podría creerlo. Cada vez que pasaba ni siquiera
me daba una mirada, cuando llegaba a la cafetería y me sentaba donde él, se
levantaba y marchaba. Se acabaron los coqueteos, los guiños y los dulcecitos.
Si su intención era hacerme sufrir sí que estaba logrando su objetivo. Pero me
lo merecía, todo esto me lo merecía
Me encontraba en mi habitación, mirando el
techo acostada en mi cama.
No podía dejar de pensar en Sebastián, y en
lo estúpida que fui. Yo cause todo esto, el tenia todo derecho de actuar de
esta manera.
Y sin pensarlo, no tuve control de mi cuerpo
en ese momento solo salí de la cama y me dirigí a la casa de él.
Su mama y Jimena se encontraban afuera, a
punto de irse.
-
Hola,
Carolina—me saludo Emma
Le sonreí de oreja a oreja
-
¿Dónde
está Sebastián?
-
Esta
adentro, ya casi sale. Pásale, es tu casa
Le volví
a sonreír. En el momento en que yo entre a su casa, Emma arranco el coche. Eso
me dejaba sola con Sebastián.
Se encontraba parado a mirad de la cocina,
lo llame.
El se volteo pero se quedo callado.
Me acerque vacilante, hasta ponerme justo
enfrente de él. Mi labio temblaba de nervios
-
Te
vuelvo hablar, dejando mi orgullo a un lado, pararme frente a ti y decirte que
te quiero… te quiero Sebastián y demasiado
Se quedo callado. Sus ojos, su mirada era
intensa
Pise los pocos pasos que nos separaban y con
toda la valentía del mundo le di un pequeño beso sobre los labios. Fue muy rápido
El mantuvo sus ojos cerrados
-
Te
quiero, creo que mas que tu a mi
-
Imposible
En un segundo me agarro por la cintura y me
pego a su cuerpo. Con una mano me agarro la cara y me planto un beso de los
buenos.
El manjar de sus labios me agarro por
sorpresa y me perdí en ese pedacito de cielo. Lo rodee con mis brazos y él me apretó
aun mas contra su cuerpo.
Había hecho lo correcto. Desperdicie mucho
tiempo pensando y no en di cuenta que no había nada que pensar
Mi amor por Sebastián crece cada vez más, ya
no podría vivir sin el Perdonenme por no publicar en mucho tiempo pero se me fue la inspiracion e imaginacion, espero que lo disfruten
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afhgshgfask AH!!!!!!!
ResponderEliminarEs simplente perfecto :') , me puse a dar brinquitos cuando por fin caro le dijo lo que sentia... publica pronto pliss.
Besos y abrazos.
Isis Black.