viernes, 5 de octubre de 2012

Capitulo 31: No vuelvas a hablarme



Era un jueves y estaba lloviendo. Yo me encontraba en el trabajo, pero ya casi era mi hora de salida. Por la misma lluvia estaba vacío el lugar y es que durante toda la semana hubo lluvias fuertes pero agradables.
-          Cerraremos antes, no tiene sentido esperar cuarenta minutos—anuncio Paco
    Unos ya literalmente tenían sus cosas preparadas y solo las agarraron y marcharon.
     Hoy no le tocaba venir a Melisa y eso era malo ya que es la única que me podría dar un aventón hasta mínimo una parada de camión.
   Mi camioneta, mi bebe, mi amor la tuve que dejar con el mecánico y desde hace dos días iba a todas partes caminando o en carros ajenos.
   Pero ahora estaba sola lidiando con esto. Salí y un viento húmedo me cacheteo como si el cielo se estuviera burlando de mi. No venia preparada para esto e inmediatamente me cruce de brazos sintiendo frio
   Irónico siendo pleno abril
   Agarre bien mi bolsa contra mis costillas y comencé a caminar hacia la parada del autobús. Cuando ya me acerque el camión ya estaba hay y le estaba dando.
   Comencé a correr tratando de gritar que se detuviera pero no lo hizo.
   ¡Maldición! El otro no regresaría como en una hora.
   Ni modo…
   Trate de no darle importancia y seguí caminando. Me adentre a unas cuadras que se encontraban totalmente vacías. Estaba algo obscuro—por lo nublado— y no era muy seguro hay así que acelere el paso.
   Mi suerte no cambio cuando comenzó a llover. Al principio fue solo unas gotitas finas pero poco a poco se agrandaban a tal punto que tuve que refugiarme debajo de un techo de una tienda de abarrotes
   Hay moría la cosa, le hablaría a alguien para que viniera por mí. Mientras yo sacaba mi celular un carro conocido por el color paso delante sin darle importancia pero este retrocedió hasta ponerse delante de mí
   Se me revolvió el estomago y la puerta del asiento copiloto se abrió
-          Sube
-          Paso, gracias
-          No te pongas terca
             No conteste
-          No tienes otra alternativa y lo sabes
   Alce mis cejas, cerré la puerta y comencé a caminar rápido bajo la lluvia. El coche rápido me alcanzo pero yo no me detuve
   Sebastián bajo la ventanilla mientras le daba lento siguiendo mi paso
-          Cari—dijo suplicante
   Me detuve en seco y voltee a verlo. Su expresión también era de suplica
   ¡Al diablo! No quiero caminar bajo la lluvia, solo es eso
   Me subí al coche toda mojada y chorreando.
-          ¿Qué haces aquí?—dije brava
-          wow, wow. Tranquila, niña—murmuro arrancando el coche
-          ¿Me seguías?—susurre
-          No, me acorde que no tenias coche y que hoy trabajabas
   Se me ablando el corazón y quería guitarle “¡Que tierno!”
   Sacudí la cabeza mientras me acomodaba un poco el pelo mojado
-          Perdón—dije cuando me di cuenta de cuando escurría
   No contesto, de hecho no hablamos en todo el camino. Era imposible no tratar de verlo de reojo pero tenía miedo tan solo mover un dedo
   Ya casi al llegar a nuestras casas hablo
-          ¿Vas a algún lugar en específico?
   Lo mire extrañada
-          Quieres decir ¿a algún lugar?
-          Si
-          ¿Y tu?
   Bufo
-          Creo que yo pregunte primero
-          Da igual—me encogí de hombros
-          Tomare eso como un no, Cari
   Odiaba que me dijera Cari, me hacía sentir cosas bonitas en el estomago
   Se detuvo entre las dos casas. La lluvia seguía intensa
-          Gracias—susurre
   Salimos del coche al mismo tiempo y cada quien se fue por su camino. Me detuve en la puerta para buscar las llaves pero después de dos minutos me di cuenta que no traía las mías.
   Golpee la puerta con desesperación y voltee a ver la casa de mi amigo y el ya estaba adentro
   Toque a morir pero no había nadie pues ningún carro de veía dentro del garaje y todo estaba apagado. Moriría mojada
   Puse mi frente en la puerta y espere que un milagro abriera la puerta
   Sentí unas manos frías en mis hombros y me voltee rápido.
   En una fracción de segundo pensé que tal vez sería alguien de las personas que viven conmigo pero la idea se descarto ya que ninguno me trata tan bien y antes de poder pensar en otra cosa Sebastián estaba enfrente mío con sus manos en mis hombros
   Solo pude ver el verde de sus ojos y saber que no podría ser capaz de decirle que no
  Puso su brazo alrededor de mis hombros y yo mi brazo alrededor de su cadera  y nos encaminamos juntos a la lluvia. No corrimos ni tratamos de ir más rápido solo creo que íbamos más lento cada vez.
   Hasta que llegamos a su casa
   Ya había pasado un poco más de un mes desde que Sebastián y yo tuvimos esa conversación en el baño de mujeres.
   Un poco más de un mes donde el no dejaba de coquetearme, de a veces consentirme, de darme guiños. Adoraba las veces en que me compraba dulces chiquitos y les ponía “me encantas” en la envoltura… pero aun así yo siempre lo mandaba por un tubo
   Es solo que no podía, y me odiaba a mi misma cada día más que desperdiciaba. Y a veces sentía como mi amor por el no dejaba de crecer y cuando estaba a punto de decirle todo lo que sentía el orgullo me hacia recordar todo lo que me hizo sufrir y decidía que mejor me quedaba callada.
   Estaba actuando muy egoísta, orgullosa, y estúpidamente; lo sabía perfectamente pero… ni yo sabía que me pasaba.
   Estaba como estancada, ya ni sabía qué hacer.
   Y tenía el miedo de que por mi actitud él se cansara de rogarme como lo hace ahora y deje de interesarle. A veces cuando pienso eso también pienso que así sería mejor porque realmente nunca me quiso y se rindió pero al mismo tiempo pensar en esa posibilidad me destroza.
   Me sentó en el sillón, yo estaba perdida en mis pensamientos
-          Te traeré ropa seca
    Y subió rápido las escaleras. Recorrí con la mirada toda la habitación, hace meses que no estaba en esta casa y creo que aunque no lo quería admitir la extrañaba demasiado. Mas que la mía y así
   Apareció con mucha ropa, supongo que de Emma y una toalla, poniéndola en mis piernas.
-          Ya sabes donde está el baño. Creo que te quedara, ponte lo mas cómodo
    Estaba siendo tan correcto, tan educado. Como si no nos conociéramos.
   El miedo pareció y alarmo a mi corazón. Me levante sin decir palabra y entre en el baño. Me seque y cambie rápido, me recogí el pelo y decidí salir silenciosa.
   Me encamine a la sala pero Sebastián se encontraba hay, también cambiándose. Estaba solo en bóxer y podría verle su delicioso trasero, me mordí el labio. Me dieron unas ganas de brincar sobre él.
   Se puso un pants y no me di cuenta de que espalda tan mas trabajaba tenia, ¿iba algún gimnasio que yo no sabía? Dios bendiga al deporte
   Se volteo y me sorprendió viéndolo. Me sonroje pero trate de sordearle
-          Perdón—dije y deje la sala
-          No espera—dijo y me detuvo. Se puso la camisa ¡maldición!—ya está. ¿Quieres un café o algo de comer?
-          Si, por favor
   Se fue hacia la cocina mientras decía
-          Deja de ser tan educada conmigo—algo cómico ya que yo pensé que él era el educado—y de actuar como si esta casa no fuera la tuya también.
   Sonreí pero trate de ocultarlo. Me conocía tan bien
-          Lo siento
-          Lo estás haciendo otra vez
   Me reí leve
-          ¿Y tu familia?
   Ya en la cocina, vacilo un poco pero termino contestándome
-          Arreglando asuntos algo complicados
   No pregunte nada más




   Al siguiente día, Sebastián me esperaba alado de mi coche, como hace algunos días lo ha estado haciendo
-          Buenos días
-          Hola—dije seca
-          ¿No te enfermaste?
        Me subí al coche y baje la ventanilla
-          Por suerte no—le sonreí igual de seca
-          ¿Vas a pretender que ayer no sucedió?
-          Exacto… Te veo en Valores
   Y arranque
    Soy la persona más estúpida del planeta
    Pasaron los días, que se convirtieron en una semana y media donde Sebastián no me dirigía la palabra, vaya ni siquiera me miraba. La situación me empezaba a preocupar, aunque no quisiera admitirlo
   Al terminar las clases fui directo carro, en el estacionamiento  
-          Ahora ya no me volverás a hablar—le eche en cara, casi gritando— ¿Quién te crees que eres?—estaba completamente enojada
   Se bajo del carro
-          No, eso te debería de preguntar yo, ¿Quién te crees que eres con tratarme de esa manera? Yo he puesto todo de mi parte, te he pedido perdón tantas veces, y yo ya te explique mis razones. ¡pero tú no las entiendes!
   Me quede callada, mientras el explotaba delante mío
-          Y no, no te volveré a hablar porque es imposible para mí estar cerca de ti y no poder tenerte. No puedo, y al parecer tu me has dejado muy claro tus sentimientos pero sé que tu también te mueres por mi
-          ¿Qué estas queriendo decirme?
-          No es que me este rindiendo por ti, es solo que todo tiene un límite—se quedo callado por unos largos segundos—No vuelvas a hablarme a menos que sea para hacer tu orgullo a un lado, párate frente a mí para decirme que me quieres tanto como yo a ti
   Se subió al coche y se fue
  



   ¿Y ahora qué? Le di unos días, haber si lo que me decía era cierto y así fue… no podría creerlo. Cada vez que pasaba ni siquiera me daba una mirada, cuando llegaba a la cafetería y me sentaba donde él, se levantaba y marchaba. Se acabaron los coqueteos, los guiños y los dulcecitos. Si su intención era hacerme sufrir sí que estaba logrando su objetivo. Pero me lo merecía, todo esto me lo merecía
   Me encontraba en mi habitación, mirando el techo acostada en mi cama.
   No podía dejar de pensar en Sebastián, y en lo estúpida que fui. Yo cause todo esto, el tenia todo derecho de actuar de esta manera.
   Y sin pensarlo, no tuve control de mi cuerpo en ese momento solo salí de la cama y me dirigí a la casa de él.
   Su mama y Jimena se encontraban afuera, a punto de irse.
-          Hola, Carolina—me saludo Emma
   Le sonreí de oreja a oreja
-          ¿Dónde está Sebastián?
-          Esta adentro, ya casi sale. Pásale, es tu casa
   Le volví a sonreír. En el momento en que yo entre a su casa, Emma arranco el coche. Eso me dejaba sola con Sebastián.
   Se encontraba parado a mirad de la cocina, lo llame.
   El se volteo pero se quedo callado.
   Me acerque vacilante, hasta ponerme justo enfrente de él. Mi labio temblaba de nervios
-          Te vuelvo hablar, dejando mi orgullo a un lado, pararme frente a ti y decirte que te quiero… te quiero Sebastián y demasiado
   Se quedo callado. Sus ojos, su mirada era intensa
   Pise los pocos pasos que nos separaban y con toda la valentía del mundo le di un pequeño beso sobre los labios. Fue muy rápido
   El mantuvo sus ojos cerrados
-          Te quiero, creo que mas que tu a mi
-          Imposible
   En un segundo me agarro por la cintura y me pego a su cuerpo. Con una mano me agarro la cara y me planto un beso de los buenos.
   El manjar de sus labios me agarro por sorpresa y me perdí en ese pedacito de cielo. Lo rodee con mis brazos y él me apretó aun mas contra su cuerpo.
   Había hecho lo correcto. Desperdicie mucho tiempo pensando y no en di cuenta que no había nada que pensar
     Mi amor por Sebastián crece cada vez más, ya no podría vivir sin el 




Perdonenme por no publicar en mucho tiempo pero se me fue la inspiracion e imaginacion, espero que lo disfruten 
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1 comentario:

  1. afhgshgfask AH!!!!!!!
    Es simplente perfecto :') , me puse a dar brinquitos cuando por fin caro le dijo lo que sentia... publica pronto pliss.
    Besos y abrazos.
    Isis Black.

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